Cuando te roban la casa empezando por el Tejado
«El atraco a María del Monte es una puñalada trapera, pues siempre le ha defendido cuando no le venían bien dadas»
Hay biografías que solo pueden saldarse con un paso por el talego. Es el colofón que merecen, porque lo dicta la lógica o la moraleja del cuento en que toda vida se convierte cuando se cuenta. Como la de Koldo García: de portero de noche a comisionista millonario, pasando por concejal, asesor de ministro y consejero de Renfe, en una espiral que nada ni nadie parecía detener y que, por el camino, iba multiplicando su patrimonio con pisos en primera línea de playa y terrenos rústicos listos para ser recalificados en cualquier momento por arte de magia municipal. Todo, supuestamente. Pero, ay, este cuento no tiene final feliz, y ahora tenemos a Koldo y a toda su troupe del Ministerio de Ábalos desfilando por los juzgados.
Seamos honestos, la vida de Antonio Tejado tampoco prometía nada bueno. Los antecedentes de los capítulos iniciales con los que se alcanzó popularidad en televisión y en las revistas del corazón apuntaban más hacia la catarsis, todo hay que decirlo. Claro que nadie se lo imaginaba robando a su propia tía, María del Monte, de ahí que coincidamos con Amador Mohedano, exsuegro del supuesto criminal: «No me esperaba este final, pero… Siempre se le aconsejaba muy bien para que siguiera el camino recto. Lo que ha pasado es fruto de un tiempo que lleva con malas compañías. Digo yo, porque hace mucho que no sé nada de él. Es un personaje, que además tiene mucha labia. Y no es ningún tonto. Lo que pasa es que tiene unos prontos que no, que no, que te quedas muy señalado…».
Esos ‘prontos’ fueron los que inicialmente enamoraron a Chayo Mohedano, que coincidió con Antonio en un plató de Canal Sur y sufrió un repentino flechazo. Se casaron, tuvieron un hijo y un matrimonio sembrado de conflictos que estalló por culpa del joven galán: «Esa relación me la cargué yo en un 90%. Era un niñato. No le di buena vida, le fui infiel varias veces, me comporté como un imbécil», reconoció en ‘la curva de la vida’, en GHDúo. Lo que olvida es que, durante años, ambos estuvieron poniéndose demandas el uno al otro como si no hubiera un mañana.
Cuando, en un Deluxe, Rosa Benito sembró la duda de unos posibles malos tratos, el juego sucio se desató hasta el punto que descubrimos que, al parecer, Antonio Tejado había grabado a su propia familia durante una cena. Chayo debutaba como colaboradora en Sálvame y se destapaba que, supuestamente, existía una grabación en la que ‘en un momento de la noche le daban al padre con un bate de béisbol en la cabeza». Antonio aseguraba que la cinta era una forma de protegerse ante las acusaciones. En distintas participaciones en televisión, le hemos visto en realities protagonizando romances y broncas con María José Suárez o Ylenia Padilla, o solo broncas, como en el caso de Fortu, con el que casi llega a las manos. Todo un personaje.
El tema de la violencia vuelve a salir con una de sus novias posteriores, Candela Acevedo, que llegó a denunciarle por distribución de material íntimo. Antonio fue condenado a seis meses y cinco días de prisión, además de una multa de 6.000 euros (de los que solo ha pagado 2.500). Candela se encontró con varios vídeos suyos circulando por Internet: «Empecé a llorar. Estaba en shock. Iba por la calle y pensaba que todo el mundo había visto cómo tenía relaciones sexuales». De él no guarda gratos recuerdos: «Era súper celoso y me tenía controlada. Mi hermana no quería que estuviera con él porque era una persona muy agresiva». La policía iba a su casa por culpa de los altercados: «Él salía como si nada, tan frío. Le dijeron que querían ver a la chica, yo estaba deseando que dijeran que yo saliera. Pero estaba aterrorizada. Luego me lloraba y me decía ‘perdóname, no sé cómo he podido hacer esto’».
Y ahora, la traición a su tía, María del Monte, el atraco con violencia. Un salto cualitativo que, de confirmarse, es una puñalada trapera para la cantante y su esposa, quienes siempre le han defendido cuando no le han venido bien dadas. Lo heavy es que no es la primera que le mete por la espalda: fue él quien dio un chivatazo a los paparazzi para una pillada de María y su por entonces novia en playa («no lo hizo por dinero sino para meter la cabeza y entrar en televisión»), unas fotos que finalmente no salieron a la luz, pero que se hubieran vendido fácilmente por más de 30.000 euros. El chaval ya estaba sembrando. No el bien, precisamente.