Los fabricantes de coches chinos apuestan por sus propias flotas de barcos
La marca BYD acaba de terminar las pruebas en el mar de su primer carguero especializado en llevar vehículos
No dejan de sorprender. Muy pocas veces en la historia se ha visto el crecimiento expansivo de una marca de productos industriales como la de BYD. Los chinos especializados en coches electrificados ya venden más eléctricos que Tesla, pero se enfrentan a un problema. La producción está creciendo en tal medida que no saben cómo sacar sus coches de su país.
China es ya el mayor mercado regional de venta de coches, y el que más crece de forma visible. De manera excepcional, 2022 fue el primer año en que sus ventas declinaron con respecto al ejercicio anterior; a pesar de ese bache crece de manera mantenida desde hace tres décadas. El año pasado, 26,8 millones de coches pisaron por primera vez su asfalto. Algo más de la cuarta parte, 6,8 millones, fueron eléctricos o híbridos, en un crecimiento que duplicó al del año previo en ese segmento. Si en todo el planeta se matricularon 67,2 millones de coches, uno de cada tres de los vendidos, llevaba una placa emitida por las autoridades chinas.
Exportaciones masivas y crecientes
A pesar de que los fabricantes locales tienen mucha tarea en sus inmediaciones, a nadie escapa que en su horizonte está regar de coches chinos el mercado global. Su principal problema no es de fabricación, calidad, precio, o materias primas, sino de logística. China es técnicamente una isla, con fronteras físicas que dan a mercados relativamente pequeños si se mira a Norteamérica y Europa. Los fabricantes orientales necesitan llevar sus coches desde sus fábricas hasta esos destinos, y la única vía lógica es la marítima. El atasco de vehículos que padecen en campas cercanas a puertos es gigantesca, porque las flotas ya no dan abasto a tenor de las dificultades y escasez de barcos capaces de transportar sus productos.
En los últimos meses, hasta se han contratado barcos portacontenedores, y se han metido vehículos dentro de esos cubículos metálicos destinados a otro tipo de mercancías. Son muy costosos, van casi vacíos cuando llevan coches dentro, pero de alguna manera les debe salir a cuenta cuando ejecutan esa acción casi a la desesperada. Los chinos no se arredran ante nada, y lo que parecía un problema, puede pasar a convertirse en un paso adelante en su entramado industrial. Ante la tesitura, se han puesto manos a la obra y están empezando a fabricar sus propios barcos, algo que no hace ningún fabricante de coches del mundo.
Flota de barcos propia
La marca BYD acaba de terminar las pruebas en el mar de su primer barco del tipo Ro-Ro (Roll in-Roll out). Así es como se denominan los cargueros en los que los vehículos pueden entrar y salir rodando, y desplazados por sus propios medios. Son como un enorme ferry que se dedica de manera casi exclusiva a transportar coches. Esta capacidad ahorra mucho tiempo y agiliza el proceso de carga y descarga.
Esta semana en BYD han sonreído de oreja a oreja al ver su Explorer 1 de vuelta tras pasar las pruebas en el mar de manera satisfactoria. Durante siete días, los tripulantes del primer buque de la compañía comprobaron su rendimiento, velocidad, maniobrabilidad, y estabilidad. Todas, ejecutadas en los alrededores de Yantai, Shandong, donde ha sido construido, fueron aprobadas tal y como se esperaba.
El navío, asignado al tipo PCTC (Pure Car and Truck Carrier/Carguero puro de coches y camiones), alberga varias particularidades. Mide 199,9 metros de largo por 38 de ancho. Su calado es de 9 metros y puede desarrollar una velocidad de 18,5 nudos, algo más de 34 kilómetros por hora. Puede transportar en sus bodegas hasta 7.000 coches y posee un sistema de propulsión bastante poco habitual. Puede funcionar con el combustible acostumbrado de los barcos, gasoleo, o con Gas Natural Licuado (GNL), un combinado que reduce las emisiones en gran medida. Por eso presume de ser uno de los barcos Ro-Ro más limpios del mundo. Además, incorpora por primera vez un sistema de baterías y un generador acoplado a sus ejes. El diseño del barco también incluye características de ahorro de energía, como dispositivos eficientes en energía, medidas de reducción de arrastre y pintura antiincrustante.
Desembarcos anfibios chinos
Lo que hace temblar al resto de fabricantes es que en los planes de BYD está el construir, de momento, al menos diez de estos buques. La matemática es fácil: a razón de 7.000 coches por navío, podrían transportar 70.000 coches al mismo tiempo, toda una invasión por mar, un verdadero desembarco anfibio.
Más allá de todo eso, el Explorer 1 es uno de los más grandes, y en teoría eficientes y menos contaminantes, de entre los de su tipología. Es muy posible que esto no sea más que un experimento de la compañía para seguir creciendo en esta nueva línea de negocio, ya sea transportando coches de otras marcas, como de prestar ese servicio a otras que hagan el viaje en sentido contrario. La paradoja estaría servida en bandeja: BYD podría llevar de vuelta a China coches europeos o norteamericanos, trabajaría para marcas cuyos cimientos socava en su propio territorio.
Más grandes aún en camino
Construido en los astilleros de la Guangzhou Shipbuilding International, una subsidiaria de China State Shipbuilding Corporation, ya se piensa en una versión con algo más de capacidad, y que pueda llevar al menos hasta 7.700 coches a bordo. No hay un precio exacto conocido, pero se calcula que el conjunto de seis barcos iniciales en el proyecto tiene un coste estimado de unos 650 millones de euros, pero podrían ser al menos dos más, y otro par de ellos extra en opción.
Según informa China Car News, en noviembre solo BYD exportó 30.629 coches eléctricos más allá de sus fronteras, lo que suponen 206.679 unidades, si les sumamos las vendidas durante el resto del año. Puede parecer una cifra discreta si la comparamos con toda su producción, pero es una cifra cuatro veces superior a la del año pasado. Pocas, muy pocas compañías que produzcan algo tan complejo como un coche es capaz de multiplicar por cuatro de un año para otro. De ello, y de sus previsiones, la necesidad de mejorar su logística, y los barcos Ro-Ro de la compañía van a resultar casi más importantes que sus propios productos. En China sonríen, y precisamente por eso, a este lado del mundo se preocupan. Y con razón.