El Xiaomi SU7 Ultra quiere derrotar a las marcas de deportivos tradicionales en su propio terreno
La marca china cree que puede superar al Porsche Taycan GT Turbo y al Tesla S Plaid
Asusta. El Xiaomi SU7 no es perfecto, proviene de una marca primeriza y sin tradición en la fabricación de coches, pero sobre el papel, sus cifras son demoledoras. Lo peor no es que sea bastante más barato que los modelos equivalentes de otras marcas: es que es bastante probable que los supere en el terreno donde han dominado durante décadas.
Los chinos meten miedo a las firmas establecidas con su músculo industrial, ideas innovadoras y una sorprendente ausencia de prejuicios. Uno de sus problemas es que sus coches, en general, carecen del pedigrí de las marcas con décadas de historia, y saben que uno de los escenarios donde se ganan esos galones son los circuitos de carreras.
La tradición deportiva china en el automovilismo es nula, aunque esto puede cambiar en breve. El fabricante de miles de productos, conocido en occidente por sus teléfonos móviles, Xiaomi, quiere arrebatar títulos y coronas a marcas como Porsche, Lamborghini, Ferrari o la más reciente Tesla. Y para ello, tiene previsto batirse en duelo en la pista de las pistas a la hora de marcar récords: el circuito de Nürburgring Nordschleife.
El trazado largo de esta pista está considerado el patio de recreo de Porsche; no en vano, diez de los veinte coches más rápidos de esta lista son de esta marca. Es allí donde todos los fabricantes llevan sus modelos más lustrosos para escalar en una de las listas más prestigiosas del planeta. Para entrar en esta competición no oficial, la de coches fabricados en serie más rápidos del mundo, hay algunos requisitos básicos. Han de ser construidos en serie, con al menos treinta unidades puestas a la venta, y con mínimas modificaciones sobre lo que se encuentra en los concesionarios.
En ese recorrido de 20.832 metros, una preparación extrema del novedoso Xiaomi SU7, denominada Ultra, no pretende quitar la corona al Mercedes AMG-One, con poco más de seis minutos y medio, sino derrotar a dos competidores directos en el mercado: el Porsche Taycan GT Turbo y el Tesla S Plaid. Estos dos pelean desde hace unos años y se roban de manera alternativa el cetro de su segmento a cada evolución que sacan del modelo. Los chinos quieren meterse en la lucha, dejarlos atrás, y tienen mimbres para creer que pueden conseguirlo.
El Xiaomi SU7 es un sedán eléctrico de cuatro puertas que, en cifras, no solo supera, sino que humilla a sus contendientes. Si el Porsche declara hasta 1.100 CV en su versión más extrema o el Tesla 1.020, el Ultra declara 1.527, casi un 50 % más de potencia que sus contrincantes. Si el coche californiano realizó su recorrido en 7:25 segundos, y el Taycan, con el legendario piloto Lars Kern al volante, lo rebajó hasta 7:07, en Xiaomi creen que con semejante delirio de prestaciones pueden ganar esta prueba.
Pero no solo con fuerza bruta se logran este tipo de cifras. Con esa caballería, el SU7 «normal» es capaz de dejar atrás al espectacular y mucho más caro Bugatti Chiron con 1.479 CV. Su equipo de frenos de carbono AP Racing de serie, procedente del mundo de las carreras, reducirá su ritmo cuando se acerque a las curvas. Ese equipo de frenos ha registrado deceleraciones de hasta 2,36G. Un coche normal muy rara vez llega a valores de 1G, un deportivo de altas prestaciones puede llegar a 1,5G, y en modelos muy contados, se pueden ver cifras que rocen los 2G. Con este mecanismo, el SU7 Ultra declara pasar de 100 a 0 en apenas 25 metros, que es poco más de la mitad de un turismo normal, cuya distancia ronda los 35-45 metros.
Otro de sus ases en la manga es su relativamente bajo peso. Gracias a su chasis monocasco de carbono, se sitúa en los 1.900 kilos, por debajo de su competencia. Esto es lo que registra un ya de por sí pesado Tesla Model 3 Long Range, pero que desarrolla casi un tercio de potencia.
Para redondear la parte técnica, el fabricante declara tener un sistema muy avanzado de transferencia de energía de las baterías a sus motores HyperEngine V8s, de ahí sus fulgurantes aceleraciones. Y no, no es que tenga ocho cilindros dispuestos en V, sino que es así como denominan a sus propulsores. El trasvase de energía hacia los motores más eficiente logra hacerlos girar a 27.200 RPM, unos regímenes de giro casi un 50 % superiores a los de los más avanzados del mercado.
No se compite, pero hay un ganador
Esta prueba no competitiva puede parecer un brindis al sol, pero sus promotores le dan una enorme importancia por una cuestión de prestigio empresarial. En 2008 se desató una agria disputa entre Porsche y Nissan; unos aportaron una generación del 911, y los japoneses su GT-R. Nissan declaró unas cifras que a los alemanes les parecieron imposibles y las comprobaron. Les molestó tanto verse superados que adquirieron una unidad de su GT-R y emularon la prueba.
Los tiempos registrados no salieron, y acusaron a los japoneses de hacer trampas. Nissan adujo que el coche que habían comprado estaba sujeto a las especificaciones estadounidenses, y que había varias diferencias sobre el que habían utilizado para marcar su registro. A Porsche no le quedó otra que apretar los dientes y desarrollar más su 911. Recuperó el récord.
Velocidad de desarrollo sin igual
Lo más sorprendente del SU7 Ultra no son sus cifras, potencias, tecnologías, o que sea capaz de generar más de 2.100 kilos de carga aerodinámica, más que su propio peso. Lo más llamativo es que las primeras unidades del primer modelo de la marca se empezaron a entregar a primeros de año, y apenas seis meses después, tengan este proyecto en marcha.
El SU7 fue un éxito inmediato en China, y aunque el primer modelo de una marca primeriza estuviera trufado de los problemas típicos de los que comienzan una empresa de semejante calibre, los de Xiaomi no se arredran y creen que superarán a Porsche y Tesla. Las dos marcas miran de reojo, y con toda seguridad ya trabajan en plantar cara.
Los chinos quieren decirle al mundo que fabrican el coche de cuatro puertas más rápido del mundo, pero hay al menos dos que le quieren aguar la fiesta. En octubre sabremos algo, y poco después… la respuesta. Siempre ha sido así, aunque ahora hay un invitado más en esta fiesta.