THE OBJECTIVE
Opinión

1985

«’1985′ es una realidad de memoria activa, la única que impulsa el buen arte y lo reinventa más allá del cliché»

1985

Fotograma de la película '1985'.

En el mundo del cine las milongas de la ficción se trasladan a la realidad. Cuando se va al cine se comparten experiencias: los comentarios de los graciosillos, los pedos del vecino de asiento, el llanto de los mamones, el griterío de los mocosos y al respetable que interrumpe pidiendo silencio. Y las putas palomitas, permítanme la expresión. No hay nada más aburrido que el cine fórum posterior a la película. El personal interviene con elaboradas reflexiones de la nada que se alejan de lo tratado en la película o aluden a la influencia freudiana de la peli. Los coloquios de cine acaban en masturbaciones mentales sin eyaculación. 

El cine en la sala solo es divertido para los adolescentes que se meten mano en la oscuridad y pasan de la peli. O para los maduros que aún disfrutan con las salas. Los críticos sesudos que aplauden la asistencia a las salas aborrecen las nuevas tecnologías y pasan de los nativos digitales, la mayoría de las clases medias en occidente. Invitas a un crítico a ver una peli en una sala de pueblo y se negará pensando en el olor a mierda y las moscas. Será que no ha pisado un pueblo en su vida. Lo mejor es que las pelis no duran y van a las plataformas. La peli 1985 está en Amazon. Ignoro si continúa en las salas al salir este artículo. La he visto en la tele, sin incordios, dándole al pause cuando mi vejiga estaba a punto de estallar.

Firma 1985 el director Santiago Mitre. Había dirigido, entre otras, La cordillera y La Patota. 1985 se centra en el juicio a los militares de la dictadura argentina, la que se encuadra en la operación Condor de los países latinos. Llena la pantalla Ricardo Darín, considerado con razón uno de los mejores actores del mundo. Después de ver la peli entran ganas de llevarse a Ricardo Darín de vinos, con la intención de entablar amistad con un hombre normal que no deja de serlo en medio de la tormenta.

«1985 narra las torturas y las desapariciones sin mostrarlas; se dirige al espectador plasmando una historia universal»

En 1985 todos los elementos, guion, interpretación, dirección y montaje se ponen al servicio de la cinta y no del director, algo al uso. Darín da vida al fiscal que logró encerrar a los milicos que perpetraron los crímenes de la dictadura. Cualquier otro director hubiera apelado al espectador desde la truculencia o la intelectualidad. 1985 narra las torturas y las desapariciones sin mostrarlas; se dirige al espectador plasmando una historia universal. La única diferencia de las agresiones, y la fundamental, es que las dictaduras las hacen estatales amparadas en una ley redactada por y para la vulneración de lo humano. Aquí y en todo 1985 lo clava.

La peli huye de los exteriores, salvo las imágenes de archivo y sus recreaciones. Otra de las ventajas es que el rodaje en interiores no invita a la introspección y el aburrimiento. Al contrario, 1985 es amena, pedagógica y realista sin pegar puñetazos. Dado el argumento la validez de la peli es no hacerte vomitar por mucho que tus neuronas quieran colgar a los milicos del patíbulo. Y habla por supuesto de los consentidores, las elites argentinas de la dictadura. El ayudante del fiscal pertenece a una familia de milicos. La madre del ayudante aborrece el juicio hasta que escucha a una víctima relatar en el estrado una violación. La madre cambia el discurso a favor de la víctima.

Decir que los argentinos no conocían los crímenes de los milicos es lo mismo que decir que los alemanes no conocían los crímenes contra los judíos. Ambas falsedades persiguen seguir negando el holocausto y la barbarie de los milicos argentinos. 1985 retrata los abusos sin entrar en el plano detalle. Va a lo que importa, al juicio donde fueron condenados esa pandilla de hijos de puto. Se centra en la descripción visual de las emociones evitando provocar el infarto o el desistimiento. 1985 no es cine político, lo que hubiera llevado a la peli al olvido cuando se trata de realizar un ejercicio de memoria. 

1985 es una realidad de memoria activa, la única que impulsa el buen arte y lo reinventa más allá del cliché, de lo que ha escrito Martin Amis con acierto. La disfrutaran en compañía o sin ella.

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