Guerra al sentido común
«¿Cómo pueden las cosas mejorar, cómo pueden tener una vida funcional si el mundo es malo? Ya no puedes entender lo que significa bueno o malo»
Las surrealistas secuelas de la superministra
Ayer mencioné en la radio un documental que hizo correr Elon Musk que se titula The War on Children. Al principio no le presté mucha atención porque he de reconocer que la pareja que iba conduciendo el documental me resultaba un poco friki. Sobre todo en el momento en el que dicen que “un padre debe enseñar a disparar a sus hijos” (¿ Perdoneee?) Pero la verdad es la verdad, la diga Agamenón a su porquero, y lo que contaba la pareja friki era la pura verdad. Exponían una teoría que viene desde Hannah Arendt y que yo voy a intentarles explicar aquí: que un sistema totalitario parte siempre de la destrucción de las creencias centrales en la población.
Pero primero vamos a los hechos.
Esta semana hemos leído que:
1. – Un diario habla de que a «una simpatizante de Vox» le han impuesto una multa y seis meses de prisión por delito de odio.
2. – Una diputada de la Asamblea de Madrid insiste en que una “mujer cis” (es decir, una mujer nacida mujer, y que se siente mujer) le han impuesto una multa y seis meses de prisión por delito de odio.
3.- Reitera un bufete de abogados cercano a la ex ministra Irene Montero, un bufete cuyos socios (son dos) han participado en varios actos organizados por Podemos, que «a una terfa» (así se nos llama a las feministas que no comulgamos con la teoría queer) le han impuesto una multa y seis meses de prisión por delito de odio.
4.- Nadie explica que la persona que ha recibido esta multa es una mujer transexual que escribió sobre una mujer transgénero y dijo que era un “maricón con tetas”. Es decir, se trataba de dos personas trans, una mujer transexual y una mujer transgénero, que habían tenido una reyerta y en la que una se consideraba más mujer que la otra porque ella se había operado y se había creado una neovagina mientras que la otra conservaba su dotación genital masculina intacta.
5. – Hemos leído también que una mujer en el Reino Unido estranguló a un joven canario, lo torturó y lo tiró al río, y allí lo remató ahogándolo para que falleciera. Esta noticia se reproduce en varios diarios pero nadie explica que no se trataba de una mujer biológica sino de un hombre que se había auto identificado mujer. Pese a que se ha dejado el pelo largo su apariencia sigue siendo de hombre. Desde aquí mis más sinceras condolencias a la familia de Jorge Carreño, al que se le ha asesinado dos veces. Primero se le mata a él, y luego se asesina a la verdad sobre lo que le pasó.
6.- Leímos también que una persona elude el juicio por el impago de la presión a su ex porque entre que se presenta la demanda y se acuerda el juicio este hombre se cambia el sexo registral. Y por lo tanto ya no es la misma persona. Así que decide no presentarse al juicio porque no le han llamado por su nuevo nombre. Y resulta que la triquiñuela es legal.
7.- Leímos también que un hombre auto identificado o mujer con su apariencia femenina intacta y sus genitales intactos le pega una paliza a su esposa. Pero como ahora se ha auto identificado mujer a efectos prácticos se trata de maltrato en el entorno doméstico y no violencia de género así que elude la condena.
8.- Por último, la responsable última del desaguisado la ministra que se administra y que es responsable de la ley que permite (o impone, más bien) todo lo anterior, se autofelicita por el gran logro de que a un violador famoso le haya caído una condena más baja de la que le hubiera correspondido antes de que ella cambiara su ley.
Y ¡Atención! Que todo sucede en una sola semana. Porque nos han convencido de que basta que una persona se auto identifique como mujer para que mágicamente se convierta en una.
«El totalitarismo no tiene un objetivo final en el sentido político habitual. Su único objetivo real es perpetuar su propia existencia»
La teoría de la destrucción de significado
La importancia de un sistema de valores y moral con el que podamos conectarnos, creer y comprender el mundo es algo sobre lo que no solemos pensar demasiado. Claro, todos somos conscientes de que existe la religión y, a menudo, hasta ahí llegamos en nuestros pensamientos cuando se trata de los conceptos de fe y creencia. Pero hay muchos sistemas de creencias o sistemas de significado diferentes que los seres humanos utilizan para darle sentido al mundo.
Todos nacemos con una necesidad instintiva de un cuidador, porque nacemos indefensos y frágiles. Al contrario que otros animales que pueden valerse por sí mismos desde el primer día, necesitamos apoyo y ayuda para sobrevivir durante los primeros años de nuestras vidas. Necesitamos apegarnos emocionalmente a alguien. Necesitamos establecer conexiones sólidas con las personas que nos rodean, confiar en ellas. Se podría decir que nuestro sistema de creencias, por rudimentario que sea durante ese tiempo, implica que se puede confiar en las personas y que se puede confiar en el mundo que nos rodea.
Más adelante en la vida podemos creer en un sistema religioso, podemos seguir ideologías políticas, tal vez nos volvemos humanistas, puede que nos gusten ciertas ideas filosóficas, puede que nos adheramos a explicaciones científicas y psicológicas de cómo funcionan el mundo y las interacciones humanas. De una forma u otra, sin darnos cuenta o no, todos utilizamos un sistema de creencias y ciertos valores fundamentales para darle sentido al mundo. Los necesitamos para dar sentido a las cosas, para darle un propósito a nuestras vidas. Y también para poder funcionar y vivir en este mundo sin demasiado miedo , confusión o ansiedad.
Pero, ¿qué sucede si tus valores fundamentales y su sistema de creencias se destruyen? ¿Qué pasa si pasas por un trauma tan severo y prolongado que todo tu sistema se desmorona y ya no tiene sentido? La pérdida de fe y de significado es uno de los síntomas del trastorno de estrés postraumático complejo y, a menudo, se menciona en combinación con algo llamado muerte mental, una pérdida de identidad. Echemos un vistazo a lo que eso realmente implica. Por ejemplo, cuando recibo a mujeres que han atravesado una relación de larga duración de maltrato, siempre aparece lo mismo: el maltratador destruía su sistema de creencias fundamental. Imagina un hombre que se casa con una mujer sabiendo que ella es católica, o budista, o musulmana, y que a lo largo de toda la relación se dedica a ridiculizar y cuestionar la fe de esta mujer. Y ya de paso, a sus amistades, a sus amigos, a su familia. El propósito es aislarla y que dude. Que dude de sus creencias pero finalmente que dude de sí misma.
Los valores fundamentales y los sistemas de creencias pueden ser venir en muchos paquetes diferentes. Muchas veces la gente imagina que esos términos están vinculados a la religión y en ocasiones seguro que así es. Cuando se trata de religión existe incluso la distinción entre fe y creencia. Una creencia es algo de lo que estás convencido. Podría ser una opinión o una convicción. Es la confianza en la verdad o existencia de algo.
La fe, por muy parecida que sea, es algo que no se puede cuestionar. Sientes que sabes que esto es la verdad y no necesitas pruebas para demostrarlo. Estás tan seguro de que es verdad que confías totalmente en su existencia y valor. La fe es algo que sientes como verdadero en tu corazón. La creencia es algo que crees que es verdad, en tu mente.
La fe necesariamente no es religiosa, puede ser científica. Por ejemplo, yo tengo una fe científica: creo que el sexo es inmutable, que una persona no puede cambiarlo solo con el mágico de su mente. En todo caso, podrá cambiar su expresión de genero. La manera en la que viste, habla, anda o se maquilla. La manera en la que se presenta ante los demás.
Algunos de los sistemas de creencias más comunes se basan en la fe, es decir, las religiones. Pero hay muchos otros sistemas de creencias. Pueden ser pequeños o grandes, pueden ser comunitarios o individuales. Pueden ser políticos, científicos, espirituales, psicológicos. Pueden ser ideologías, teorías, hechos científicos comprobados o tradiciones transmitidas de generación en generación. Un sistema de creencias o un sistema de significado también puede ser elegido y elaborado eclécticamente por usted mismo. Puede ser cualquier cosa que aporte significado al mundo y que te mantenga arraigado en tu identidad, comunidad y sociedad.
Los sistemas de significado, creencias o fe son importantes porque le confieren una narrativa poderosa a nuestras vidas y un sentido de nuestro lugar e importancia en el mundo. Definen quiénes somos e influyen en nuestros objetivos y motivaciones. Pero incluso la fe más fuerte puede ser algo frágil. Si nuestro sistema de creencias es atacado, nuestra identidad central puede ser aniquilada.
La muerte mental
Por ejemplo, imaginemos a una persona profundamente religiosa que vive una larga relación de maltrato. Su maltratador hará todo lo posible por destruir su fe, porque sabe que esa fe le mantiene a ella fuerte. Pero también será un caso de pescadilla que se muerde la cola: ella dudará de su fe porque, si el mundo es bueno y Dios la protege, ¿por qué permite esto? Es posible que cuando acabe la relación esa mujer ya no confíe en nadie porque es consciente de su incapacidad para evaluar correctamente el peligro. A partir de entonces evitará a otras personas, se retirará del mundo, no querrá tener conexiones cercanas con los demás porque tiene miedo. Porque el mundo es malo y la gente es peligrosa.
Estará atrapado en pensamientos negativos y pensará que ya no tiene nada ni nadie en lo que confiar.
Una vida sin un sistema de creencias, fe, valores fundamentales o un sistema de significado es una vida sin fundamento. Es una vida en la que no puedes evaluar el valor moral de las cosas, en la que no sabes a dónde perteneces y quién eres en relación con los demás y el mundo. Pero una muerte mental es más que simplemente la pérdida de un sistema, es la pérdida de la capacidad de ver cualquier cosa que sea buena y que tenga sentido. Estás atrapado en un estado de confusión, incertidumbre y miedo. Como un niño pequeño, que no tiene a nadie con quien apegarse emocionalmente, que le ayude a comprender el mundo y le enseñe.
«La muerte mental se caracteriza por la pérdida de creencias y valores fundamentales, desconfianza y alienación de los demás, vergüenza y culpa, y una sensación de estar dañado permanentemente» (1)
Un sistema de creencias, una fe o un sistema de significado y valores fundamentales pueden cuestionarse o incluso abandonarse. Algunas personas pierden la fe cuando atraviesan una crisis en sus vidas o muere un ser querido. Otros cambian sus sistemas de creencias cuando han pasado por experiencias o han adquirido conocimientos que no tienen sentido dentro de ese sistema. Esto no es tan raro. Mucha gente abandona su religión o cambia de partido político.
Lo terrible es la de destrucción del sistema de significado de la víctima. Que es mucho más profundo que la destrucción del sistema de creencias. Cuando a las personas se les condiciona, se les lava el cerebro o se les asusta de una manera tan terrible que pierden toda fe, creencia y fundamento en el mundo.
Esto definitivamente explica experiencias traumáticas complejas que están relacionadas con vivir en una secta, ser prisionero de guerra y ser víctima de trata de personas. También se relaciona con un trauma infantil , como el abuso o el maltrato complejo. La creencia inicial que tenemos en el mundo, que se puede confiar en las personas y que están ahí para ayudarnos, que el mundo es un buen lugar, se destruye cuando un cuidador, un padre o alguien cercano a la familia es un abusador sexual o un maltratador. Muchas veces, los niños que atraviesan un trauma infantil en realidad viven en un hogar totalitario con un dictador. Necesitan ser obedientes y sumisos, para poder sobrevivir tanto mental como físicamente. Y no hay salida para ellos, se sienten capturados y atrapados en esa situación. Esto es muy parecido a otras situaciones traumáticas complejas en las que se destruye un sistema de significado. Y una vez que se sale de la situación traumática, no existe ningún sistema de creencias, significado o valores fundamentales que pueda mantener al sobreviviente con los pies en la tierra. La confianza en el mundo se ha ido.
¿Cómo pueden las cosas mejorar, cómo pueden tener una vida funcional si el mundo es malo? Ya no puedes entender lo que significa bueno o malo.
La política y la propaganda
Pero pasemos de la psicología individual a la psicología social. Todos los sistemas totalitarios se afanan en destruir las creencias centrales de los individuos. El totalitarismo «exige lealtad total, irrestricta, incondicional e inalterable del miembro individual… Tal lealtad sólo puede esperarse del ser humano completamente aislado que, sin ningún otro vínculo social con familiares, amigos, camaradas o incluso meros conocidos, deriva su sentido de tener un lugar en el mundo sólo de su pertenencia a un movimiento». (2)
El totalitarismo no tiene un objetivo final en el sentido político habitual. Su único objetivo real es perpetuar su propia existencia. El poder por el poder. No existe una única línea partidista que, si se atiene a ella, le salvará de la persecución. No, la línea partidista cambia. Porque sí, cuando haga falta, recuerde los asesinatos en masa al azar. Stalin purgó repetidamente sectores enteros de su gobierno, porque sí. Para conseguir sumisión. Para dar miedo. El miedo es una exigencia. El miedo es lo que mantiene el movimiento en marcha.
¿Y cómo llegan allí? ¿Cómo obtienen este poder?
Arendt sostiene que existe la «posibilidad de que mentiras gigantescas y falsedades monstruosas puedan eventualmente establecerse como hechos incuestionables, que el hombre pueda ser libre de cambiar su propio pasado a voluntad y que la diferencia entre verdad y falsedad pueda dejar de ser objetiva y convertirse en algo real, una mera cuestión de poder e inteligencia, de presión y repetición infinita».
Ahora imagine, y le dejo a usted pensar: Una ideología que ha conseguido que en medios se acepte como hecho incuestionable que un hombre puede convertirse en una mujer solo porque así lo decide ¿qué esta buscando? Le dejo a usted imaginar la respuesta.
1. Ebert A, Dyck MJ. The experience of mental death: the core feature of complex posttraumatic stress disorder. Clin Psychol Rev. 2004 Oct;24(6):617-35. doi: 10.1016/j.cpr.2004.06.002. PMID: 15385091.
2 Los orígenes del totalitarismo Hannah Arendt · Alianza Editorial. Madrid, 2006 ·