Zorras, fachas y el presidente tuitero
«Sánchez entiende la vida política como un tuitero, todo es binario. Blanco o negro, rojo o azul, sanchista o fascista»
Ahora que este sábado llegan los Goya de los Javis, grandiosos creadores, y Ana Belén, excelente cantante cuyo último hit ha sido «¿el comunismo en España a ti te ha hecho algo malo?», déjenme recordarles lo que ocurrió en el Auditorio de Barcelona hace ya 24 años. Hubo una España, por extraño que les parezca, donde en los Goya se le pudo cantar el cumpleaños feliz al por entonces Príncipe de Asturias, don Felipe, sin ser tildado de peligroso fascista, defensor de monarquías hereditarias, nostálgico de la ley sálica. Es más, el que incitó a que todo el auditorio comenzara a corear la cantinela fue Pedro Almodóvar, quien, al recoger el Goya a mejor director por Todo sobre mi madre, le dedicó el premio al Borbón y reconoció que si tuviera más dotes para la canción, se haría un Marilyn Monroe, pero no hizo falta. Ya lo hicieron todos, al menos la gran mayoría de los presentes.
Era otra España, y otra entrega de premios. El lanzarse a felicitar al sucesor de la Corona no suponía abandonar tus ideales republicanos, solamente era un momento cómico, y ahora, en tiempos polarizados, sería un fenómeno alucinógeno. No nos cabe en la imaginación —¿cómo ha de cabernos?— que Almodóvar le dedicase hoy otro premio al ya rey Felipe VI, correría raudo Sánchez a integrar al director manchego en la fachosfera. Prodigioso artefacto, aunque con un nombre descafeinado, puesto que ya los socialistas, en tiempos de Felipe González, comenzaron a hablar de aquel ‘sindicato del crimen’. Pedro J, Ansón, y otros chicos del montón, por seguir con referencias almodovarianas. Antes que los premios del cine español ha llegado la «Zorra», o sea, la elección de la nueva canción para el festival de Eurovisión. Bonita tradición patria que consiste en acudir cada año esperanzados en conseguir el ansiado micrófono de cristal, que siempre se nos escapa.
Y no tenía pensado escribir sobre el asunto. Porque no entiendo el revuelo causado, acostumbrados nuestros oídos a las cantantes norteamericanas que repiten con devoción su «I’m a bitch», y derivados. Y es que tampoco la «Zorra» de Nebulossa es nada que rompa moldes, esto no es rompedor, ni provocativo, es nostálgico. Lo han recordado muchos, las Vulpes en 1983 cantaron, con toda la polémica, «Me gusta ser una zorra». Y no debería ser esta una canción que denigre a la mujer, al revés, ironiza sobre el uso del calificativo zorra para cualquier mujer que haga con su vida lo que desee. Luego el debate se puede extender, ya lo ha hecho. No faltan los que consideraban intolerable esta canción, o a los que simplemente no les gusta. Hay quienes este soniquete no les va, y ya. Y no tenía pensado escribir sobre el asunto hasta que Pedro Sánchez, preguntado por Ferreras, se volcó en apoyar el tema de este dúo alicantino.
No tanto por estar en contra de todo lo que diga Sánchez, Dios me libre de tener esa obsesión paranoide, escribo motivado por lo que dijo el presidente después de admitir que le gustaba, como a servidor, la canción. «Entiendo que a la fachosfera le hubiera gustado tener el ‘Cara al sol’, pero a mí me gustan más este tipo de canciones», se coronó. Es la demostración de lo que sirve tener al primer presidente puramente tuitero de nuestra democracia. Sánchez entiende la vida política como un tuitero promedio, todo es binario. Blanco o negro, rojo o azul, sanchista o fascista, ¿te gusta «Zorra» o eres facha? Las falsas disyuntivas que nos dibujan los políticos, propias de críos en las redes. El enfrentamiento es perpetuo, se debe ganar un duelo cada día. Hasta con un tema muy menor, el líder socialista no ha perdido pista para seguir demostrando que detesta a la mitad del país para el que gobierna.
El PSOE de 2024 llamaría ‘fachosfera’ al PSOE del 2023. Cuando Chanel fue la elegida como representante de RTVE para Eurovisión, las socialistas veían en «SloMo» una mercantilización del cuerpo de las mujeres, observaron, en lo que luego fue el éxito de la catalana, una letra que remitía a la prostitución. Podría ser de coña, pero Sánchez, como presidente del gobierno, sabe bien que ese lenguaje divisivo, polarizador, y maniqueo, es impropio de quien ostenta el poder. Es labrar para construir un camino expedito hacia la catalanización de España, es decir, pasar de que el conflicto sea entre catalanes, para que la división se enquiste entre el resto de españoles. Estamos en ello. Que sepa Sánchez que se puede ser facha, y que te guste «Zorra». Y que hay «Zorras» contrarias a la amnistía. Un mundo diverso para Sánchez, una España más enconada gracias a nuestro esforzado presidente tuitero.