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Bentley Batur: el ejemplo perfecto de cómo vender lo mismo pero mucho más caro

Se construirán a mano solo dieciocho unidades, y están todas vendidas cuando ni siquiera se ha construido el primero

Bentley Batur: el ejemplo perfecto de cómo vender lo mismo pero mucho más caro

Una imagen promocional del Bentley Batur. | Europa Press

El nuevo Bentley Batur, el coche más caro jamás construido por la marca británica, define la quintaesencia de los fabricantes de lujo: fabricar muy pocos, ultracostosos, y cargados hasta la antena de cualquier tipo de gadget que lo haga lo más caro posible. El resultado es que los venden todos, incluso se agotan antes de que se pongan sobre el asfalto; con frecuencia se revalorizan con el paso del tiempo. 

Del Batur se construirán —a mano— solo dieciocho unidades, y están todas vendidas cuando ni siquiera se ha construido el primero, un proceso que dura unos cuatro meses. Su precio, antes de personalización y acabados específicos, ronda los 2,3 millones de euros impuestos incluidos, y la cifra no parece asustar a su clientela. Los datos económicos apuntan a que cada vez hay más ricos en el mundo, así que por eso la firma de Crewe ha incrementado a dieciocho unidades la cifra de producción de su deportivo estrella. El Batur sucede al Bacalar, el coche que le precedió hace un par de años cubriendo este mismo espacio del mercado y del que se construyeron solo doce. 

Modelo especial

Pero… si se trata de una derivación del Bentley Continental GT, ¿por qué cuesta casi siete veces más? Sigue teniendo cuatro ruedas, volante, dos puertas y bajo el capó reside el mismo motor, y no hay una enorme diferencia. Sin embargo, cuesta ese disparate porque lo vale, pues sí que la hay. 

Bentley se ha encargado de recubrir a su nuevo modelo de soluciones extraídas de su arsenal tecnológico, y ha elevado su ya alto nivel de refinamiento y eficiencia. No se trata de un Continental GT tuneado por su filial Mulliner, sino de un coche bastante diferente, aunque parta de una base común. Si el Continental GT tenía adjudicada la etiqueta de ser el coche de los nuevos ricos, este lo será de los nuevos multimillonarios, porque aunque se le parezca, juega en otra liga. 

Algunos detalles del interior están chapados en oro.

Si empezamos por su propulsor, dispone de un centenar de caballos más que el más musculoso de sus hermanos menores, 740 para ser precisos. Para lograrlos, los turbos son más grandes, y la entrada de aire es un 30% más amplia, entre otras mejoras. Existe un cálculo que apunta que este coupé es capaz de devorar una tonelada de aire por hora si gira a regímenes altos durante ese periodo de tiempo. 

Pero igual que entra en sus doce cilindros, todo ese aire ha de salir una vez convertido en potencia. Lo hace a través de unos tubos escapes diseñados de manera específica junto a la marca Akrapovic, muy popular en MotoGP. Acabados en titanio, aportan una sonoridad que transporta a un circuito de carreras tras el primer pisotón al acelerador. Si no vas subido en él, se te habrá escapado en un abrir y cerrar de ojos y te costará apreciar su sinfonía. Alcanza los cien desde salida parada en 3,4 segundos, con una velocidad máxima de 334 km/h.

La suspensión neumática dispone de diversas programaciones y su caja de cambios dispone de ocho marchas. Si unimos todo esto a sus cuatro ruedas directrices, y las diversas combinaciones en los mapas de motor, consigue algo inédito. Los que han conducido este coche, con nombre de lago indonesio, afirman que se muestra como un ligero deportivo, aunque pese algo más de 2,2 toneladas. A ello también ayudan sus diversas configuraciones de la suspensión, los cambios de reactivada del volante, y para aderezarlo todo, los distintos niveles de sonoridad de su escape. 

El interior

Para que su especial clientela se sienta a gusto no basta con hacer las cosas bien, sino que resulta necesario que todo rezume calidad y excelencia, y esto es algo que el Batur logra sin dificultad. Los acabados interiores en fibra de carbono y titanio están a la orden del día. Y cada vez que se vea algún detalle dorado, que nadie piense que se trata de un esmalte barato; que sepa que es oro de 18 kilates, oro auténtico impreso en 3D. 

Con lo que cuesta el equipo de sonido se podría comprar un BMW, porque el sistema diseñado de manera personalizada por Naim Audio tiene un valor de unos 60.000 euros. Tiene la peculiaridad de tener altavoces bajo los asientos, lo que convierte al Batur en una de las más exóticas salas de cine sobre ruedas con sonido envolvente que se hayan visto nunca. Claro, con esos precios… 

Interior del Bentley Batur.

La compañía quiere ser neutra en emisiones de carbono para 2030, tanto desde el punto de vista industrial, como el de sus productos. Si en lo primero andan en ello en la factoría, en este modelo en concreto no se han esforzado mucho; es un motor de doce cilindros sin hibridación alguna. Puede que sea el último coche que veamos salir de su fábrica con esta configuración, y de aquí a siete años veremos mucha electrificación. Bentley calcula que la gran mayoría de los vehículos que venda antes del inicio de la próxima década atenderá a esta arquitectura. 

Mientras eso ocurre, la firma seguirá buscando lagos con los que bautizar a sus modelos más y más caros, con cuyas facturas encenderán puros habanos los más pudientes. Los meros mortales nos tendremos que conformar con verlos pasar. Si esto ocurre, pide un deseo, pero que no sea un Batur. No se cumplirá, que ya se vendieron todos.

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