Alfa Romeo pega el salto a lo eléctrico con un SUV compacto de alma deportiva
En la marca ya están esperanzados en que su Milano acabe siendo un superventas
Alfa Romeo tiene prisa. La marca italiana de Stellantis llegó algo tarde a la electrificación, y, sin embargo, quiere ser de las primeras en ver desaparecer los depósitos de combustible en sus coches. Acaba de presentar su primer eléctrico fabricado en serie, el Milano, y se ha marcado 2027 como el año en que todos sus modelos lleven una batería como fuente de energía única.
La firma de Milán tiene una larga y lustrosa historia, pero desde hace años, pasa por un momentum árido. Ventas por debajo de lo esperado, modelos poco exitosos, y una gama limitada lastran a una marca de referencia en cuanto a deportividad y espíritu dinámico. Sorprende que su vuelta de tuerca hacia una meta final 100% eléctrica dentro de tan solo tres años sea con inicio en un SUV del segmento B, una de las áreas del mercado más peleadas.
El desconcierto reside en que nunca antes habían tenido un eléctrico —a excepción y en tirada limitada del Stradale—, nunca antes un SUV de ese tamaño, y es una tipología de coche que se aleja de las líneas tradicionales de Alfa Romeo. El Stelvio, y más tarde el Tonale, han dado muchas alegrías a los italianos, pero este Milano es distinto y por diversos motivos.
Su tamaño es uno, sus formas son otras, pero lo que marca su alma es que está basado en la plataforma de Stellantis que comparte con el Jeep Avenger o el Fiat 600e (CMP y e-CMP). Dotarle de personalidad, siendo coches tan similares, no era fácil, pero el equipo de diseño del español Alejandro Mesonero Romanos ha hecho un gran trabajo. Podrá gustar más, o puede que menos, pero sí que hereda el espíritu de Alfa Romeo, tiene una marcada identidad y parece un coche muy distinto de aquellos a los que debe su esqueleto.
Llama la atención su morro, que muestra de forma orgullosa su logotipo, remozado. El biscione, que es así como se denomina su scudetto. Enmarca la cruz de San Jorge, representativa de la ciudad de Milán, y una serpiente que devora a una persona. Pertenece a la heráldica de los Visconti, familia que dominó la Lombardía entre los siglos XIII y XV.
Toda su fisonomía destila dinamismo, y recuerda tanto al Ferrari Purasangue como al más reciente Alfa Romeo 33 Stradale. A pesar de que debe mucho a su primo Avenger, parece un coche completamente distinto, con enormes pasos de rueda que albergan unas llantas más grandes que la media del segmento. El resultado es un vehículo impactante a pesar de su reducido tamaño. El Milano mide 4,17 metros de largo por 1,78 de ancho y 1,50 de alto; las medidas propias de un B-SUV.
Alfa Romeo no quiere perder a la clientela que aún no quiera dar el salto a lo puramente eléctrico, y por eso presenta tres motorizaciones: dos eléctricas, y una híbrida. Esta última equipa un motor tricilíndrico turbo de 136 CV y opción de tracción integral. Va asociado a una nueva caja de cambios automática de seis marchas a la que se aplican los 21 kW del paquete eléctrico. La marca asegura que más de la mitad del tiempo de conducción en ciudad se podrá rodar en modo eléctrico, porque el sistema prescinde del motor de gasolina a baja velocidad y maniobras de estacionamiento. Es capaz de funcionar sin el motor térmico incluso a 150 km/h. La versión 4×4 llegará más adelante, y aplicará energía al tren trasero, mientras que la versión básica solo lo hace delante.
Si la elección es la eléctrica, el Milano ofrece dos opciones muy diferentes: la más básica de 156 CV, y una muy especial de 240. La primera, denominada Elettrica, es la planta muy conocida del grupo, que le permite rodar unos 400 kms en ciclo WLTP, y se puede ir a los 580 en ciudad. Acelera de 0 a 100 en 9 segundos y su velocidad máxima está limitada a 150 km/h.
La que impresiona es la denominada Veloce, que con ochenta caballos más, catapulta al Milano de 0 a 100 en seis segundos. La marca no declara velocidad máxima ni tampoco su autonomía, que suponemos será menor que la de su hermano el Elettrica, al disponer de la misma batería de 54 kW.
El peso pluma de los eléctricos
A pesar de ello, sus diseñadores se muestran orgullosos al haber logrado un peso contenido del conjunto, que se va a los 1.305 kilos en el caso del híbrido, y 1.545 en el caso del eléctrico. Los que lo han probado aseguran que sus prestaciones y sensaciones son muy satisfactorias. Se debe a que el Veloce ha recibido soluciones muy especiales, como una dirección más directa, barras estabilizadoras más rígidas, una suspensión que rebaja la altura 25 milímetros, discos delanteros de 380 mm con pinzas de cuatro pistones y un diferencial autoblocante. Sus ruedas de 20 pulgadas son de las más grandes montadas en vehículos de este segmento.
Se tendrá que enfrentar al Opel Moka, el futuro Abarth 600e, el Audi Q2 eléctrico, o sus hermanos ya citados. Pero al que tendría entre ceja y ceja será al exitoso Volvo EX30, un ejemplo de que eléctricos pequeños, pero costosos, tienen espacio en el actual mercado de la automoción.
Terreno peleado
Este espacio se ha vuelto complicado, porque todo lo que se puede encontrar de un tiempo a esta parte viene muy cargado de equipamientos. El Milano no se queda atrás y dispone de todo lo que se le puede pedir a un coche actual. Sensores de todo tipo, un acabado muy italiano, repleto de detalles que lo hacen único, y ayudas a la conducción. Entre ellas sobresale el sistema de autopilotaje de autónomo de nivel 2.
Los Milano serán montados en la factoría de Tichy, en Polonia, donde se hacen los Fiat 500 de gasolina. Sin precio definitivo en la versión híbrida, se cree que rondará los 30.000 euros. Lo que sí se conocen son los precios de las versiones eléctricas, que arrancan en 38.500 para el de 156 CV y 47.500 para el excitante Veloce, todo antes de ayudas.
En Stellantis se dieron diez años para reflotar la marca y están esperanzados en que su Milano acabe siendo un superventas. Mimbres tiene, y habría que esperar a ver que tal lo digiere el mercado. En principio, hay expectación; a ver si hay ventas.