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Hyundai planta cara a los SUV prémium con la quinta generación del Santa Fe

Los coreanos han sabido trepar por la exigente escalera de la calidad, los acabados y una estampa de marca solvente

Hyundai planta cara a los SUV prémium con la quinta generación del Santa Fe

Hyundai Santa Fe.

Atrás, muy atrás quedó aquel tiempo en que los Hyundai coreanos llegaban a España y eran coches de acceso. Trabajadores de a pie, secretarias y empleados de la escala básica eligieron los modestos Accent para ir a sus trabajos, y ante sus reducidos precios, perdonaban deficiencias menores. Hoy día, un Hyundai Santa Fe no desentonaría en el club de golf al lado de BMWs, Mercedes y Audis… aunque costando menos.

Ya no se fabrican coches malos, pero sí que hay niveles y escalas. Los coreanos de Hyundai han sabido trepar por la exigente escalera de la calidad, los acabados y una estampa de marca solvente. Con una red de concesionarios sólida desde hace años, recambios al instante en cualquiera de ellos y unas mecánicas resistentes, sus vehículos se han hecho un hueco entre las marcas generalistas que a veces sorprenden por sus cualidades.

Hyundai es además una marca que ofrece todas las opciones posibles en su catálogo. Tiene motorizaciones de gasoil, gasolina, híbridos suaves, enchufables, eléctricos… y de hidrógeno. No hay recoveco de mercado que no puedan cubrir con sus Konas, Baton, Tucson, Ioniq, la exitosa gama i —i10, i20, i30…—, el monovolumen Staria y el Nexo que les une al futuro de la movilidad con base en pila de hidrógeno.

En la quinta generación del Santa Fe, el turismo más grande de toda su gama, con algunas prestaciones campestres, han elevado un poco más el listón. Va a ser un 4×4 que muchos que miran de reojo a los X5 o los Touareg, por poner un par de ejemplos. Si su bolsillo no les da para uno, no van a tener un coche mucho peor, sino bastante equiparable a cambio de menos dinero y que roza las calidades prémium de aquellos.

Con el modelo dan un paso de esos de los que ayudan a subir dos escalones de un salto, porque apuntan sin tapujos a los SUV más grandes, donde dominan a placer las marcas alemanas. Con 4,83 metros de largo, y con líneas muy cuadrangulares, recuerda a algunos Range Rover. Lo único que hay vagamente curvo en toda su fisonomía son las ruedas y el volante. El morro es muy cuadrado, los cristales, la zaga, las líneas de la calandra delantera, los faros; todo. A pesar de ello, tiene una estética muy única y personal.

Los faros paramétricos LED tienen forma de H tanto delante como detrás, y huyen de la moda de enlazarlos de lado a lado con tiras de luz. Los 2,81 metros que hay entre ejes permiten un enorme espacio interior, y los asientos traseros pueden desplazarse como lo hacen los delanteros, lo que puede acomodar las piernas de los pasajeros. Si la familia que lo quiera ocupar es grande, hay buenas noticias, porque el Santa Fe no tiene dos, sino tres filas de asientos, algo de lo que carecen la mayoría de sus competidores de gamas altas. Sin estos, el maletero se va a los 628 litros, y 1.949 si se tumban los traseros.

El Hyundai han eliminado la opción diesel de su gama, y todos son híbridos, ligeros o enchufables, con lo que se gana las etiquetas ECO y CERO. Ambas motorizaciones vienen acompañadas de un cambio automático de con seis velocidades y tracción total no permanente. El híbrido ligero pesa 2.040 kilos y dispone de 215 caballos bajo el capó. El enchufable se va a los 2.165 kilogramos, con el peso extra que añade una batería más grande, pero a cambio desarrolla 253 caballos. La hibridación le permite mantener su consumo homologado por debajo de los siete litros y medio cuando utiliza el motor térmico.

Cuando te subes dentro, percibes la calidad propia de coches altos de gama, que nada tiene que envidiar a otros coches más costosos y con más pedigrí. El tacto general es excelente, y se incrementa con la afección de un toque minimalista sin eliminar lo necesario. La amplia pantalla central —en realidad son dos unidas bajo un cristal único— destila elegancia y un aspecto futurista, al igual que su volante. Los asientos son muy cómodos, los apoyabrazos mullidos en las puertas y la bandeja entre los dos pasajeros delanteros permite guardar muchas cosas; deja mucho espacio.

La lista de opciones en su equipamiento es interminable, y hay cinco niveles de acabado: Maxx, Tecno, Style, Style Green y Calligraphy. A pesar de ello, el salto entre el más accesible y el más costoso es de ‘apenas’ 10.000 euros. Puede parecer mucho, y lo es, pero las marcas germanas no te darán ni la mitad de opciones a cambio de esa cifra. Hyundai arranca su gama del Santa Fe en los 57.020 y viaja hasta los 67.320 euros, sin contar con las habituales promociones.

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