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Mazda se olvida de la combustión y reinicia uno de sus modelos más clásicos: el Mazda 6

La marca se guarda un híbrido de rango extendido en cartera que, de momento, no va a traer a Europa

Mazda se olvida de la combustión y reinicia uno de sus modelos más clásicos: el Mazda 6

El nuevo Mazda 6e, versión eléctrica de uno de sus modelos clásicos. | Mazda Motor Corporation

A rey muerto, rey puesto. El mundo nunca se detiene, y en Mazda lo saben muy bien. Comenzaron su andadura con productos derivados del corcho, más tarde hicieron motos, y su primer coche llegó en 1931. Casi cien años después, la electrificación les ataca como a todos, y ellos readaptan uno de sus modelos más clásicos para ser un vehículo a batería: el Mazda 6 será eléctrico.

Cuando tuvieron que elegir un nombre, se quedaron con el de Ahura Mazda, el dios persa de la luz, la sabiduría, la inteligencia y la armonía. Desde entonces la compañía japonesa se ha labrado una bien ganada fama de hacer las cosas a su manera, sin depender demasiado de tendencias, modas, o corrientes.

Se les conoce por ir a su ritmo, con productos muy diferenciables del resto, y con uno de sus modelos más clásicos, el Mazda 6, quieren replantearse muchas cosas. De entrada no está hecho en Japón, sino en China, de la mano de un socio local, Changan Automobile. En asociación desde 2012, fabrican los modelos que se venden en este país, y hay rasgos localistas en este nuevo Mazda 6.

Si el diseño genérico, su alma deportiva, y líneas de marca son japonesas, este coche ya se vende en el mercado chino bajo la denominación de Mazda EZ6, y eso se acaba notando. En aquellos lares ha sido tal el éxito, debido a su precio contenido, que ha dinamitado las expectativas de la marca y se han visto obligados a redoblar el esfuerzo industrial ante la demanda.

Se trata de un coche grande, de casi cinco metros, 492 centímetros. Peleará en el segmento de las berlinas eléctricas con el Model 3 de Tesla, el Hyundai Ioniq 6, el Polestar 2 o el BMW i5, un espacio que se está llenando de ofertas muy competitivas.

Este cinco plazas arranca con un morro de parrilla cerrada que imita a una real. Aunque se observe una rejilla frontal, no es más que un efecto visual, ni entra ni sale aire. Integra muy bien los faros en la típica forma de alas abiertas de la firma, con unos larguísimos intermitentes delanteros, que contrastan con los pequeños y redondos traseros, que es uno de los detalles identificativos de Mazda.

El efecto visual está muy logrado, en especial atrás, donde la firma lumínica se vuelve más sofisticada a base de pequeños detalles de diseño. Bajo la línea que cruza el portón trasero de lado a lado, el nombre de la marca asoma con letras, nada de logos, muy chino. A los lados llama la atención el sofisticado estribo con detalles en negro brillante y aluminio pulido, que ayudan a acentuar el tono deportivo del conjunto, y sobrellevar la vista lateral. Las baterías hacen coches más altos, y este elemento alivia la perspectiva.

El portón trasero es alargado, tipo coupé. El techo baja de forma suave hasta una zaga que sobresale a media altura, y sustenta un alerón desplegable. Aunque se puede accionar de forma manual, a partir de los 90 km/h se despliega de forma automática; se recoge solo cuando se llega a los 50.

El maletero es de accionamiento eléctrico, y aunque Mazda no da cifras exactas —las medidas chinas suelen conllevar errores— su capacidad es ligeramente superior a los 400 litros. Bajo el capó delantero hay otro espacio, de unos 75, bastante espacioso.

Detalle de los faros delanteros del Mazda 6e.

Dos modelos, y el interesante no es el mejor

Los dos modelos que llegarán al mercado europeo serán de tracción trasera, con dos versiones basadas en su batería, de 68,8 kWh la pequeña, tipo LFP; 80 la grande, de NMC. Si la segunda tecnología es la más habitual, la primera está ganando terreno, pero hay diferencias extrañas entre ellas. La batería más pequeña aporta más prestaciones, y permite a sus motores generar 258 caballos, por 244 de la grande.

Curiosamente, la grande, y más cara, admite menos capacidad de carga rápida y se queda en 95 kW cuando se acuda a un sistema público. La pequeña acepta cargas el doble de rápidas, de hasta 200 kW. Si en corriente alterna —en casa— las dos están limitadas a los acostumbrados 11 kW, al conectarse a la corriente continua, una pasará del 10 al 80 % de su capacidad en 22 minutos, en una tarea que llevará el doble de tiempo a la mayor, 45 minutos.

La batería de mayor capacidad permite una autonomía anunciada de hasta 550 km, y la inferior de alrededor de 475 kilómetros. Es bastante posible que el modelo más vendido sea «el pequeño», que es dos décimas más rápido en el 0 a 100. Si uno logra el sprint en 7,6 segundos, el superior lo hace en 7,8. En ambos casos, el par de potencia es el mismo, y los dos tienen limitada la velocidad a 170 km/h.

Perfil del Mazda 6e.

Interior bien hecho

Para entrar, se tira de las manillas retráctiles, casi obligadas en eléctricos de cierta prestancia. Otro detalle en este sentido son sus tapacubos, que imitan a las ruedas de radios, aunque en este caso y sin más opciones, cierran el acceso del aire al interior de las llantas de 19 pulgadas.

El interior es amplio, y sus casi tres metros de batalla dejan mucho sitio, en especial en las plazas traseras, a pesar de ser un coche de corte que mira hacia lo deportivo (sin acabar de serlo). Destila minimalismo, en una pauta marcada por la tendencia de los Tesla Model 3 a cuya línea de flotación apunta.

Mazda parecía inmune a la pantallitis aguda de la industria y mantenía, hasta la llegada de este Mazda 6e, mucha botonería. Eso se ha acabado. Ahora pantallas, con una de 10,2 tras el volante, de corte informativo, y otra de 15 pulgadas para lo relacionado con el manejo, y allí está todo. Todo es todo, si se obvian los botones capacitativos de su volante.

Interior del Mazda 6e.

Volante bitono

Achatado por abajo, y bitono si se elige la tapicería beige, sería enteramente negro de elegir la tapicería de ese color. Por dentro destila buen gusto, magnífico diseño, acabados de una calidad media-alta. Hay mucho plástico, aunque de buena calidad, y se puede elegir la microfibra o la piel sintética en las opciones.

Los asientos son espectaculares, con el perforado necesario para su ventilación, y están separados por una bandeja amplia. Dispone de cargador inductivo para teléfonos con ventilación forzada, pero solo para un dispositivo. Bajo esa superficie superior y la altura del reposabrazos, hay un segundo espacio, para dejar otros objetos, con toma de corriente.

El techo es acristalado, lo que deja algo más de espacio por encima de las cabezas. La batería obliga a que los asientos vayan un poco altos, sobre todo los de atrás. El suelo es plano, sin puente de transmisión, y hay mucho sitio para las piernas. Las banquetas están algo bajas en su parte trasera y altas según avanzan, lo que remiten las rodillas hacia arriba. No es un problema, pero las personas altas tendrán una postura rara, que pesará en viajes largos.

Primer plano de los tapacubos de 19 pulgadas del Mazda 6e.

Supera al resto en muchos detalles

El Mazda 6 es un coche excelente, sin un precio exacto, pero que rondará los 40-45.000 euros en línea con los marcados por la referencia, el Tesla Model 3. La guinda para la marca sería que trajesen un modelo que existe, y se vende en China: el híbrido de rango extendido, que en principio no está previsto.

El mercado hablará, y siendo un modelo versátil y apreciado, debería tener una larga vida con versiones, y variaciones. No sería de extrañar que acabasen haciendo crecer la familia. Disponible antes de verano, así que los fieles de la marca, que son muchos, tienen tiempo para ir ahorrando…

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