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Los coches pesan cada vez más y los parkings se están empezando a hundir

Nuestras ciudades están repleta de garajes construidos en el siglo XX que no están preparados para soportar el peso de los coches actuales

Los coches pesan cada vez más y los parkings se están empezando a hundir

Planta de fabricación de SUV de Toyota en San Antonio, Texas. | Reuters

Los coches de moda, SUV y eléctricos, tienen defensores y detractores a partes iguales. Pero en lo que todos deberían coincidir es en una cosa innegable: pesan mucho, o al menos, más que los vehículos tradicionales de prestaciones y capacidades equivalentes. Si a esto sumamos el incremento del tamaño y tonelaje de modelos tradicionales, que han ido creciendo poco a poco, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que ocurra lo que ya está pasando: está muriendo gente. 

El pasado martes 18 de abril colapsó un aparcamiento en el distrito financiero de Nueva York y dejó un muerto y cinco heridos, todos ellos empleados de la empresa propietaria. Las autoridades han abierto una investigación, pero se sospecha que el parking construido en altura, no aguantó el peso de los vehículos aparcados en los pisos más altos. Situado en el número 57 de Ann Street, las plantas superiores fueron desplomándose una tras otra hasta el sótano. La calle fue acordonada de manera inmediata por la policía ante el temor de que lo que queda del edificio terminase cayendo.

Los estudiantes de la Universidad de Pace, pegada puerta con puerta al parking, fueron remitidos a sus domicilios para continuar las clases online, hasta que la zona fuera segura. En las imágenes captadas se pueden ver los vehículos que estaban en la terraza de un edificio de apenas tres plantas, y prácticamente todos son SUV. Los Ford Explorer, Lincoln Navigator, Jeep Grand Cherokee y Lexus GX460 que resultan reconocibles no son coches precisamente ligeros. 

Así quedó la entrada del garaje de Ann Street en Nueva York tras el colapso. | Twitter Mayor Eric Adams

La báscula y los parkings

No es un secreto, los coches pesan cada vez más. Los sistemas de seguridad añadidos con respecto a hace años, airbags, ABS, controles de tracción, frenos más grandes, estructuras más sólidas, y barreras antiimpacto, conllevan un tributo al conjunto en forma de kilos extra. Si añadimos asientos más cómodos, calefactables, sistemas de sonido repletos de altavoces, o techos acristalados, al final iremos añadiendo peso a unos coches que poco a poco han ido creciendo hasta invadir el espacio de sus hermanos mayores de otras épocas.

Hoy día un Volkswagen Polo ocupa el espacio comercial, por tamaño y prestaciones, de un Golf de hace dos décadas. Un Golf 8, el modelo actual, pesa 1.257 kilos en seco en su versión básica, cuando el icónico Golf primigenio de 1974 pesaba 810. El tema se amplifica si nos vamos a los SUV. Nada más que hay que verlos: son más altos, voluminosos, tienen ruedas más grandes y son más espaciosos por dentro. Esto conlleva ciertas ventajas y algunos inconvenientes, y uno es el peso. El SUV medio se puede ir con facilidad a las dos toneladas, y a bastante más en los de gama alta o los que cuentan con tres filas de asientos.

El caso de los vehículos eléctricos pasa por una circunstancia similar. Los fabricantes realizan enormes esfuerzos en contener el peso por una sencilla razón: menos kilos a arrastrar es menos consumo de unas baterías que condicionan toda su arquitectura. Colocadas de forma muy inteligente en los bajos de estos coches, reducen el centro de gravedad y permiten usar el resto del vehículo como lo hemos hecho siempre, con espacio para los pasajeros y un maletero más que correcto. Sin embargo, lo del peso sigue siendo un problema. Los coches eléctricos no tienen un motor de combustión, ni sus elementos periféricos, pero tienen unos pesados acumuladores de energía. Existen ejemplos de una magnífica ingeniería como la del recién presentado Jeep Avenger que está colocado en los 1.500 kilos, pero llegar a estas cifras no es lo habitual.

El Tesla Model 3, el referente en la categoría, se va casi a los 1.800 kilos según su configuración, o el recién anunciado como modelo para todo el planeta, el Ford F-150, se dispara hasta los 2.728 en su versión más ligera. El Audi e-Tron GT, por ejemplo, tiene una batería, que ella sola pesa 897 kilos y eleva el peso de una berlina de corte deportivo a los 2.351 kilos, un tonelaje impropio de un deportivo; su hermano, el Audi A7 equivalente en gasolina, pesa 400 menos. El disloque en esta comparativa llega con el recién presentado deportivo MG Cyberster, un clon eléctrico del icónico Mazda MX-5. Son coches casi iguales: un roadster biplaza, descapotable con techo de lona, con un tamaño equiparable y diseño casi calcado. El Mazda más pesado del catálogo está en 1.112 kilos, mientras que su homónimo eléctrico se va a los 1.850 declarados. Los usuarios más entregados a las opciones eléctricas se ofuscan mucho cuando se afirma algo que no es positivo para con su elección, pero la báscula no miente, y dice que de manera habitual pesan más. 

Ya se había avisado

En el caso de este garaje neoyorquino, en 2003 se abrió un expediente acerca de unas grietas aparecidas en su hormigón, y nunca se volvió a remover el tema. Es bastante posible que este sea el origen del incidente, pero no sería la primera advertencia de las autoridades acerca de la vigilancia extrema acerca del incremento de peso de los vehículos. En un informe reciente, un grupo de expertos británicos han dado la voz de alarma ante la posibilidad de que ocurran casos así. Inglaterra en general, y más concretamente Londres, está repleta de parkings construidos en el siglo pasado y que no están preparados para soportar el peso de los coches actuales.

El consultor de aparcamientos e ingeniero de estructuras Chris Whapples y Russell Simmons, jefe del grupo de estructuras de la Asociación Británica de Aparcamientos, en declaraciones a The Telegraph recomiendan someter a pruebas a este tipo de estructuras ante la irrupción de los SUV y la venidera avalancha de coches eléctricos. Tras realizar controles en muchos aparcamientos públicos, han llegado a la conclusión de que no soportarán el equivalente en número de usuarios actuales cuando todos los vehículos sean de este tipo. Muchos de estos parkings, sobre todo en altura, se construyeron cuando por las calles rodaban los Ford Cortina Mark 1, que pesaban 768 kg, o los Vauxhall Viva de 770.

Las cifras de hoy duplican y triplican esos números y se teme en que debido al envejecimiento de las infraestructuras tras años de deterioro ocurra lo mismo que en Nueva York. Esto no va a ocurrir de manera inminente, pero las especificaciones de construcción deberían cambiar. Las regulaciones británicas obligan a una capacidad de 2,5 kilonewtons por metro cuadrado y se recomienda elevar la fuerza como mínimo a 3 kilonewtons. Proponen algo más: al igual que hay una limitación de alturas, disponer de otra por peso. Esto, o dar vueltas y vueltas por las calles hasta encontrar un sitio donde dejar tu coche para hacer a la compra, ir al dentista, o ir a tomar un café. Tener coche, se está haciendo cada día más complicado.

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