THE OBJECTIVE
El blog de Lucía Echabarriga

De cómo conocí a un terrorista: mi experiencia en Futuro Vegetal

«No me ha sorprendido que la Policía haya hablado de organización terrorista a la hora de calificar a Futuro Vegetal»

De cómo conocí a un terrorista: mi experiencia en Futuro Vegetal

Una activista de Futuro Vegetal. | David Canales (Europa Press)

Ayer me desperté con la noticia de que habían detenido al novio de un amigo. Este novio es uno de los 22 detenidos en España por pertenencia a Futuro Vegetal. (Por cierto, no los han detenido a todos de golpe, se les ha ido deteniendo a lo largo de un año, pero la noticia saltó ayer). Tengo que decir que yo sí sabía que él pertenecía a ese grupo y además alardeaba de ello. Presumió, de paso, de haber colaborado de forma directa en las acciones en el Museo del Prado y en el Congreso. Su vida en realidad giraba prácticamente alrededor de esa organización.

Empecemos desde el principio. Durante años yo mantuve con un amigo (ex amigo actualmente) una relación de amor platónico. De alguna manera, actuábamos como novios, pero sin sexo. Él es gay. Hemos viajado juntos, dormido juntos, hemos vivido juntos en ocasiones. Éramos como hermanos.

En 2019 mi amigo empieza a salir con este chico. Mi amigo tiene 45 años pero nadie lo diría a primera vista. Al principio, a él le daba vergüenza decirme la verdad: que estaba saliendo con un chico que tenía 21. Cuando me lo presentó, la verdad es que aparentemente no había mucha diferencia entre ambos. El chico parecía mucho mayor. A primera vista la diferencia de edad podía sospecharse, pero nadie podría adivinar que en realidad eran 24 años.

Este chico era superdotadísimo. Extremadamente inteligente. Había estudiado una carrera científica muy difícil (no digo cuál para que no se le identifique), con beca y nota media de 8, 5. Y tenía una vida complicada. Sus padres le habían dejado de niño al cuidado de una abuela a la que él llamaba mamá. Como tantos niños superdotados, había sido acosado en el colegio y en la adolescencia no había tenido amigos. Tampoco tenía hermanos o primos. Se pasaba las tardes enganchado a su computadora.

Fue a través de internet donde empezó a obsesionarse con el cambio climático y donde el contacto a Extinction Rebellion  (a partir de ahora, ER, que es la organización ‘madre’ de Futuro Vegetal, por así decirlo). Gracias a la organización había viajado por todo el mundo, porque le invitaban a una especie de retiros espirituales (no se me ocurre otra manera de decirlo), encuentros en los que diferentes miembros de la organización en todo el mundo debatían. La organización le pagaba el viaje y los gastos de alojamiento. Estamos hablando de un chico que hasta entonces nunca había salido de su barrio, para que nos hagamos a la idea de lo importante que era para él pertenecer al grupo. En su perfil de Instagram había numerosas fotos de estos retiros: encuentros en enclaves paradisíacos con chicos y chicas tan jóvenes y guapos como él. Algo que me llamaba la atención: en ese grupo no había nadie feo, en serio. Todos eran jóvenes, veganos y hacían yoga, todos tenían unos cuerpos espectaculares.

Cuando mi amigo conoció a este chico, cambió por completo. En primer lugar, se hizo vegano algo que al parecer era indispensable si querías pertenecer al grupo. Después dejó de llevar cuero. Por supuesto, al poco estaba practicando yoga a diario y meditando. Y al cabo de no mucho prácticamente toda su conversación giraba en torno al cambio climático.

Me invitaron dos veces a fiestas del grupo. No eran las fiestas de perroflauta que usted imaginaría. La primera se hizo en un bar bastante caro. Todos los canapés y la comida eran veganos. Alcohol sí que había. Había abundante cartelería y yo percibí mucho dinero invertido en el evento. Me recordó ligeramente a una cena de empresa, salvo que todos los integrantes de la reunión (excepto mi amigo y yo) eran muy, muy jóvenes. En cuanto me empezaron a hablar de trans y de no binaries y me di cuenta de que decían «amigues» con e, salí de allí escopetada.

Como algunos de ustedes saben, cuando yo era pequeña estuve en un grupo religioso sectario. Nos llevaron a ejercicios espirituales en muchas ocasiones y nos adoctrinaban en clases de catequesis que recibíamos a la salida del colegio o a veces después de comer, en la hora en la que supuestamente debíamos estar en el patio. Era el colegio el que nos había puesto en contacto con el grupo, pero el grupo era externo. Exactamente lo mismo que hacen las asociaciones transgeneristas hoy, con la ligera diferencia de que mi grupo era católico y no recibía un duro del Gobierno. De la misma manera que las madres de la asociación Amanda no tenían ni idea de que sus hijas estaban siendo captadas, y que a sus hijas se las instruía para que no hablaran del tema con sus padres, yo no les explicaba a mis padres que estaba entrando en un grupo. Mi madre lo sabía, pero creía que era un grupo católico sin más. Aunque muchísima gente ya lo sabe, no suelo extenderme sobre el tema porque aún me cuesta digerirlo.

Pues bien, en cuanto tuve relación con Extinction Rebellion reconocí exactamente los mismos patrones del grupo en el que yo había estado de pequeña. A nosotras nos llevaban a ejercicios espirituales y a ellos les llevaban a sus reuniones. Nosotras teníamos reuniones cada tarde. Ellos tenían webinars prácticamente a diario. Nosotras teníamos un lenguaje particular que solo nos pertenecía a nosotras (avivamiento, arrebatamiento, dones, templo interior, cordero de Dios, crecimiento espiritual, pescadores de hombres…), ellos también  (acidificación, adaptación, biosfera, hidrocarburos, metano, ecodiseño, economía circular, emisiones antropógenas, escenarios climáticos…). A nosotras se nos aleccionaba a no relacionarnos con nadie fuera del grupo y a ellos también. De hecho, yo sabía que si cuestionaba en algún momento algo de lo que ellos no estaban contando, inmediatamente perdería la amistad de mi amigo.

Pero yo era perfectamente consciente de que me estaban intentando captar para el grupo. Precisamente porque reconocía una por una las tácticas de lo que había vivido de pequeña. Y no es que me pareciera mal lo que me contaban (siempre está bien luchar contra el cambio climático, en principio),  lo que me llamó la atención desde el principio era que movían mucho dinero. El novio de mi amigo me reconoció que recibían financiación y que los cabecillas cobraban por lo que hacían y que incluso a él le habían ofrecido trabajar para la organización cobrando 3.000 euros al mes. (Al principio no podía aceptarlo, porque habría perdido la beca. Creo que al final lo aceptó de eso no estoy segura). Fue quizá ese detalle de que era una organización con mucho dinero lo que activó las alarmas. Vi una bandera roja enorme: aquello no era un grupo de chavales idealistas, se trataba de una organización muy bien financiada.(*)

Corté la relación con mi amigo por muchas razones, y el hecho de que hubiera ingresado a una secta no fue la principal. Sí que puedo decir que desde que salió con este chico cambió por completo de carácter. Se convirtió en un zelote. Yo pensé que simplemente había sido captado para una secta y que los métodos de lavado cerebro que estos grupos realizan son muy efectivos.

A esos métodos los llamamos en psicología métodos de persuasión coercitiva.

Son métodos que se utilizan tanto en grupos sectarios como en organizaciones terroristas. Por eso no me ha sorprendido que la Policía haya hablado de organización terrorista a la hora de calificar a Futuro Vegetal. Para ejercer la persuasión coercitiva se utilizan varias técnicas que se pueden dividir en cuatro tipos: las técnicas de tipo ambiental, las de tipo emocional, las de tipo cognitivo y las que inducen estados disociativos.

Futuro Vegetal, en lo que recuerdo, las cumplía todas:

1. Aislamiento. Sus miembros estaban aislados y no se relacionaban prácticamente con personas que no pertenecieran a la organización. Cuando este jovencito captó a mi amigo, gradualmente se empezó a apartar de sus amistades, incluida yo.

2. Control y manipulación de la información a través de congresos, webinars diarias, grupos de Telegram y de WhatsApp. Toda la información que recibían era, supuestamente, científica (ejem). Recuerdo que me hicieron llegar infinidad de artículos según los cuales prácticamente la tierra iba a estallar mañana. Cualquier información que les llegara que contradijera a la información del grupo, la rechazaban.

3. Creación de un estado de dependencia existencial: consiste en hacer que la existencia de una persona dependa del grupo. En el caso del novio jovencito, esto era clarísimo. Toda su vida giraba alrededor de ER. Había sido muy fácil captarle. Porque cuando le captaron él no tenía amigos y su vida familiar era nula. La abuela que le había criado era una mujer muy mayor y él tenía muy poca relación con sus padres. No tenía hermanos ni primos. Mi amigo fue captado a través del amor.

4. Activación emocional del placer: se basa en conmover agradablemente. Se usa para atraer a los adeptos, para captarlos. Por eso había tantas fiestas y tantos congresos y reuniones.

5. Activación emocional del miedo, la culpa y la ansiedad: los miembros del grupo vivían instalados en el miedo y la ansiedad porque realmente creían que el mundo se iba a acabar mañana si toda la humanidad no se ponía rápidamente manos a la obra a intentar frenar el desenlace. La culpa se activaba porque creían que ellos habían colaborado en el inminente apocalipsis.

6. Desactivación del pensamiento crítico: nadie se salía de las tesis oficiales del grupo. Y eso yo lo sabía y tenía mucho cuidado en nunca llevarles la contraria en nada. Al estar siendo constantemente adoctrinados, ellos tenían verdadera fe en lo que les contaban y para mí era obvio que estaban metidos en una religión sin Dios, pero que exigía fe ciega de sus acólitos.

7. Uso de la mentira y el engaño: la distorsión de la información era obvia porque yo me di cuenta de que en sus webinars se introducían datos presuntamente científicos que en realidad no lo eran tanto.

8. Demanda de condescendencia: o instauración del pensamiento grupal . Así se desarrollaba un hábito de conformidad y sumisión. Nadie cuestionaba lo que el grupo decía.

9. Identificación con el grupo: la identidad era colectiva, de modo y manera que cada individuo perdía su personalidad y adoptaba la del grupo. Para mí esto se hizo evidente en mi cumpleaños. Mi examigo, su novio y yo cumplíamos años en las mismas fechas. Durante años, mi examigo y yo celebrábamos los cumpleaños juntos. El año pasado decidió celebrarlo con su novio y no invitarme a mí. Porque yo no pertenecía al grupo y no podía asistir a una fiesta con los amigos de su novio.

10. Control de la atención: el control era obvio porque, como digo, absolutamente cada día había una actividad dedicada a ER. Cuando yo era pequeña esto se realizaba con las catequesis que dábamos después del colegio o a la hora de comer. Ellos tenían webinars diarias y estaban constantemente controlados a través del grupo de WhatsApp y el de Telegram. Mi amigo tenía algunas relaciones fuera de ER ( fue perdiéndolas) pero su novio no: no se relacionaba con nadie fuera del grupo, excepto con su abuela.

11. Control sobre el lenguaje: como he dicho, hablaban en jerga. Controlando el lenguaje se puede controlar la libertad y el pensamiento.

11. Alteración de las fuentes de autoridad. Las fuentes de autoridad tradicionales desaparecían. El Gobierno para ellos era el enemigo. La Policía, sus esbirros. Los medios de comunicación, títeres. El mundo en general estaba organizado a partir de un sistema peligrosísimo que iba a acabar con todos nosotros. ER se convirtió en la verdadera figura de autoridad. Esta figura de autoridad recogía todo el poder y los demás estaban sometidos a ella.

La relación con mi examigo acabó hace un año. Después de que hubiéramos sido amigos íntimos y de que muchas veces nos hubiéramos incluso planteado tener hijos. Él era y es gay pero nuestra relación había sido prácticamente de novios. Había habido un extraño enamoramiento sin sexo. Hasta ayer cuando me enteré de que habían arrestado a su novio y empecé a leer más sobre ER, no até cabos. Hasta ayer no me di cuenta de lo que había pasado. De cómo él había sido captado y de cómo muy gradualmente, como la gota que va horadando la piedra y al final construye un túnel, le cambiaron el carácter y le apartaron de mí. No creo que él lea este artículo porque estoy segura de que ya no lee nada mío. Y si alguna vez lo leyera es completamente imposible que se diera cuenta de lo que pasó. Y lo sé no porque haya estudiado Psicología, sino porque estuve en un grupo similar y sé lo que es la fe.

Lo que tengo que decir es que su novio era una bellísima persona. Captaron a un chico mucho más inteligente de lo normal, un chico muy joven, muy inteligente pero muy inmaduro, desesperado por sentir que pertenecía a un grupo y por recibir afecto. Le aportaron experiencias inolvidables porque viajó a sitios maravillosos. Estaba constantemente viajando gracias a ER, y las fotos de sus viajes serían la envidia de cualquier influencer. Y le manipularon mediante el miedo, le convencieron de que a la humanidad nos quedaba muy poco y de que, si él no hacía algo por cambiarlo, todos moriríamos. De hecho, yo siempre sentí que era una buenísima persona e incluso mucho más honesto e íntegro que mi propio amigo.

 Toda la historia me recuerda mucho a la que cuenta Doris Lessing en la novela La buena terrorista. Una historia en la que un grupo se aprovecha de una buenísima persona que está perdidísima en la vida y consigue que al final ponga una bomba. Y la chica pone la bomba convencida de que está haciendo el bien a la humanidad. Como dijo Baudelaire, el infierno está pavimentado de buenas intenciones.

(*) SOBRE LA FINANCIACIÓN DEL GRUPO: Futuro Vegetal está un subgrupo de ER y se vincula también a Just Stop Oil. Este colectivo recibe fondos del Climate Emergency Fund, una organización creada en 2019 en Los Ángeles (EEUU). Climate Emergency Fund  ha repartido hasta cuatro millones de dólares entre 39 grupos de activistas. Climate Emergency Fund  ha financiado directamente a Extinction Rebellion. Es quien pagaba las fiestas, los viajes y los sueldos de los coordinadores de ER en España. CER fue fundado en julio de 2019 por los millonarios Trevor Neilson, Rory Kennedy y Aileen Getty. Donó casi medio millón de libras a grupos de Extinction Rebellion en la ciudad de Nueva York y Los Ángeles y a una huelga escolar de grupos climáticos en los EEUU. En septiembre de 2019, Getty prometió 600.000 dólares ni al Fondo. Otro donante fue Christopher Hohn, un multimillonario británico, que donó 50.000 libras esterlinas al grupo y la organización benéfica que cofundó, The Children’s Investment Fund Foundation (TCI), ha donado más de 150.000 libras esterlinas. En enero de 2022, TCI era el mayor donante individual de Extinction Rebellion. Existen multitud de donantes individuales, entre ellos Michael Stipe, líder de Rem. Por lo tanto, es imposible saber la cantidad de dinero que reciben estos grupos.

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