'Matria': sobre la realidad de la crisis en la España de Sánchez
«La película es una radiografía muy interesante del trabajo precarizado y sumergido en España que generalmente realizamos nosotras, las mujeres»
Matria es la historia de una mujer de mediana edad atrapada en un trabajo duro y mal remunerado en una fábrica de procesamiento de mejillones en Galicia que también, por si eso fuera poco, debe lidiar con las tensiones de una vida familiar gris tristeza tirando a negro depresión. Con un marido, compañero, novio o lo que sea ( nunca queda claro) francamente insoportable y con una hija con la que no se acaba de llevar. La protagonista, Ramona, va dando tumbos a lo largo de la película hasta que finalmente se decide a tomar un camino propio.
La palabra ‘Matria’ del título se refiere a la maternidad, o al matriarcado, suponemos. Puesto que la única persona a la que de verdad parece amar Ramona es a su hija y porque en la película la mayoría de las decisiones las toman mujeres. En todo el lío de vida que lleva Ramona ni siquiera tiene tiempo para detenerse a pensar qué le gustaría hacer con ella, con su propia existencia.
El motor que parece moverle a seguir hacia adelante es que su hija no acabe embarrada en el mismo lodazal en el que ella se ha metido. El largometraje está protagonizado por un elenco profesional y no profesional. María Vázquez trabaja con actores noveles para subrayar el enfoque naturalista del director y para priorizar el paisaje de Galicia como un personaje más de la historia. Gago filma a los personajes en su propio entorno, vestidos, entiendo, con la ropa que usan en su día a día, utilizando iluminación natural en la mayor parte de la cinta, evitando el uso de decorados, fomentando la improvisación entre los actores y apostando, en suma, por capturar la vida cotidiana en la pantalla de la forma más realista posible.
En la película la protagonista se despide voluntariamente de una empresa porque no le suben el sueldo, después de liarla parda a berrido limpio. Se supone que no va a cobrar el subsidio de desempleo porque se ha ido ella, porque ha sido una baja voluntaria. Pero esto en la vida real probablemente no ocurriría. Habría una bronca, la despedirían, llegarían a conciliación y Ramona recibiría una indemnización y el paro. Incluso si no recibiera indemnización porque se considerara un despido procedente (y muy parda debería liarla Ramona para que el juez lo estimara así), Ramona seguiría recibiendo paro.
La verdad, no se me ocurre ninguna trabajadora que estuviera cobrando el sueldo mínimo y que abandonara un trabajo sin garantizarse el paro. Y menos lógico lo veo en Ramona, que a lo largo de toda la película demuestra tener mucho sentido común. Lo lógico sería que negociara el despido para poder llevarse el subsidio de desempleo. Pero, bueno, esto es una película y nos quieren presentar a la heroína como una mártir que se va sin cobrar nada. En mi opinión, se trata de un fallo garrafal que le resta verosimilitud a una película y se carga el arco del personaje. Pero supongo que el director nunca ha trabajado en una mejillonera ( por mucho que se note que las conoce desde dentro) y no ha caído en el detalle.
Empezamos mal, la verdad, pero, en fin, vamos a creernos que esta mujer está loca de la cabeza y que se ha ido sin tener opción a paro.
Ramona encuentra fácilmente trabajo. Negro y sumergido, eso sí. Trabaja ayudando a unos mariscadores, luego trabaja limpiando una casa, luego limpiando otra, y en algún momento, según recuerdo, aunque mi memoria no es tan buena, creo que también trabaja de camarera. Obviamente en ninguno de los trabajos se le hace un contrato ni presenta una factura.
Ramona trabaja en un país que ha llegado al 26% de paro juvenil y a los seis millones de desempleados (datos de la EPA). En un país en el que se estima que el fraude laboral supone el 8% del PIB. En un país en el que el trabajo precario y en negro, según el informe de la Fundación de Estudios Financieros ‘La economía sumergida en España’, equivaldría a un millón de puestos de trabajo. En un país en el que la conversión no es tan sencilla como parece en los papeles: la mayoría del empleo sumergido que existe no podría salir a la luz en las condiciones que marca la ley. Y por eso a Ramona sus empleadores no pueden contratarla, porque no podrían permitírselo, no podrían asumir los costes laborales.
En fin, la película es una radiografía muy interesante del trabajo precarizado y sumergido en España que generalmente realizamos nosotras, las mujeres, y es una cinta muy interesante de ver, sobre todo, por el increíble trabajo de la actriz protagonista, María Vázquez, que eleva a la categoría de «buena» a una película que sin ella se habría quedado en «correcta».
¿Qué nos enseña Matria sobre la economía española?
Bien, como les digo, en la vida real, Ramona estaría cobrando el paro y además limpiando casas, asistiendo a unos mariscadores y poniendo copas. Y así, entre pitos y flautas, se estaría sacando unos 1.200 0 1.500 euros al mes que, teniendo en cuenta el pueblo en el que vive, le darían de sobra para vivir.
¿No me creen? Vamos a los datos
En Andalucía hay 700.000 desempleados y casi un 20% de paro. 250.000 personas cobran el PER. Pero a finales de 2017 solo 840 personas se apuntaron a la oferta de 11.900 empleos en la campaña de la fresa.
Repito: en Andalucía hay setecientos mil desempleados y casi un 20% de paro. Si estas cifras fueran reales no viajaría usted por Andalucía y vería los bares llenos de gente, a los niños y a las niñas sanos y bien vestidos, los perros tirando de la correa de los dueños, y las casas bien blanqueadas de cal con unas fachadas que da gloria verlas en las que el sol reverbera. Si esta cifra fuera real, cuando usted viajara a Andalucía lo que encontraría sería usted un paisaje más parecido al de Marruecos, en el que las fachadas están desconchadas, los niños van mal vestidos, las carreteras están sin asfaltar y básicamente lo que ve usted pobreza, perros sarnosos y gatos desnutridos.
Y no ve este escenario de pobreza porque en Andalucía en general los receptores de subsidio también trabajan en negro. No viven exclusivamente del subsidio.
He viajado cada verano por Andalucía durante varios años, uno de mis íntimos amigos es granadino, otra es sevillana, mi hermano vive en Cádiz, y un una ex pareja se fue a vivir a Jaén en uno de los pueblos más bonitos que he visto la vida, en el que encontró una casa de ensueño por 100.000 euros.
Yo recuerdo una conversación que transcurría en la mesa vecina en una terraza de ese pueblo de Jaén. Cuatro mujeres estaban comentando lo que iban a hacer cuando les llegara el PER. La una iba a pintar la casa y la otra iba a arreglar el cuarto del niño. La charla transcurría sobre decoración y reformas, y me tuvo que contener mi amiga para que no me levantara y les dijera cuatro frescas, recordándome que soy famosa y que me iban a sacar fotos y recordándome de paso que ella vivía en el pueblo y allí se tendría que quedar. Y que le iban a hacer la vida imposible si yo me encaraba con las señoras.
La charla revelaba la realidad de una comunidad autónoma subsidiada. Una comunidad en la que el PER ha cambiado el tejido productivo. Hablo del subsidio agrario, la prestación asistencia del Régimen Agrario de la Seguridad Social, inferior al salario mínimo interprofesional, que nos cuesta cuesta 60 millones de euros, y que sipone el 1,83% de las prestaciones por desempleo de toda España.
Ahora, Yolanda Díaz anuncia que se podrá volver a disfrutar del desempleo con tan solo 10 peonadas. Trabajar diez días al año, y cobrar subsidio el resto.
Una medida fundamental para afrontar los problemas del campo, dice ella. Una medida que creo yo que va a acabar de destrozar el campo andaluz.
Aunque Andalucía o Extremadura han sido, desde siempre, los grandes referentes del PER, el Programa de Empleo Rural, implantado en 1986, no sólo afecta a las regiones de Andalucía. En 1996, Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia y Aragón también empezaron a implantar el subsidio. Navarra también lo aplica.
En Andalucía lo cobran unos 250.000 de los 470.000 jornaleros y ronda entre los 426 euros mensuales y los 569. En una familia pueden cobrar el subsidio cuatro o cinco personas. Imagine una casa normal de ese pueblo de Jaén de cuyo nombre no quiero acordarme (pero me acuerdo perfectamente, lo que pasa que no quiero meter a mi amiga en un lío) en esa casa entran mil euros cada mes: el subsidio de ella y el de él. Si hubiera que pagar un alquiler, no subiría allí de los 200 euros. Quedan 800. El coste de la vida en Jaén no es alto, en realidad con ochocientos euros se podría vivir de sobra teniendo en cuenta que muy probablemente estas personas ya cobran el bono social térmico y no pagan luz. Pero por si acaso siempre pueden cuidar de unos niños, limpiar una casa, o poner copas para redondear el sueldo: el mismo trabajo en negro que nos está enseñando Matria.
España tiene, se supone, un doce por ciento de paro, el más alto de la unión Europea. Pero esa cifra no es real puesto que se contabiliza como empleados a los fijos discontinuos y porque España es líder de la eurozona en aumento del número de funcionarios.
El coladero del empleo público
Los trabajadores de las administraciones son 5,3 veces más que el total de ocupados. Es decir, tenemos más funcionarios en España que trabajadores no funcionarios, según la Encuesta europea de Fuerza Laboral (Labour Force Survey). El número de trabajadores públicos se disparó en 95.800 personas en 2022, es decir un 7,12% más que en 2021. Los trabajadores públicos son el 30, 7% en España.
A uno de cada tres trabajadores le estamos pagando tú y yo, si tú no eres trabajador público. Porque recuerda, por favor, que no le paga el Estado, que le pagamos nosotros. Y la deuda pública.
En el segundo trimestre de 2018 había 3.117.800 ocupados en nómina estatal, pero en España existen hoy 2.967.578 funcionarios. Repito: tres millones de funcionarios.
Incluso cuando Europa le pegó un toque al señor Sánchez y le pidió que por favor dejara de contratar funcionarios y que además hiciera una evaluación de funcionarios individuales para empezar a despedir, Pedro Sánchez se les rió en la cara. La Unión Europea ha pedido al gobierno unas «pruebas de desempeño».. Pero el ejecutivo no solo no las ha hecho ha aprobado en diciembre un Real Decreto excluyendo que los funcionarios puedan perder su empleo público.
Cada vez más empleados públicos, los menos productivos para la economía. Si la productividad no crece, no crece la economía, no crecen los salarios, no crece la renta disponible. ¿ Qué es lo que crece? ¡La inflación! La tormenta perfecta.
La destrucción del empleo
Y la situación es la siguiente. Para poder pagar a los subsidiados y a los funcionarios, se suben impuestos y se tira de deuda pública. La subida de impuestos destruye empleo: 200.000 autónomos se han dado de baja porque no podían con los costes que se les exigen. En solo un mes, agosto del 2022, han cerrado 46.000 pymes y micropymes en España. Destrucción de empleo. Trabajadores que engrosan cifras del paro ya estratosféricas de por sí. Y cualquiera con dos dedos de cabeza se dará cuenta de que media España no puede trabajar para mantener a la otra media, que se trata de una idea económicamente insostenible.
La limosna oligárquica
Cuando yo era pequeña a menudo mi grupo cristiano y yo íbamos a hacer caridad a barrios desfavorecidos. Yo lo tenía fácil porque precisamente al lado de mi casa había lo que se llamaba «un cinturón de vergüenza». Un poblado chabolista que había crecido rodeando a lo que entonces era el germen de Pinar de Chamartín. Mi padre, por ejemplo, que era cristiano convencido, no iba a misa a la iglesia del Pinar de Chamartín, sino que iba a misa a la iglesia de un cura obrero que se había establecido en aquel poblado chabolista. El cura había dado órdenes a todos los integrados desde el poblado de que no le atracaran. Nunca lo hicieron, pese a que mi padre iba siempre impecablemente bien vestido.
Nosotras creíamos de verdad estar por encima de los señoras de los rastrillos benéficos y de las mesas de Cáritas, porque íbamos directamente a los poblados a llevar la comida, porque hablábamos y nos codeábamos con los pobres de tú a tú, pero en el fondo no nos diferenciamos mucho. Hacíamos caridad. Dábamos lo que nos sobraba.
Y el infierno está pavimentado de buenas intenciones: en realidad no estábamos ayudando a aquella gente a salir de la pobreza, sino que les estábamos manteniendo en ella. Porque lo que les hubiéramos debido dar hubiera sido trabajo y no simplemente limosna. Cuando le das limosna a una persona la mantienes dependiente de ti y cuando le ofreces trabajo le ofreces independencia. Por lo tanto, siempre es mejor ofrecer trabajo. Es de primero de Psicología Social, vaya.
El subsidio de desempleo no es de izquierdas
En realidad, no es más que una adaptación moderna de la limosna de toda la vida. No va a encontrar usted por ninguna parte una referencia marxista a que a un trabajador se le deba pagar cuando no trabaja. Muy al contrario, hay dos frases de Marx que creo que aparecen ya hasta en libros de autoayuda. La primera: el trabajo dignifica al hombre. La segunda: de cada cual, según su capacidad, a cada cual según sus necesidades.
La segunda la escribió Marx en su Crítica al Programa de Gotha de 1875, pero que en realidad no es suya. Se atribuye a numerosos pensadores socialistas franceses, pero si uno se pone a buscar bien en realidad el origen está en la Biblia. Puede usted encontrar la frasecita en el Evangelio de San Mateo y en las epístolas de san Pablo a los corintios y a los romanos.
Marx no dedica demasiadas reflexiones al desempleo, como lo tampoco lo hacen el resto de los economistas coetáneos. Para Marx desempleo es otra forma más de explotación del capital sobre el trabajo
«Pero si una sobrepoblación obrera es el producto necesario de la acumulación o del desarrollo de la riqueza sobre una base capitalista, esta sobrepoblación se convierte, a su vez, en palanca de la acumulación capitalista, e incluso en condición de existencia del modo capitalista de producción. Constituye un ejército industrial de reserva a disposición del capital, que le pertenece a este tan absolutamente como si lo hubiera criado a sus expensas. Esa sobrepoblación crea, para las variables necesidades de valorización del capital, el material humano explotable y siempre disponible, independientemente de los límites del aumento real experimentado por la población»
Marx, K., El Capital, Tomo I, Vol. 3, S. XXI, capítulo 23
Es decir, Marx ve el desempleo como una consecuencia más del propio sistema capitalista, de la explotación de la clase trabajadora. Pero no prevé subsidiarlo, faltaba más. Por mucho que Marx se preocupe por la pauperización de los trabajadores, no describe ni imagina mecanismos para la protección de ese «ejército de reserva». No, piensa que el ejército de reserva desaparecer a merced de la propia emancipación de los obreros, a través de la supresión del capitalismo y de su sustitución por la dictadura del proletariado. Es decir, Marx nunca habla de dar subsidios. Habla de dar trabajo
Marx subraya el paro como un problema estructural del sistema económico capitalista y de las condiciones agravadas de emergencia social que del sistema se derivan.
Porque, y esto hay que dejarlo claro, Marx creía que cuando se instaurara una dictadura del proletariado el nuevo sistema comunista no iba a tener paro. Y no lo iba a tener porque ya se encargaría el estado de facilitar empleo al trabajador para que no perdiera la dignidad.
Es decir, en una estructura comunista en teoría el Estado hubiera puesto en contacto a Ramona, con los mariscadores, o con la dueña del bar, o con las dueñas de las casas en las que limpia, y le hubiera pagado a la protagonista no por no trabajar, sino por trabajar. Y no le habría exigido a las personas para las que Ramona trabaja que pagaran impuestos, ya se habría hecho cargo el Estado.
Y en realidad, esta solución es posible. Se podría perfectamente pagar a todos los receptores de subsidios no por no trabajar, sino por trabajar. Con el dinero que se emplea en subsidios podríamos organizar un sistema en el que pagásemos al desempleado por cuidar de ancianos, o de personas dependientes, o por trabajar en obra pública, o por realizar voluntariado. Funcionando como una empresa pública de contratación de trabajo temporal, y subrayo lo de temporal. Y no como una mastodóntica y kafkiana fábrica de burócratas.
Subsidiar el desempleo es incentivar el desempleo
Pero es obvio ( y esto lo han demostrado tantas economistas que no me voy a poner a citar) que cuando subsidias el desempleo y no el trabajo, entonces aumentan las cifras de paro. Porque obviamente el señor o la señora, del pueblo de Jaén prefiere recibir 550 euros y de vez en cuando limpiar una casa o pintar otra a tener que trabajar ocho horas diarias. Usted también lo elegiría.
Subsidiar el desempleo no es la solución
En cualquier cabeza cabe que un doce por ciento de paro es un fracaso. Y que subsidiar el desempleo no es la solución.
La misericordia estatal es una lacra social que sólo aspira en crear una masa de desarrapados dependientes, un ejército de pobres extendiendo humildemente la mano para recibir sus migajas asistenciales.
Un estado que solo ofrece limosna oligárquica y no trabajo y un salario digno, no es un estado preocupado por el bien común, sino un sistema feudal en el que el Rey propone y dispone. Eso no es justicia social. Es caridad. Y la caridad bien entendida, para el Estado, comienza por uno mismo: por el mantenimiento de la red clientelar.
El Gobierno dará tarjetas monedero
Ayer el Gobierno anunció que dará tarjetas monedero para el ‘super’ a familias vulnerables y así evitarles las ‘colas del hambre’. Toma ya. El Gobierno reconociendo su fracaso. Hay colas del hambre, ya te lo admiten. No se necesitarían alimentos, ropa o bienes de primera necesidad si se contara con un trabajo digno.
Las tarjetas nos van a costar, a ti y a mí, querido contribuyente, 100 millones de €. Desglosando: 95,5 millones para alimentos y 4.7 millones para «gastos técnicos de implementación del programa». Concesión directa de la subvención a Cruz Roja a través del Fondo Social Europeo Plus. Más deuda.
Y ¿ cómo se concederán? ¿Acabarán llegando a familias ricas, como en el caso de Mónica García, actual ministra de Sanidad, que cobró el bono térmico pese a que en su hogar se ingresaban unos 400.000 euros al año, entre su sueldo y el de su entonces marido?. Nada humano nos sorprende. Y la señora García no dimitió, no. La hicieron ministra. Tampoco dimitió el consejero del PP. que recibió el mismo bono, por cierto,
Las familias vulnerables ya reciben varias ayudas. Ingreso mínimo vital, ayuda al alquiler o alquileres sociales, bono térmico. En muchas ocasiones el IMV lo reciben además varios miembros de una misma familia. Esto no es un acierto del Estado, no. Es el reconocimiento de un fracaso, el mantenimiento de una red clientelar, y la descomunal estafa a la generación que viene, que se va a encontrar un país hecho pedazos.
Solamente los intereses de la deuda pública están en torno al 2,5% del PIB, más de 550 mil millones de euros. Es una deuda inasumible. Es insostenible. Es un drama. Es un escándalo.
Porque esa señora del pueblo de Jaén que está tan contenta cobrando el PER, esa señora que va a destinar a arreglar el coche o a pintar la casa, o esa otra señora que falsifica una baja para poderse tirar un año sin trabajar ( le dedicaré un artículo otro día a este tema), o ese funcionario que se ha sacado una plaza para estar manos sobre mano ocho horas al día ( con esto no quiero decir que todos los funcionarios no trabajen, ni de lejos, sé de funcionarios que se desloman, pero sí que todos conocemos a alguno que no trabaja y que apenas se pasa por el Ministerio fichar, por no hablar del coladero del personal eventual en las administraciones públicas, que eso daría para otro artículo)…
Si todas estas personas se dieran cuenta de que lo que le están dejando a sus hijos es un futuro inasumible y que por su culpa, por la de ellos, sus hijos de veinte años no encuentran trabajo ni lo van a encontrar, si se dieran cuenta de que en realidad no viven del dinero del Estado sino del dinero de otros trabajadores, si se dieran cuenta de que con su actitud están destrozando un país ¿seguirían manteniendo esa actitud?.
Ya decía Marx que no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Y yo no comparto con Marx esa idea utópica sobre la bondad inherente en el ser humano. Yo comparto la idea de Hobbes y de Plauto de que el hombre es un lobo para el hombre y de que esta red clientelar no se frena incluso si quienes la están utilizando saben que están destrozando el futuro de sus hijos.