Carta abierta a Urdaci sobre la prostitución
«El intercambio de sexo por algún tipo de regalo, en un tipo de acuerdo libre, en el que ambas personas sean libres de decir “no, no quiero” no se llama prostitución»
Estimado señor Urdaci
Desgraciadamente, en España no se permite el debate. Se plantea la idea de que si una persona tiene una idea diferente a la propia hay que poner inmediatamente un muro. Hay que insultarle y atacarle. Hay que crear el enfrentamiento y la polarización.
Voy a intentar ser lo más respetuoso posible en este artículo para intentar convencerle de que se ha equivocado usted en su libro. Para intentar convencerle de que usted confunde conceptos y de que esa confusión de conceptos es extremadamente peligrosa y atenta contra la dignidad de las mujeres. Espero que entienda usted que esto es una rectificación a su libro pero que no constituye un ataque a su persona. Y quedo a su disposición por si usted quisiera continuar este debate. En público o en privado. Creo que es un debate interesantísimo. incluso emplazo al director de este medio a cedernos el salón de actos de THE OBJECTIVE si usted quisiera hablar del tema en público.
El intercambio de sexo por algún tipo de regalo, en un tipo de acuerdo libre, en el que ambas personas sean libres de decir «no, no me apetece, me he arrepentido, no quiero» no se llama prostitución. Es un intercambio entre dos personas. Si yo tengo sexo con un hombre que me ha pagado la cena, un viaje o una pulsera de Gucci, no soy una puta. Si una mujer libremente y porque quiere tiene sexo con un hombre que le ha dado cincuenta euros, tampoco lo es. Siempre y cuando no esté coaccionada de ninguna manera, sea por el hombre con el que va a tener sexo o por un tercero, por alguien que quiere quedarse con una parte de esos cincuenta euros.
La prostitución se refiere a la venta clara y explícita de sexo por dinero. Una venta en la que a la persona que ofrece el sexo se la considera mercancía y por lo tanto está coaccionada y no se le permite salir de ese acuerdo si lo desea. Cuando esa persona se convierte en una mercancía, entonces hablamos de prostitución.
La prostitución como negocio se sustenta en la vulnerabilidad económica y social de las mujeres (Orte et al., 2019).Pero un acuerdo libre entre dos personas no es prostitución. Puede estar moralmente mal visto, pero no es prostitución. Es un acuerdo libre entre dos personas libres. El intercambio de servicios personales por dinero no está prohibido en España ni se impide su regulación. El robo, la coacción y la agresión sexual sí.
Por esa razón la prostitución siempre implica coacción: porque si se tratara de un intercambio libre, no lo consideramos prostitución.
Empecemos por definir conceptos básicos de economía del trabajo
En economía, se entiende por capital al componente material de la producción, ( generalmente integrado por maquinaria, utillaje o instalaciones), que, en combinación con otros factores, como el trabajo, materias primas y los bienes intermedios, permite crear bienes de consumo o permite que se puedan ofrecer servicios. Por lo que se refiere a la fuerza de trabajo, se denomina fuerza de trabajo a la capacidad mental y física de cualquier ser humano para llevar a cabo una tarea determinada. El concepto lo acuñó Karl Marx en su obra El capital, publicada en 1867. Ya ha llovido, ¿verdad? Pues sigue vigente.
La materia prima es la materia que una industria o fabricación necesita para transformarla en un producto. En economía, los bienes y servicios son el resultado de los esfuerzos humanos para satisfacer las necesidades y deseos de las personas. El trabajo, en economía, se refiere a las horas que dedica un trabajador asalariado a la producción de bienes o servicios. El trabajo esuno de los factores de producción junto con el capital, la tierra y la tecnología. Así, el trabajo consiste en el esfuerzo humano puesto en la producción y venta de bienes y servicios.
¿Los escritores somos como las putas?
Usted es escritor. A usted le ha contratado una editorial. La fuerza de trabajo le pone usted, la materia prima la pone usted. Incluso ha puesto usted el capital, porque creo que la casa en la que escribe es de usted y el ordenador es suyo. Por lo tanto, la editorial no puede robarle parte de su obra . No se podría quedar con un capítulo de su obra, y auto arrogarse los derechos sobre ese capítulo, simplemente puede pactar con usted que usted le ceda una parte de los derechos de venta y de explotación a cambio de que ellos pongan el capital necesario para la venta y explotación. Pero no se pueden quedar con el bien: su libro. Así que los derechos de autor serán para siempre suyos, de usted, y no se lo pueden robar. Si usted encontrara que la editorial GVETA había colocado un capítulo de su libro en otro libro, sin pagarle nada a usted, usted podría demandarles.
Tampoco la editorial le puede obligar por contrato a que trabaje usted ahora es determinadas O a que escriba sobre un tema determinado. Por supuesto que le pueden requerir que haga un ensayo sobre la prostitución, por ejemplo, tal y como usted ha hecho, pero nadie le podría obligar a que el contenido fuera de una manera o de otra. No le podrían obligar por contrato. Como mucho, podrían rechazar publicar el libro si no les gustara el contenido.
Sí que en muchas ocasiones se plantea una fecha de entrega, pero esta fecha es meramente orientativa: nadie le puede obligar a que entregue usted un libro en una fecha determinada, o a amenazarle con una penalización si no lo entrega. Entiendo que usted habrá firmado un contrato de un libro y que en el contrato se estipularía que usted entregaría el libro en determinada fecha, pero no hubiera pasado nada si lo hubiera entregado meses más tarde, ya que las cláusulas de entrega son orientativas y nadie podría demandar si usted entregará el libro tarde. Como mucho podrían requerir la devolución del adelanto por derechos de autor.
Porque la materia prima es usted, la fuerza de trabajo la ha puesto usted, el bien lo ha fabricado usted solito o incluso el capital lo ha puesto a usted. La editorial se ha comprometido a únicamente a la venta y distribución.
Ahora imagine usted a una mujer que decidiera intercambiar sus servicios sexuales por dinero. Ella se convierte a la vez el medio de trabajo, la materia prima y el bien. Ella pone el capital, puesto que es ella la que se alimenta o se cuida a sí misma. Incluso si un empresario le ofreciera una habitación para realizar su actividad, todo lo que el empresario podría ofrecerle sería el alquiler de la habitación, igual que una editorial puede ofrecerle a usted publicar su obra y distribuirla.
Por eso cuando una mujer trabaja en un macro burdel el sistema que legalmente se permite es que pague por el alquiler de la habitación. No puede pagar un tanto por ciento de lo que recibe por sus servicios sexuales al empresario: eso sería trata de personas, puesto que se la estaría tratando como una mercancía, no como una proveedora de servicios. La ley deja claro que de ninguna manera se le puede coaccionar para que esté en el local a determinadas horas y a otras no. Pero usted explica claramente en el libro que en muchos casos se hace así. Se les exige a las mujeres que permanezcan en un lugar a determinadas horas. Pues esos “empresarios” ( ejem) que coartan a las mujeres su libertad de circulación están tratando con personas, ya que están obligándoles y coaccionándolas a hacer algo. De la misma forma que el director de la editorial de usted no hubiera podido obligarle de ninguna manera a que trabajara usted ocho horas diarias y que escribiera en una mesa en la editorial y no en su casa. Me parece que usted no se ha dado cuenta de que en su propio libro justifica actos ilegales.
Según su concepción, señor Urdaci, yo soy una puta
Dice usted en su libro que en España está prohibida la prostitución. Pero eso es porque usted no tiene ni idea de lo que es prostitución. En su libro usted considera prostitutas a mujeres libres que de vez en cuando tienen un intercambio sexual con un hombre y que luego reciben dinero porque al hombre le ha apetecido dárselo, aunque hubiera podido no hacerlo. Según su concepción, señor Urdaci, yo soy una puta. Y me atrevería a decir que muchas de las mujeres que hayan tenido sexo con usted también lo serían. Porque estoy segura de que usted le habrá pagado una cena. o un viaje, o una pulsera bonita, en el pasado, a alguna de sus amantes o novias. Y que seguro que actualmente le hace regalos a su mujer.
«He recibido regalos después de haber mantenido relaciones sexuales. Y he de decirle que mis amantes también se han beneficiado por haber tenido sexo conmigo»
Yo le puedo decir que he recibido cuando era joven los siguientes regalos: una cruz de diamantes que nunca he tasado pero que debe valer más o menos lo mismo que un coche de segunda mano. Una primera edición del libro «Una habitación propia» de Virginia Woolf cuyo valor supongo incalculable. Comidas, cenas y viajes. Ah, y hubo un señor que en Escocia me pagó la cuenta de teléfono que yo adeudaba , que entonces superaba las 200 libras, y que yo no estaba en condiciones de pagar en aquel momento. Y sí, ese señor había tenido sexo conmigo.
Es decir, yo he recibido regalos después de haber mantenido relaciones sexuales. Y he de decirle que mis amantes también se han beneficiado por haber tenido sexo conmigo. No le voy a contar todos los regalos y prebendas que les he dado a gente que no se lo merecían, porque esto es un artículo y no una novela,
En su libro usted llama prostituta a una chica brasileña que de vez en cuando va a una discoteca, que elige entre los varones que allí hay a la persona con la que quiere tener sexo, y que a partir de una negociación recibe dinero por ello. Ella se considera trabajadora sexual, pero eso no es verdad. Porque eso no es trabajo: eso es un acuerdo privado y libre entre dos personas. La mujer que usted pone en el ejemplo no es trabajadora sexual porque no vende claramente un servicio. Se trata de un acuerdo verbal entre dos personas y no de un trabajo asalariado y normativizado. En ese caso no hay una relación entre trabajadora y empleador. Hay una relación entre dos personas que se conocen y que intercambian un servicio por un regalo. Esa mujer no lo sabe, pero ella no es una prostituta ni una trabajadora sexual. Esa mujer que se llama a sí misma «trabajadora sexual» está estigmatizando una idea social según la cual si una mujer recibe un regalo después de tener sexo es una prostituta. Pero no lo es.
Esa mujer, repito, no es una trabajadora sexual. Y no lo es porque ella explica en su libro (el de usted) que ella puede elegir a la persona con la que desea tener sexo y que puede escoger ir o no ir a la discoteca en la que encuentra a sus amigos. En nada se diferencia esa mujer, que es libre, de mí ,que soy libre. Bueno sí se diferencia, en primer lugar, si yo bajo mañana a la discoteca Executive´s ( que es un local donde el tipo de intercambio que usted describe son muy comunes), mis posibilidades de que un señor se ofrezca a regalarme 200 euros son escasas. Las de ella no.
Pero si mañana yo voy a una discoteca, tengo sexo en el baño con un hombre, y luego ese hombre me paga cincuenta euros para el taxi, yo no seré una puta. Ojalá pudiera conocer yo a esa chica y explicarle con calma: «Querida amiga tú no eres ni una prostituta ni una trabajadora sexual y no dejes que nadie te convenza de lo contrario. Tú haces lo que te sale del coño, nunca mejor dicho».
Por lo tanto, ¿qué es una prostituta?
Una prostituta es aquella mujer que vende claramente sexo a cambio de dinero. Es decir, una mujer que no puede salir de un acuerdo que se ha establecido. Una mujer a la que se le ha dicho que debe hacer un anal por 50 euros y que no puede negarse a hacerlo es una prostituta. En ese caso no se trata de una elección libre sino de una elección coaccionada, porque esta mujer sabe que si se niega a hacerlo puede haber represalias. No es una trabajadora sexual, es una víctima. Está en situación de prostitución.
Para que entienda este este concepto le voy a poner el ejemplo de una de mis amigas. Ella es lo que usted consideraría una prostituta, pero para mí ella no es una prostituta y ella tampoco se considera a sí mismo como tal. Le voy a llamar María, pero ella obviamente no se llama así. Si me llama usted por teléfono no tendré inconveniente en presentársela, en el caso de que ella quiera.
Oficialmente, María es actriz y cantante. Extraoficialmente vive de los regalos de varios amigos. Su amigo principal le paga el alquiler de su piso: unos 2.000 mil euros al mes, calculo. Y se los paga porque él quiere. En ese sentido no hay ninguna diferencia con mi madre, que durante una temporada le pagó el alquiler al mes a su nieta, mi sobrina, porque a mi madre le daba la gana. ¿Es mi sobrina una puta? No, ni de lejos. Que este señor mantenga o no mantenga sexo con María no es relevante. Por supuesto que tiene sexo con María, pero no hay ninguna obligación por parte de María a realizarlo con una frecuencia determinada o a realizar determinadas prácticas.
María tiene también a otros amigos con los que de vez en cuando hace acuerdos privados y recibe dinero. Para que se haga usted una idea, aparte de recibir dinero en efectivo cuando llega al cumpleaños de María, María abre una lista de deseos en una joyería. Cada cumpleaños recibe anillos, collares, pendientes… Auténticas maravillas que le pagan sus amigos, y ninguna chuchería está por debajo de los 500 euros.
De vez en cuando María hace viajes. Se va a Madrid, a Barcelona, a Zaragoza, a la ciudad que ella elija. Cuelga fotos en lencería en apps de contactos (Tinder, Badoo, algunas otras), en apps que te permiten seleccionar el rango de personas que estás buscando (varones de 25 a 60 años, en su caso). Le basta con posicionarse cerca de un hotel caro para que las apps detecten a los hombres que están cerca. Cuando un hombre hace match con ella es fácil que lleguen a un acuerdo según el cual él podrá pagarle 200 euros a cambio de su tiempo y de sus servicios. Pero he de decirle a usted que ella previamente queda a tomar una copa y que si no le gusta el hombre que ha conocido mediante la aplicación no se lía con él. Y que, si a él no le gusta ella, al natural, de tú a tú, también se puede ir: nadie tiene la obligación de nada.
También tengo que decirle que siempre mantiene sus encuentros en hoteles y que cuenta con un guardaespaldas que viaja con ella, y al que ella paga. Cuando se va con un hombre, avisa a este señor de la habitación en la que está . Y si al cabo de media hora no le ha enviado un mensaje, él se presentará allí. En una semana María puede recibir entre 1.000 y 2.000 euros que generosamente le regalan esos hombres a los que les ha gustado el tiempo que han pasado con María. Pero esos hombres no están obligados a pagar, ni María está obligada a ir con ellos: se trata de un acuerdo privado. De hecho, en alguna ocasión no han querido darle un euro. Y María se ha tenido que aguantar.
Y le diré que cuando escribí mi libro Más peligroso es no amar yo misma hice el experimento. Puse una foto mía que ni siquiera estaba en lencería. Me diréis que ir a la plaza de Santa Ana y frente al hotel Reina Victoria abrí la aplicación. En apenas media hora ya tenía un señor suizo dispuesto a conocerme pese a que yo le había dicho que mi tiempo costaba dinero, y que mi tiempo costaba 200 euros la hora. Entonces yo tenía 44 años.
María tiene también un perfil de Instagram en el que cuelga fotos y vídeos en lencería o traje de baño, y a ese perfil le llegan muchos mensajes de señores que quieren tener sexo con ella. Algunos lo consiguen, y por supuesto le dan dinero. O a veces joyas.
La regulación de los servicios personales: cómo declararlos
Dice usted en su libro que mujeres como María estarían encantadas de poder declarar sus ganancias. María podría hacerlo sin ningún problema porque la legislación actual le permite hacerlo, igual que a usted como escritor le permite declarar sus ganancias. Es tan simple como inscribirse en el régimen de autónomos. Pero no puede usted inscribirse como escritor. No hay un apartado especial para escritores. Usted puede darse de alta en epígrafe 861 «pintores, escultores, ceramistas y artesanos» de la sección 2a de profesionales. María podría inscribirse en el régimen de autónomos. En el epígrafe 777: «Especialistas en asuntos de personal y orientación». En el 839: «Masajistas, dietistas y auxiliares de enfermería». O en el epígrafe 979.9 «otros servicios personales».
Pero es que, a María, como a tantas personas en España, no le apetece declarar todo lo que gana. Así que se ha inscrito en otro régimen, ya que el trabajo que María presenta al mundo es el de cantante y artista y no le interesa mucho explicarle a nadie más lo que hace el resto de sus días.
Pero quiero que le quede claro que si una mujer libre se decidiera a vender sus servicios personales sexuales el estado no le impide declararlos. Y que por lo tanto usted en su libro miente. No es cierto que una mujer libre que intercambie libremente sexo por dinero no pueda declarar sus ganancias. No sé si miente usted porque ha repetido una mentira que le han contado o si miente usted intencionadamente .Pero el caso es que me miente.
Se lo voy a repetir: una mujer libre que libremente en España venda sus servicios personales sexuales o de cualquier tipo puede declararlos. Es una mentira total y absoluta que una mujer libre que vendiera sus servicios personales se encontrara en una situación en la que no pudiera declararlos. Y lo voy a repetir tres veces; es mentira; es mentira y es mentira. Y una mentira repetida no tiene por qué convertirse en verdad. Esa mentira no es sino una mentira que van propagando los que dicen que hay que legalizar la prostitución.
Lo repito hasta la saciedad: igual que usted, como escritor, puede declarar sus ingresos, una mujer que vendiera sus servicios personales podría declarar los suyos. El intercambio de servicios personales es legal en España y está regulado. Lo que no es legal es robarle a una persona el producto de su intercambio de servicios.
A usted no le gustaría que su editorial se llevara dos capítulos de su libro y dijera que los he escrito yo. Usted no permitiría que su editorial le obligara a escribir un libro en cierta manera y no en otra y le obligara también a trabajar determinadas horas al día siempre a la misma hora.
De la misma manera un empresario no puede exigir a una mujer que realice determinadas prácticas sexuales o que esté en determinado local o discoteca a determinadas horas a determinadas horas. Y no puede exigirle que permanezca en un local a determinadas a no ser que la tenga contratada como camarera bailarina o relaciones públicas y le pague por esos servicios.
«Cuando usted habla de que hay mujeres que se van a hacer ‘tiempo’, está usted hablando de personas que son víctimas de trata»
Por lo tanto, esas mujeres que están obligadas a realizar determinadas prácticas si el cliente se las pide o que están obligadas a permanecer en una discoteca, o en un macro burdel , o en donde sea. De tal hora a tal hora sí son prostitutas, y sí son víctimas, y sí están coaccionadas y sí que son víctimas de la trata de personas. No son mujeres libres,
Qué es trata
Cuando usted habla de que hay mujeres que se van a hacer ‘tiempo’, está usted hablando de personas que son víctimas de trata. Un empresario desde Madrid avisa a otro empresario en Holanda, Alemania o donde fuera menester y envía a una mujer a la que le paga el viaje. Esa mujer estará obligada a permanecer en determinado local a determinadas horas y a realizar determinadas prácticas sexuales si un cliente se las pide. Y eso se llama trata.
Eso de ir a hacer ‘tiempo’ a otra ciudad es el nombre que se le da a la práctica por la cual un empresario envía a otro empresario a una mujer. Envía a una mujer a la que le ROBARÁN casi la mitad del dinero que ella recaude intercambiando sus servicios por regalos. Y reitero el concepto de regalo o donación porque a ninguno de los hombres que pasa el rato con ella le van a emitir factura por los servicios realizados. Por lo tanto no se trata de una venta de servicios legalizada y controlada. Se trata de una donación o un regalo que un hombre le hace a una mujer.
Creo que usted no se ha dado ni cuenta de que está justificando la trata en el libro.
En 2000, Naciones Unidas firmó el Protocolo de Palermo. Que en el artículo 3 define a la trata de personas como, «la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación».
«Yo no soy una prostituta, ni tampoco lo son ninguna de las amigas que tenga a mi alrededor que hayan recibido dinero o regalos después de tener sexo con alguien»
Obviamente si usted coacciona a una mujer para que permanezca determinadas horas en un local y se lleva la mitad del dinero que alguien le done o le regale, eso es trata. Pero si además se la envía a otro señor para que ese señor haga lo mismo con ella, entonces también es tráfico.
Si un hombre paga a una mujer lo que sea ( dinero, comida ,viajes, joyas) porque quiere tener sexo con ella, eso NO es prostitución, aunque usted así se lo parezca. Lo mismo si se lo regala un hombre a un hombre o si se lo regala una mujer a una mujer. Yo no soy una prostituta, ni tampoco lo son ninguna de las amigas que tenga a mi alrededor que hayan recibido dinero o regalos después de tener sexo con alguien. Y María tampoco es una prostituta, pero ante el mundo sí que lo es, gracias a personas como usted y otros tantos que no diferencian entre sexo libre y prostitución. Y por eso María se ve obligada a esconder su vida privada. Una vida privada que conocemos muy pocos: su mejor amigo (el mismo al que paga por hacer de guardaespaldas) y yo misma. Quizá dos o tres personas más. Y por eso María no puede regular fiscalmente las donaciones que recibe, como podría hacerlo. porque ya sabe que si apareciera en el régimen de autónomos bajo el epígrafe «otros servicios personales» personajes como usted la llamarían puta y eso le crearía un gran estigma social.
Pero María no es una puta ni yo soy una puta
Las que sí son prostitutas son las mujeres que están obligadas a realizar determinadas prácticas sexuales a cambio de dinero y que no pueden decir que no. Y esas mujeres por definición son víctimas. Y son víctimas de trata. Y eso está prohibido en España.
Y cuando hablamos de que buscamos la abolición de la prostitución nos referimos a que esas prohibiciones en España no se respetan.
España está llena de locales en los que se obliga a mujeres a quedarse en el local a determinadas horas, y a pagar al dueño del local una parte de lo que un hombre le regale. España está llena de situaciones de trata. Y no hace falta que a las mujeres se las amenace o se las pegue. Basta con que las personas se aprovechen de su ignorancia o de su vulnerabilidad.
Confundiendo conceptos
Usted confunde a las mujeres libres con prostitutas y me está llamando a mí prostituta. A mí me da igual que usted me llame prostituta porque no me siento ofendida, pero es que no lo soy.
Usted justifica y legitima la trata de personas.
«Usted miente (no sé si conscientemente o no) al decir que el intercambio de servicios personales por dinero está prohibido en España»
Usted justifica y legitima prácticas abusivas que se realizan contra mujeres. Prácticas abusivas que nunca permitiría en su caso de usted. Usted no permitiría que, a usted, como escritor, le trataran como a una prostituta. Usted no permitiría que le robaran el producto de su trabajo y tampoco permitiría que le coaccionara a escribir de una manera y no de otra o qué le obligaran a permanecer en cierto local a determinadas horas.
Usted miente (no sé si conscientemente o no) al decir que el intercambio de servicios personales por dinero está prohibido en España. No está prohibido. Es legal.
Usted miente al decir que ese intercambio no se puede regular fiscalmente. Se puede regular. De la misma forma que yo supongo que usted estará dado de alta como autónomo y así ha podido publicar este libro.
Y usted pretende que en España se regule la trata. Usted pretende que en España un empresario pueda obligar a una mujer a realizar prácticas sexuales a determinadas horas de determinada manera, y con un hombre que no le guste. Usted justifica que un empresario pueda coaccionarla para que esté en un local a unas horas determinadas incluso si ella no quiere estar. Usted justifica que un señor pueda llevarse una parte del dinero que obtenga esa mujer a partir del intercambio de sus servicios personales o sexuales por dinero. Eso se llama trata. Repito: se llama trata.
Forzar y coaccionar a las personas a hacer algo que no quieren y robarles el fruto de sus esfuerzos se llama trata. Y deduzco que usted no tenía ni idea de lo que era la trata. Porque si no, no habría escrito ese libro que no hace más que confundir.
Si mujeres que libremente decidieran ligar en clubs simplemente pagaran por su habitación y no estuvieran obligadas a pagarle un tanto por ciento de los regalos que recibieran al dueño del club. Si esas mujeres pudieran tranquilamente decidir que el día que no quieren ir a conocer a señores nuevos no van, y punto. Porque les duele la cabeza o tienen la regla o porque no quieren, sin más. Si esas mujeres pudieran decirle que no, que no van a tener sexo con él, al señor que viene puesto de coca. Si esas mujeres fueran libres… No serían putas. Serían mujeres libres. Punto.
Yo aspiro a un mundo ideal en el que no exista ninguna coacción para una mujer a la que le obliguen a tener sexo Porque una coacción para tener sexo tiene otro nombre: Es violación.
Pero nosotras ( esas mujeres a las que nos llaman terfas, monjas, reaccionarias, retrógradas, carcas, reprimidas, frustradas y charos) jamás, de ninguna manera, cuestionaríamos la vida de mujeres como María. Vidas que usted sí cuestiona. Nosotras respetamos el derecho de María a hacer lo que le dé la gana con su cuerpo. Usted sin embargo estigmatiza a María y la llama prostituta. Para usted cualquier mujer libre que reciba un regalo después de tener sexo ( o antes) es una puta.
Quiero que entienda también que si descubriéramos un taller de costura en el que tienen a varias personas trabajando y no les aseguran, ni les hacen un contrato, y les obligan a estar cosiendo durante horas por un sueldo miserable también estaríamos hablando de trata de seres humanos.
Que eso es trata: usar a seres humanos como mercancía, mediante la coacción
Quiero que entienda usted que el trabajo forzoso y la trata de personas con fines de explotación ( laboral o sexual) atenta contra los derechos humanos y la libertad y la dignidad de sus víctimas. Que el sometimiento, sujeción de una persona por otra con el objetivo de explotarla es trata. Que a faceta más visible de la trata la constituyen las condiciones de trabajo extremamente precarias que se les impone a las personas bajo diferentes formas de coacción, más o menos sutiles, y en virtud de su situación de vulnerabilidad. Y que da igual si eso sucede en un taller textil en Buenos Aires, en una construcción en Jordania o en un macro burdel en La Jonquera. Sigue siendo trata
En este mismo blog hablé de la película Io Capitano, en la que unos traficantes capturan a un menor de edad, y se lo entregan a un millonario libio. Luego ese crío trabaja en Trípoli en condiciones inhumanas , sin contrato, explotado. Pero está contento porque ya no le pegan. El también es víctima de trata, pero no lo sabe, porque al menos le dan dinero y antes no se lo daban. De la misma manera, la mujer que es víctima de trata muchas veces no lo sabe, porque desconoce la legislación del país en el que vive, como parece desconocerla usted.
De nuevo ,me dirijo a usted con el máximo de los respetos porque creo que usted no ha escrito este libro desde la mala voluntad. Creo que a usted le han mentido.
En resumidas cuentas, señor Urdaci, usted en el libro propone que legalicemos la trata de personas. Y me da igual que usted proponga que legalicemos la trata de personas para fines de venta de sexo o para que les tengamos trabajando en un local oscuro cosiendo bolsos.
Pero lo que me extraña es que usted no ha permitido que le exploten siendo escritor. Usted obviamente ha firmado un contrato con la editorial Gaveta, señor Urdaci. Usted no ha permitido que esa editorial le engañe, le coaccione, le explote y se quede con el fruto de su trabajo . Usted no puede reclamar para usted derechos para usted y negárselos a otras personas.
Me gustaría pensar que usted no ha reflexionado lo suficiente sobre el tema y que por eso se ha equivocado al escribir este libro, y que por eso confunde conceptos.
Sé que usted leerá este libro, porque usted me sigue, y porque le voy a enviar un mensaje directo para que lo lea. Y quedo a su disposición por si en cualquier momento quiere reunirse conmigo en privado para que hablemos este asunto Estaré encantada de presentarle a María. Si ella quiere. Claro.
Porque María tiene que mantener su vida privada muy privada para evitar que personas como usted le llamen prostituta.