De cómo las autobajas sirvieron de cortina de humo para ocultar un decreto ley
«El Gobierno con mayor gasto público de la historia de la democracia ha decidido penalizar al ciudadano honrado y premiar al estafador»
El Gobierno con mayor gasto público de la historia de la democracia ha decidido penalizar al ciudadano honrado y premiar al estafador, cargando al pequeño propietario con la responsabilidad de hacerse cargo del mal llamado escudo social
Esto es lo que publiqué ayer en Twitter:
Hace no tanto tuve una trifulca monumental con una ex amiga que negaba que existiera la inquiocupación en España y me llamaba facha cuando yo le intentaba explicar que la ley de alquiler es un despropósito. Ella vive en Sitges, uno de los municipios con mayor renta per cápita de España. Pues bien, sucede que les han inquiocupado un piso en la urbanización de lujo, y no se les podía desahuciar porque había menores. Hablaron con el abogado y les dijo que habiendo menores al menos tardarían dos años en echarles. Los inquilinos originales habían realquilado a otros, que menudeaban con drogas y ponían la música alta toda la noche. Finalmente, entre todos los que vivían en la urbanización ( urba de lujo, cerca de la playa ,con piscina) han hecho una colecta y han pactado con los okupas, que se han ido a cambio de seis mil euros. Ella ha puesto doscientos euros de su bolsillo. Ella no se ha atrevido a contármelo, porque le daba vergüenza. Me lo ha contado su marido, añadiendo «que no sepa que te lo he dicho o me mata».
Vamos a explicar la situación. Lo que sucedió en este caso fue algo muy común ahora mismo en Cataluña. El propietario alquila el piso a un inquilino presuntamente perfecto. Y sobre el papel todo va bien. Se trata de alguien con ingresos regulares, que pone sobre la mesa tres meses de fianza por adelantado. El propietario no sabe que en realidad está siendo víctima de una estafa y que poco después este señor realquila el piso a una familia con hijos.
Como bien contaba en este mismo medio, en mayo, la abogada experta en derecho inmobiliario Arantxa Goenaga, este perfil de estafador profesionalizado sigue un modus operandi, una hoja de ruta: «En cuanto se inician las acciones judiciales, venden su derecho a otra familia que ocupa el inmueble. Incluso están organizados para controlar las viviendas que pretenden ocupar o que efectivamente ocupan».
Probablemente no se pagaron solo 6.000 euros. Esa es la cantidad que se reunió en la colecta entre todos los vecinos, pero doy por hecho que además el propietario pagó algo más.
Porque quizá no sean enterado ustedes pero en el Boletín oficial del Estado del 28 de diciembre (manda ovarios que lo publicaran precisamente el día de los Santos Inocentes) se modifica el Real Decreto Ley 11/2020 del 30 de marzo, y se paralizan todos los desahucios hasta el 31 de diciembre del 2024, incluyendo aquellos de arrendatarios que no pagan, siempre y cuando el arrendatario demuestre que se encuentra en situación de vulnerabilidad económica.
Repito, se paralizan todos los desahucios hasta el 31 de diciembre del 2024. Por decreto.
Vamos a ver si lo explico: si su inquilino deja de pagarle, durante un año usted no podrá hacer absolutamente nada. Se jode y baila. Por ley. Y, por si esto fuera poco, los propietarios de pisos que los alquilen a partir de este mes verán incrementada su carga fiscal, como resultado de la entrada en vigor de la nueva ley de Vivienda. Pagarán más impuestos, vaya.
Pero ha pasado aquello de los que les vengo advirtiendo hace tiempo. Una cortina de humo ha ocultado este Real Decreto. La modificación al Real Decreto aparece el 28 de diciembre, una fecha en la que todo el mundo está tan ocupado con la resaca de la Nochebuena y la Navidad y los preparativos de Nochevieja como para no enterarse. Y después viene la epidemia de gripe y las declaraciones de Mónica García para que no nos enteremos de esta modificación del Real Decreto. Nos hacen hablar de Mónica y de las autobajas, y de esta barbaridad no se entera nadie.
Pedro Sánchez prometió construir 235000 viviendas. No ha construido ninguna.
Lo que ha hecho, vía ley de la vivienda y vía modificación de Decreto ley, es cargarles a ciudadanos privados con su responsabilidad. Les ha cargado con una mochila que debería cargar él.
Ya no es responsabilidad del Estado ofrecerles viviendas a las personas vulnerables. Ahora pasa a ser responsabilidad de cualquier persona que tenga más de un piso.
Porque conseguir un informe de derechos sociales que pruebe que te encuentras en situación de vulnerabilidad es muy fácil. Basta con tener hijos menores de edad, por ejemplo, o estar en paro. Basta con que cobres en negro (algo nada difícil en un país en el que se calcula que el 25% del trabajo opera en la economía sumergida). O basta con que hayas sabido fingir con habilidad ante un médico una enfermedad mental. Les aseguro que he visto por internet instrucciones de cómo hacerlo para lograr el informe de vulnerabilidad. Algo así como «no es difícil fingir una esquizofrenia si sabes cómo».
Como yo misma conté, en otro artículo en este medio, Ángela Rodríguez Pam reconoció sin ambages que se habían perdido 320 millones de euros y que la administración no sabía seguir su curso. ¿Qué ha sucedido con los 500 millones destinados al Ministerio de Igualdad en virtud del pacto de violencia de género…? Ah, incógnita, eso nadie lo sabe. Y desde luego nadie sabe para qué han servido los 3000 millones de euros que se destinaron al susodicho ministerio, puesto que este año ha habido más mujeres asesinadas que en los años anteriores y las casas de acogida para mujeres maltratadas se quejan de que no están recibiendo fondos. Esos 3000 millones de euros no han servido para nada. Pues con esos 3000 millones de euros hubiera podido usted construir 22500 viviendas de 90 m2 cada una. Y me he referido solo al Ministerio de Igualdad porque es aquel del que tengo mayores datos, pero ¿para qué sirvió el Ministerio de consumo? o ¿por qué creamos un ministerio de universidades que desapareció al año siguiente? ( y en el que están atrapados 80000 expedientes de homologación a la espera de clasificar) o ¿por qué tenemos 22 ministerios?
Pues porque la mayor crisis social y la mayor crisis de la vivienda la gestiona el gobierno con más altos cargos en la estructura, el gobierno más caro de la historia de España, el gobierno con más gasto público.
Hoy la nueva ley de vivienda no solo no facilita el alquiler, sino que acaba con el alquiler.
Como comprenderán ustedes el propietario de la vivienda que han ocupado en Sitges no volverá a poner esa vivienda en alquiler, ya no se arriesgará. Muy probablemente la destine a apartamento turístico o se limite a hacer alquiler temporal.
Es exactamente lo que sucedió en mi edificio. Y en mi barrio. En mi edificio hay 36 pisos. Seis por cada planta. Es un edificio antiguo de forma que la mayoría de los propietarios son personas mayores. Muchas de ellas ya se habían vuelto al pueblo o ya no viven con sus hijos, de forma que cuando sus hijos se iban ellos se trasladaban a un piso más pequeño y alquilaban el grande. Cuando yo llegué al edificio, hace ya muchos años, prácticamente todo el edificio era de alquiler. Y no, el edificio no pertenecía a un fondo buitre sino a diversos propietarios. Pero sucedió que ocuparon un piso en la segunda planta. Y esto no solo fue un drama para el propietario que estuvo dos años sin cobrar y al que le destrozaron el piso. Fue una pesadilla para otros propietarios, porque los inquilinos que vivían en pisos adyacentes abandonaron las viviendas debido al ruido, y resultaba imposible alquilar esos pisos dado que se sabía que esa planta era peligrosa. Y fue también una pesadilla para todos los vecinos porque el ruido era insoportable y subía por el patio. Yo prácticamente tuve que estar dos años durmiendo con tapones y al lado de un emisor de ruido blanco.
«Al final lo que hemos conseguido es que prácticamente no haya pisos en alquiler en zonas tensionadas en España»
Actualmente en mi edificio no se alquila ningún piso. Algunos se han vendido, La mayoría están en manos familiares de los propietarios, que han preferido dejárselos a un hijo o un sobrino que alquilarlos.
De forma que al final lo que hemos conseguido es que prácticamente no haya pisos en alquiler en zonas tensionadas en España. Que haya un problema de vivienda tan brutal como para que sea más barato y más fácil alquilar un piso en Múnich que en Barcelona (basta con que ustedes echen un vistazo a un portal inmobiliario para comprobarlo) aunque en Múnich los sueldos sean hasta cuatro veces más altos.
La situación es completamente surrealista. Entonces, ¿por qué, cada vez que alguien menciona que el problema de la inquina ocupación en España es gravísimo puesto que se lesionan los derechos de los ciudadanos a favor de los derechos de los delincuentes y que para colmo esta medida chalada de permitir que los arrendatarios se queden en un piso sin pagar y se les garantice un año de estancia no solo no arregla nada sino que agudiza el problema de la vivienda, se le ataca?, ¿ por qué, digo, cada vez que alguien menciona este hecho se nos llama fachas?
Pues como siempre todo podemos explicarlo desde la psicología social.
La falacia de la justicia
El concepto ‘falacia de la justicia’ lo desarrolló Melvin J. Lerner. Cuando este señor (hoy catedrático de psicología social) hacía las prácticas en un hospital psiquiátrico, se dio cuenta de que sus colegas profesionales de la salud tanto médicos como enfermeros, tendían a culpar a los pacientes de sus dolencias pese a ser profesionales cualificados y en general personas con gran corazón. «Si había acabado en un psiquiátrico sería por su culpa», «algo habría hecho mal». No asumían que muchas veces los trastornos psiquiátricos se deben a una lotería genética o son la respuesta a situaciones de abuso y maltrato.
Entonces Lerner hipotetizó que los humanos necesitamos pensar que la gente tiene lo que se merece, o se busca lo que le llega, porque se trata de un mecanismo de defensa para no darnos cuenta que estamos tan expuestos a circunstancias que no podemos controlar.
«Siempre nos hablan de historias de desahucios en el que el desahuciado es una víctima de un fondo buitre, pero el gran problema de la ocupación en España se debe a la inquiocupación»
De esa manera la falacia de la justicia se aplica a los propietarios. Si les ha pasado esto es su culpa. Algo habrán hecho mal o, al fin y al cabo, si tenían dos pisos es que son unos malvados capitalistas. Pero no. No estamos hablando de fondos buitre, sino de pequeños propietarios que el gobierno utiliza para crear su escudo social. Es decir, el gobierno crea su escudo social utilizando a ciudadanos. Castiga y persigue a personas honradas y protege a los delincuentes.
Siempre nos hablan de historias de desahucios en el que el desahuciado es una víctima de un fondo buitre, pero en realidad el gran problema de la ocupación en España se debe a la inquiocupación. Y la inquiocupación afecta a pequeños propietarios.
En este mismo medio, en mayo Arantxa Goenaga aseguraba que han experimentado en su despacho un incremento notable de estos casos. Inquilinos sin una situación real de vulnerabilidad, estafadores. Personas que alquilan una casa, de inicio ya no pagan y se quedan todo el tiempo que puedan hasta que el juzgado los eche.
Se calcula que hay entre 100.000 y 200.000 en qué ocupaciones en España en este momento, pero nadie lo sabe porque el Ministerio de Interior es reacio a proporcionar datos.
100.000 o 200.000 pequeños propietarios estafados. Pero hemos creado una idea según la cual el propietario es el culpable y el estafador es en realidad una pobre víctima. Y gracias al contagio social hemos conseguido que haya gente que se lo crea. Pero ¿ lo cree de verdad?
La proyección de la culpa
Imagina a una chica que en el fondo está celosísima de la que todo el mundo considera su mejor amiga o a una madre que no puede superar que su hija la aventaje. En lugar de asumir esa realidad, empieza a culpar a la amiga o a la hija, asegurando a quien quiera escucharla que tiene un carácter difícil o que no le presta la suficiente atención, o que siempre se muestra desconfiada y recelosa, cuando no agresiva, o que no está todo lo disponible que requeriría una relación madre e hija o una relación de amigas. Da igual que el agresor verbal sea una pareja tóxica, o un jefe tóxico, o una amiga tóxica, o una madre tóxica, o un entorno escolar completamente tóxico, el sistema funciona siempre igual. Se culpa a la víctima.
El problema no está en ti, está en él (o en ella). Ahora bien, el agresor o agresora, lejos de afrontar que tiene un problema de autoestima y autoconfianza, te castiga poniendo en evidencia cosas que no son verdad. Te dispara su rabia, su inseguridad, sus propios problemas y proyecta sus emociones negativas en tu persona, como si tú fueras una pantalla.
Porque de ese modo consigue: Ignorar el problema, que deja de ser del agresor y empieza a ser de la víctima. Liberarse de esa carga interna y pasártela a ti para que cargues con su mochila. Generar culpa en los demás para conseguir una posición de poder. «Yo no tengo el problema, lo tienen los demás. El mundo es quien debe moverse a mi alrededor, no yo».
Y, sobre todo, distorsionar de tal modo su realidad que llega a creerla.
Porque las personalidades narcisistas, al interpretar que son los demás quienes tienen el verdadero problema, logran desplazar el foco de la responsabilidad.
Esta proyección de la culpa no solo se lanza contra el arrendatario que es víctima de una estafa. Se lanza también contra la persona que habla de ello. Yo, por ejemplo. El hecho de escribir este artículo me va a convertir en una facha. Ya me había convertido yo antes, por lo visto, por el mero hecho de hablarlo.
«El problema es que el clima social en el que vivimos ha proporcionado a personas como mi amiga la excusa ideal para atacar a cualquiera»
Mi ex amiga tiene problemas consigo misma de todo tipo. Tiene una bajísima autoestima derivada de situaciones que sufrió en la infancia y que tampoco viene a cuento contarles ustedes. Hoy esa bajísima autoestima le lleva a sentirse inferior cerca de mí, lo cual es absurdo porque desde fuera cualquiera vería que ella cumple mucho mejor que yo las expectativas sociales, dado que es más guapa y que ha conseguido todo lo que la sociedad estima que una mujer triunfadora debe conseguir (trabajo creativo, marido guapo e inteligente, niños monísimos… tiene hasta el perro). Pero es su baja autoestima la que lleva a que se sienta inferior a mí y entonces atacará por donde pueda.
El problema es que el clima social en el que vivimos ha proporcionado a personas como mi amiga la excusa ideal para atacar a cualquiera. Basta con llamarle facha. Si en la Edad Media tenías un problema con una mujer que residiera en tu pueblo o tu aldea se te concedía un comodín para ir a por ella bastaba con acusarla de bruja. Si actualmente tienes un problema con cualquier familiar, amigo, o vecino te hemos proporcionado el nuevo comodín para poder insultarle, acosarle y atacarle con plena libertad de legitimación: llámale facha. Hoy hemos regalado a personalidades narcisistas una excusa bien vista para atacar a cualquiera que les ponga nerviosos.
Como bien contaba Sonia Sierra en este mismo medio, durante años en Cataluña ha habido ataques físicos a personas a las que, por lo que fuera, se les colgara la etiqueta de fachas, y dicho ataques estaban perfectamente legitimados y la población los aplaudía porque… ellos se lo habían buscado.
Mi amiga tiene una bajísima autoestima y eso fue lo que le llevó a atacarme a mí en su momento cuando le planteé la cuestión cuando le puse datos delante de los ojos. En el fondo el problema de la vivienda le daba igual, lo que estaba buscando era una excusa para atacarme a mí porque yo, por la razón que fuera, le hacía sentir inferior. Yo tampoco tengo una autoestima muy alta y no supe responder en su momento.
Si existe la justicia poética, que lo dudo, es la justicia poética la que se ha encargado de hacerle ver su error. Pero en la justicia poética hay más poesía que justicia: Si la justicia existiera, la policía habría desalojado a los okupas, y nadie habría tenido que aceptar a un chantaje.
Talleres
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