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El 'crossover' eléctrico premium que deja atrás a las marcas alemanas

El Polestar 4 estará disponible a principios de 2024 a cambio de 65.900 euros

El ‘crossover’ eléctrico premium que deja atrás a las marcas alemanas

Imagen del Polestar 4.

Los Polestar siempre sorprenden. Con una figura muy nórdica, muy rectilíneo al más puro estilo Volvo, es habitual que alberguen una visión renovada sobre algo ya visto. Por eso no es sorpresa que miremos el Polestar 4 y nos parezca algo realmente rompedor y diferencial. A su lado, casi todo nos parece antiguo. 

La marca china con ADN sueco llegó haciendo poco ruido, pero ofreciendo un producto prémium. Mucha calidad y en competencia directa, cuando no superior, a las marcas que de forma tradicional ocupan ese espacio. La ampliación de su catálogo ha crecido de forma inversamente proporcional al precio de sus coches. Si empezaron rozando los 100.000 euros, en su cuarto modelo circundan los sesenta y setenta mil, dependiendo de la versión. Ha pasado el tiempo, no mucho, y ofrecen un producto mejor, más maduro y refinado… y cada vez más barato.

Presente de indefinido

Con el Polestar 4 ocurre lo mismo que con lo de Superman. No se sabe muy bien si es una nube, un pájaro o un avión. Traducido a la lengua de los vehículos, se desconoce si es un SUV, una berlina alta, un crossover, o un SUV coupé. Lo que si se sabe es que gusta a todos, con un cuerpo alto y esbelto aunque sin excesos, afilado en lo aerodinámico, con espíritu deportivo y comportamiento acorde a sus formas. Podría decirse que es discretamente espectacular, que es otra manera de tildarlo de elegante. Su imagen es una mezcla de lo cuadrangular que muestran los diseños clásicos de Volvo, con suavizaciones en los extremos, que aúnan una limpieza futurista que remite al diseño de interiores de Star Trek. Si el Capitán Spock tuviera un coche, seguramente sería un Polestar.

Polestar 4

Recuerda a un Panamera, pero es más alto; a un Tesla, pero es más bajo y moderno; a un Volvo deportivo, pero es más grande. Ocupa una zona exótica donde parece destinado a marcar una línea muy personal, donde se suma espacio interior, potencia exuberante, altas prestaciones, capacidades en carretera y una gran autonomía a cambio de un precio razonable a cambio de lo que se obtiene.

En la parte delantera sí que hay una entrada de aire, al estilo de los coches de combustión, sin embargo, se queda con apenas de un tercio de la superficie frontal. Sus faros en forma de T tumbada o ‘Martillo de Thor’, es algo que deben a los Volvo de los que proceden espiritualmente. Hay más cámaras repartidas por su epidermis, hasta una docena, como esas de las que dispone a la altura de las bisagras de las puertas delanteras y que miran hacia atrás. En la parte trasera, si abrimos el portón de accionamiento eléctrico, descubrimos un maletero de 500 litros, que puede crecer hasta unos generosos 1.536 litros si se abaten los asientos de la segunda fila. Sus medidas son 4,83 metros de largo, 2,13 de ancho si sumamos los retrovisores, y 1,54 de alto. 

Nombre simple, coche sofisticado

Si a sus ingenieros no se les deberían poner en duda, el tipo que les pone nombre es el más zángano de la compañía. Tras el Polestar 1, de mecánica híbrida, llegó el 2, luego el 3, y antes de que llegue el 5 está este. La seriación será fácil de seguir, no tanto al modelo, que se sitúa entre el 2 y el 3, y ofrece dos configuraciones básicas, la de 272 CV y tracción trasera, y otra con una potencia de 544 y tracción total. Si la opción más asequible ya es rápida, la otra, que alcanza los 100 km/h en 3,8 segundos, es el Polestar más rápido de toda su historia. Para el primero, la marca anuncia una autonomía de 600 kilómetros, mientras que para el más prestacional, sería de unos 560; toda esa energía aplicada a sus cuatro ruedas a través de dos motores, ha de salir de alguna parte y pierde algo de distancia a cambio de más fuerza bruta.

La versión más potente viene equipada con una suspensión semiactiva, llantas de hasta 22 pulgadas, y un sistema que desconecta el motor delantero cuando no se necesita. Una circunstancia así suele ser habitual en carretera abierta; al suspender la actividad del propulsor frontal, el ahorro de energía es alto, lo que ayuda a llegar más allá. La selección podrá ser al dictado del conductor, con la opción de aplicar toda la potencia y con ello una mejor aceleración, o la de ahorrar energía. 

Ambas opciones vendrán equipadas con una enorme batería de 102 kW capaz de enchufarse en cargadores de hasta 200 kW en corriente continua, y 22 en alterna, lo que acelerará sus tiempos de carga a velocidades poco comunes. Esta energía puede viajar en dos direcciones, y puede alimentar dispositivos externos.

Detalles únicos

El Polestar 4 acumula una buena cantidad de pequeños detalles, algunos de ellos bien conocidos, propios o ajenos de la marca, pero que sumados dentro de un mismo paquete hacen de este vehículo algo bastante especial. Una vez conocidas sus líneas, llama la atención la ausencia de cristal trasero, no tiene. De unos años para acá es raro el coche que carezca de cámaras. Para aparcar, en lugar de retrovisores, o hasta vigilar los asientos traseros o la somnolencia del conductor, pero el Polestar 4 va un paso más allá: para ver de forma permanente hacia atrás. Lo que posee es una cámara gran angular que proyecta sus imágenes de alta definición en el retrovisor central. Veremos lo mismo, pero en lugar de reflejado en un espejo, retransmitido en directo desde la zaga del coche. La marca afirma que elimina mucho peso, y permite reforzar el chasis en esa zona desde el punto de vista de la seguridad.

Polestar 4

Si miramos hacia arriba nos encontramos otro elemento bastante frecuente en coches de alta gama: cristal en lugar de un techo al uso. La luz natural inunda el interior, lo que aporta un tono muy distinto a la atmósfera en orden de marcha. Se puede oscurecer u opacar en marcha, por si el astro rey castiga en exceso los días soleados. En el extremo inferior, y si miramos hacia abajo, calza llantas de 20 pulgadas —hasta 22 en opción—, con unos espectaculares frenos que de serie vienen pintados de amarillo. 

Dentro

En su interior, los acabados son de primera, con mucho espacio gracias a los tres metros que hay entre ejes. Dos pantallas lo controlan todo, una de 10,2 para el conductor, y otra de 15,4 para todo lo demás. Todo lo demás es justo eso: todo-lo-demás, porque apenas tiene botones. Es la tendencia de moda, la de ir eliminando elementos mecánicos, que encarecen y complican la construcción interna de los vehículos. Además, cuenta con un enorme Head-up-display —14,7 pulgadas— a modo de tercera pantalla, con datos proyectados en el cristal delantero.

El sistema operativo de todo el coche está basado en Android Automotive, que es una evolución mucho más avanzada y compleja del Android Auto. Todo está bastante bien integrado y el funcionamiento es muy fluido; Google ha pulido mucho el sistema. 

La marca presume de ser una de las pioneras en usar productos reciclados en el interior de sus vehículos, como el vinilo bioatribuido y tapicerías de napa con certificado de protección animal. Puede que saberlo te haga sentirte bien con la naturaleza y el resto del planeta, pero si quieres ejercer justo de lo contrario, al ser eléctrico, no podrás molestar a tus vecinos. Lo que sí podrás hacer es poner a toda castaña tu música favorita para volverlos locos. En opción puede estar equipado con un equipo de audio de Harman Kardon con 16 altavoces y 1.400 W de potencia. 

El Polestar 4 estará disponible a principios de 2024 a cambio de 65.900 euros la versión Long Range Single Motor de 272 CV y 72.900 euros la Long Range Dual Motor con 544 y va a la caza de uno de los reyes de la fiesta, el Tesla 3. A muchos alemanes ya los mira desde encima del hombro.

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