Así funciona el coche electrificado con el que Carlos Sainz ha ganado su cuarto Dakar
El madrileño ha conquistado una nueva edición de la mítica prueba, que este año se ha disputado en tierra saudíes
El guantazo sin mano se ha escuchado hasta en la Isla de Pascua. Porque es la pascua lo que le ha hecho Carlos Sainz a Nasser Al Attiyah, el catarí que ganó el Dakar el año pasado, y que afirmó, que el madrileño aguantaría en carrera tres días. Ahora debe estar maldiciendo a su suerte porque Sainz no solo no abandonó, sino que le ha ganado.
El bicampéon de rallies español es ya cuatro veces ganador de la mítica prueba-aventura, que este año se ha disputado en tierra saudíes. Pero El Matador y su escudero, Lucas Cruz, no lo han hecho de cualquier manera, sino subidos en un coche muy especial: el Audi RS Q e-tron, un coche eléctrico.
Un coche eléctrico, pero no del todo
El dúo de españoles llevaba tres años mordiendo el polvo que les dejaban en el aire sus contrincantes. Una de las causas, fue el proceso de maduración de un vehículo revolucionario para los estándares dakarianos. El Audi RS Q e-tron era cualquier cosa menos un coche recomendable para ir por el desierto.
Marcas como Toyota, Nissan, o Mitsubishi mantienen en sus líneas de producción modelos considerados de obsoletos porque siguen encontrando clientela para ellos. En lugares remotos como zonas de Asia, África o Sudamérica, son muy apreciados los coches robustos, sencillos y fáciles de reparar. Por contra, no son especialmente populares los SUV y todoterrenos que se venden en los mercados occidentales.
Cuando Audi decidió embarcarse en la aventura estos últimos años decidió hacerlo de una forma diametralmente opuesta a la conocida. Lo han hecho con uno de los coches más complejos que han participado nunca en la prueba, tecnológicamente muy avanzado.
No querían ser uno más, sino añadir un elemento extra: la descarbonización fuera del asfalto. Para ello apostaron por una tecnología poco común, la de usar un propulsor híbrido, alimentado energéticamente por motores de combustión.
Complejidad técnica
El principal contrincante de Sainz, Al Attiyah, dio por hecho que su coche fallaría como les ocurriera en pruebas anteriores en Marruecos y Aragón. No ha sido así gracias a las fuertes inversiones financieras y técnicas con las que la firma de los cuatro aros ha envuelto a su última participación en el rally Dakar. Sus miras se encaminan hacia el ingreso en la Fórmula 1 en 2026, y quieren concentrar sus esfuerzos en esta otra especialidad. A pesar de ello la constancia les ha devuelto este triunfo final.
La apuesta de los germanos se basa en lo que se podría denominar como de «coche de rango extendido». La tracción a las cuatro ruedas es a base de motores eléctricos, pero sin una batería enchufable. Si, hay una, pero se alimenta de la energía generada por un motor de explosión que carece de conexión mecánica con las ruedas. Todo el impulso del vehículo es eléctrico; la que es térmica es la generación de la energía.
Sus motores eléctricos son los MGU05 que provienen de otra competición, la Fórmula E de Alejandro Agag. Desarrollan una potencia conjunta de 389 caballos (286 kW) y en cálculos de la marca, su batería moriría en unos diez minutos si Sainz pisase el acelerador a tope. La sección térmica proviene de un motor turboalimentado de 4 cilindros en línea, derivado de los usados en el DTM, el prestigioso ciertamente de turismos alemán.
Gasolina ecológica
Para que todo sea lo más respetuoso posible con el medio ambiente, Audi ha dispuesto de un combustible carente de hidrocarburos, llamado reFuel. Es el usado por un motor de cuatro cilindros, y cuya utilización reduce en más de un 60 % las emisiones de gases contaminantes.
Este conjunto propulsor es capaz de catapultar al Audi RS Q e-tron de 0 a 100 en 4,5 segundos, una cifra propia de deportivos muy altos de gama. Otra de sus características es que carece de caja de cambios, así que Sainz no ha tenido que cambiar de marcha en ningún momento.
El control de aplicación de la potencia es uno de los secretos de su éxito. La transmisión de energía a las ruedas se puede modular en función de unas necesidades cambiantes de forma instantánea. Al no existir una conexión física entre ambos ejes, es el software desarrollado por Audi el que se encarga de distribuir la caballería.
Ese diferencial «de deslizamiento limitado» que ejerce como adaptador virtual al suelo, sin añadir peso al conjunto, no es su única solución. En una prueba como el Dakar no se frena mucho, pero cuando esto ocurre, el sistema de recuperación de energía recauda energía extra que acaba almacenada en las baterías. Estos dos dispositivos, alojados en ambos ejes, convierten la rotación de las ruedas en vatios a través del sistema de frenado inteligente. Combina frenado mecánico con el recaudatorio de energía, y la distribuye según sea más eficiente.
Avance continuo
El desarrollo no ha sido fácil, pero ha acabado siendo muy satisfactorio. Sainz suma varios récords a sus 61 años relacionados con el Dakar, y uno es que fue el primero en ganar una etapa con tracción eléctrica. Antes del inicio de esta edición se mostraba optimista, «tenemos el mejor coche desde que se inició este desafiante proyecto. Hemos trabajado en muchos apartados porque al ser un vehículo tan sofisticado, a pesar de ser el tercer año todavía descubrimos cosas nuevas. Todas las pruebas que hemos hecho nos invitan a pensar que hemos cerrado el círculo, y esperamos tener un buen Dakar».
Para mejorar su espectacular prototipo se centraron en cinco áreas a mejorar de acuerdo con su experiencia previa: fiabilidad, rendimiento, seguridad, confort y mantenimiento. Audi entendió que necesitaba mejorar en esos aspectos, y su triunfo en esta edición del Dakar solo indica que lo han hecho muy bien. No habrá un Audi en la edición del año próximo, o no al menos de manera oficial. Los de Ingolstadt se van a la Fórmula 1, donde otro Sainz gana carreras, Carlos Jr, que esperó a su padre en la meta. En la marca ya saben como corren los Sainz, así que si al padre no le pueden sentar en su siguiente aventura sobre el asfalto, aunque su heredero parezca feliz en ferrari, no debería estar fuera de las ecuaciones. Que se lo piensen, que con el apellido no les ha ido nada mal.