THE OBJECTIVE
EL BLOG DE LUCÍA ETXEBARRIA

¿Existe de verdad la magia? Respuestas desde el arte, la literatura y la psicología

«El arte –no importa si eliges crearlo tú mismo o simplemente observarlo y disfrutarlo– es una actividad relajante e inspiradora para muchas personas»

¿Existe de verdad la magia? Respuestas desde el arte, la literatura y la psicología

Representación de Pachita la Chamana realizada por Lucía Etxebarria.

He participado en una exposición colectiva en el Estudio RGF en la que cada uno de los artistas que exponíamos teníamos que entregar una pieza que representara a nuestro alter ego.

He de decir que en aquel estudio nadie sabía que la pieza era mía (excepto Javier y Roberto, los responsables del mismo), porque no le hice ninguna promoción ni avisé a ningún amigo, crítico o similar: simplemente la dejé allí. En el artículo que hice ayer tampoco puse foto de mi obra. Quería que quien la viera la apreciara con los ojos limpios, sin estar mediatizado por todo lo que se asocia a mi nombre.

Elegí representar a Pachita la Chamana, que es un personaje relativamente conocido en México, pero completamente ignorado aquí. Varias personas comentaron que el cuadro era muy bonito y muy dulce, pero sólo una persona reconoció a quién representaba la pieza: un chico mexicano. Este chico estaba atravesando un proceso de reconstrucción muy importante y en el cuadro hay algunas palabras como «sana», «cura», «adelante». Pues bien, este chico (cuyo nombre he olvidado y que espero que se identifique), de repente vio a Pachita la Chamana y creyó que era una señal. Me dijo que era exactamente lo que necesitaba leer y que al ver que el cuadro era mexicano pensó que todo esto estaba dirigido a él. Este es el valor terapéutico del arte.

El arte –no importa si eliges crearlo tú mismo o simplemente observarlo y disfrutarlo– es una actividad relajante e inspiradora para muchas personas. Sin embargo, los beneficios particulares de la expresión artística van mucho más allá de la relajación y el disfrute. Los estudios sugieren que la arteterapia puede ser muy valiosa para tratar problemas como la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático e incluso algunas fobias. Es una excelente manera de expresar tus emociones sin palabras, procesar sentimientos complejos y mejorar tu salud mental.

«La arteterapia se puede definir de muchas maneras, pero la forma más sencilla de hacerlo es como una aplicación de las artes visuales en un contexto terapéutico»

La arteterapia se puede definir de muchas maneras, pero la forma más sencilla de hacerlo es como una aplicación de las artes visuales en un contexto terapéutico. No es necesario acudir a un terapeuta para experimentar algunos de los beneficios terapéuticos de la expresión artística.

En cuanto a la magia: si creemos que determinadas entidades pueden ejercer una influencia oculta entre sí, entonces la magia es un método para actuar en el mundo mediante pura fuerza de voluntad. La noción de que el universo está preñado de conexiones sutiles está respaldada, sobre todo, por el estudio de las matemáticas y de la física, y a veces puede parecer que a las matemáticas y a la física las separa de la magia apenas un tabique de obra

Pero más allá de todo eso, la magia, funcione o no, es una proyección externa de la psique humana, un reflejo de nuestra verdad interna o psicológica. Y es por esa razón por la que la magia ocupa un lugar tan destacado en la ficción. Los cuentos de hadas a menudo comienzan con una formulación como: «Érase una vez en el país de los sueños», y la magia es ese país de los sueños. Al igual que los sueños, la magia utiliza símbolos condensados y, de igual forma, es una especie de cumplimiento de deseos.

Sigmund Freud vinculó los rituales y hechizos mágicos con procesos de pensamiento neuróticos y obsesivos (1913), y podría decirse que existen algunos paralelos con los actos compulsivos, que son una respuesta a pensamientos o reglas obsesivos que deben aplicarse rígidamente.

«Algunos de mis lectores habituales se estarán preguntando por qué dedico un ejercicio a un tema tan aparentemente frívolo como la magia»

En el Fedro de Platón, Sócrates dice que esta locura divinamente inspirada tiene cuatro formas: misticismo, inspiración, poesía y amor. El amor, según Sócrates, no es un dios, como piensa la mayoría de la gente, sino un gran espíritu [daimon] que intermedia entre los dioses y los hombres. De manera similar, en El hechicero y su maga (1963), el antropólogo Claude Lévi-strauss sostiene que la magia es un mediador entre los procesos de pensamiento normales (sentido común, razón, ciencia…) y el pensamiento patológico, aquel que creemos que no se rige por el sentido común. Pero… desde cualquier perspectiva no científica (y aquí
no podemos excluir a ninguna sociedad), los procesos de pensamiento patológicos y normales son complementarios en lugar de opuestos

Algunos de mis lectores habituales se estarán preguntando por qué dedico un ejercicio a un tema tan aparentemente frívolo como la magia. Pero ahora sabemos que la magia significa mucho más de lo que parece a primera vista. Más allá de sus vínculos con la locura y la curación, o con el cumplimiento de deseos, es un espejo de la mente e incluso, como el amor o la belleza, la ciencia y la religión, un modo de pertenecer al mundo.

Vamos a hablar de un antropólogo que le dedicó un libro entero al tema. Un libro de referencia que se llama La rama dorada, de James George Frazer. Frazer divide las prácticas mágicas en empáticas y contaminantes. Las primeras intentan que «lo semejante produzca lo semejante» (en términos estructuralistas: metafóricas); las segundas (o de contagio), siguen el principio de que las cosas que alguna vez estuvieron juntas (en términos estructuralistas: metonímicas) al separarse tienen tal relación mágica que lo que se le haga a una lo sufrirá la otra


Por ejemplo:

Magia empática: si yo quiero obtener amor, me dan un perfume de rosas y canela. Porque lo semejante produce lo semejante. Ergo, la rosa, que es la flor del amor, atraerá al amor, y como la canela se asocia a la sensualidad, atraerá al sexo. Si yo quiero verme como una persona poderosa, me represento como una chamana, y eso atraerá la fuerza hacia mí.

Magia contaminante: yo me llevo un cabello de alguien a quien amo. Lo he separado, el cabello, de esa persona. Después coloco el cabello en un muñeco de vudú y hago un hechizo para atraer a esa persona hacia mí.

Ambas esferas de la magia se comprenden bajo el nombre general de magia simpatética (en el original inglés simpathetic, que textualmente se traduciría como ‘simpática’). La magia parte de la premisa de que las cosas interactúan a distancia mediante una relación secreta, una simpatía mutua.

La teoría de la acción simbólica entiende la magia como un curso de acción que se toma cuando existe una necesidad emocional (psicoló-gica) de acción, pero no existe ninguna opción práctica para llevar a cabo esa acción. El etnólogo Robert Marett propone un ejemplo de una acción mágica: un hombre, traicionado por su amante, reúne fotografías de ella y las quema; como no puede matarla, quema su imagen. Esta interpretación representa un análogo moderno del muñeco vudú. Como describe Marett, si la situación emocional resulta lo suficientemente común, la respuesta se convierte en una norma socialmente codificada que los extraños entienden como magia y que Marett denomina «magia desarrollada».

Claude Lévi-strauss (1972) y Ariel Glucklich (1997) amplían la teoría simbólica, postulando que la magia puede servir como una forma de psicoterapia y que logra resultados reales mediante lo que equivale al efecto placebo. Los efectos de tal magia se harían reales a través de su efecto en la persona individual.

Los principales pensadores de esta categoría, incluido el antropólogo Stanley J. Tambiah (1990), creen que la magia debe ser expresiva, más que instrumental. A diferencia del pensamiento directo y mimético de Frazer (1935), Tambiah afirma que la magia utiliza analogías abstractas para expresar un estado deseado, en la línea de la metonimia o la metáfora. Es decir, más que quemar la foto de la novia, por ejemplo, se puede usar azufre para eliminar el amor tóxico.

Una cuestión importante que plantea esta interpretación es cómo los meros símbolos podrían ejercer efectos materiales. Una posible respuesta reside en el concepto de performatividad del filósofo John L. Austin. Esa idea postula que el acto de decir algo lo convierte en verdad, como en un rito inaugural o matrimonial El concepto de lenguaje performativo lo describió por primera vez Austin en 1962, cuando lo que había era una diferencia entre el lenguaje constatativo, que describe el mundo y puede evaluarse como verdadero o falso, y el lenguaje performativo, que hace algo en el mundo. Por lo tanto, si yo digo «mi novia me ama», eso se puede interpretar como verdadero o falso. Pero si un cura proclama «Yo os declaro marido y mujer», ya no es que sea verdadero o falso, sino que la declaración del cura es performativa: consigue un cambio.

Por lo tanto, la magia sería performativa si uno cree en la magia, si cree que le basta con decir: «A partir de hoy atraigo abundancia hacía mí, así sea» para que la declaración empiece a funcionar. Otras teorías proponen que la magia es efectiva porque los símbolos pueden afectar los estados psicofísicos internos; afirman que el acto de expresar una determinada ansiedad o deseo puede ser reparador en sí mismo (Glucklich, 1997).

En conclusión, ¿funcionan los hechizos de magia? Sí, porque aplican el efecto placebo, así como técnicas de anclaje y de autoprogramación. En algunos casos puede que la magia funcione de verdad. Podría ser que no todo en el mundo se explique desde la ciencia.

¿Funciona la escritura terapéutica como magia?

Sí. Escribir es crear algo de la nada, y así veo yo la magia. Estás tomando una pizarra en blanco y forjando algo a partir de ella. Y la escritura obviamente cambia tu vida, lo mismo que un hechizo. Ya sea que escribamos para nosotros mismos en nuestro diario o en una carta a alguien que ni siquiera enviamos, estamos cambiando algo en nosotras mismas. Estamos ante una verdad. Estamos planteando y confrontando algo que nos asusta. Cuando escribimos un ensayo o un poema y lo compartimos con el mundo, básicamente decimos: «Este soy yo», «esta soy yo», y eso nos cambia. Pero si quieres saber más sobre cuento terapéutico y cómo te cambia la vida, lee aquí y aquí.

Por eso creo que escribir, el mero hecho de escribir, es la forma de magia más increíble. Puede liberarnos de la vergüenza, puede liberarnos del estigma, puede ayudarnos a recuperar nuestra historia y centrarnos en nuestro poder en lugar de en nuestras limitaciones. Que es, al final del día, lo que esperas que un hechizo haga por ti: empoderarte. Todo mi trabajo me ha cambiado al devolverme mi poder y mi voz, en lugar de que me los quiten. Además, escribir te obliga a observar. A observar con ojos brillantes todo el mundo que te rodea porque los mayores secretos siempre se esconden en los lugares más inverosímiles. Por eso, quienes no creen en la magia nunca la encontrarán.

LIBRO: mi manual de escritura terapéutica aparecerá si todo va bien el 8 de marzo en la editorial Desclee de brouwer.

CURSO: este mes el curso online trata sobre amor. Por qué eliges siempre inconscientemente al mismo tipo de personas que no te hacen bien, cuáles son las creencias limitantes que hacen que tus relaciones amorosas no funcionen. Empezará el 7 de febrero, y si quieres más info escribe a [email protected].

EXPOSICION: MI ALTER EGO es una exposición colectiva que que estará abierta hasta finales de mes. En esta colectiva se van a exponer 100 obras, entre ellas una pieza mía. Mi alter ego se llama Pachita la Chamana y tiene una historia interesantísima. Pero de esa historia hablaremos otro día. Studio RGF está en Arriaza 11, en Madrid, y abre de 19 a 21 horas jueves y viernes y sábados de 12 a 14 horas.

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