Velázquez fue esclavista... y otras narrativas tramposas
«Siempre se les olvida decir que la conquista de América no hubiera podido tener lugar sin una mujer indígena que fue la mano derecha de Cortés»
Tu tatatarabuelo fue conquistador… Y el mío no
Cuando yo era joven y solterísima estaba en un avión camino a Colombia y me encontré sentada al lado de un hombre impresionantemente guapo, una especie de Shakira en masculino, pero con ojos azules. Al rato entablamos conversación y descubrí que él era colombiano y también era soltero… y si no lo era al menos me lo quería hacer creer. Yo ya me hice historias en la cabeza y castillos en el aire imaginando que en mi viaje podía contar con compañía masculina, que bajaríamos del avión e iríamos directos a mi habitación de hotel. La conversación iba avanzando muy amistosamente e incluso con un flirteo evidente hasta que el tipo entró en el espinoso tema de lo malvados que habíamos sido los españoles y cómo habíamos destrozado a los pobres indígenas precolombinos.
Así que yo le pregunté cómo se apellidaba. «Herrero», me dijo. ¿Herrero? pregunté yo, fingiendo asombro y estupefacción. «¿No te apellidas acaso Xicoténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexotl?». «No, Herrero», me dijo él con cara de sorpresa, porque no parecía entender lo subyacía tras mi pregunta.
«Pues lamento comunicarte», le dije, «que el que diezmó a los indígenas fue tu antepasado el Gómez original que debía tener en sus ojos azules y esa nariz recta que tú tienes. Mis antepasados eran vascos, irlandeses y belgas, y si entra de lo posible que alguno de los vascos hubiera llegado hasta América, pero estadísticamente sería muy difícil, teniendo en cuenta que el ejército de Hernán Cortés solo tenía cuatrocientos hombres españoles y de ellos ni siquiera cuarenta serían vascos, sería extremadamente difícil que alguno de ellos fueran antepasado mío».
Y así se troncó una historia de amor que murió antes de nacer.
Velázquez el esclavista
Durante la última sesión de la Comisión de Cultura, el doctor en Historia del Arte Francisco Antonio Godoy Vega, (ojo, no se apellida Coténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexotl), originario de Chile, ha afirmado con un par que el pintor español Diego Velázquez fue «un esclavista» y que el arte español era «racista». Invitado por el partido político Más Madrid.
En mi tónica habitual de DATOS CONTRA RELATO, voy a facilitarle unos cuantos datos al señor Godoy Vega, (que no se apellida Coténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexot).
En la época en la que vivió Velázquez, en África convivían los siguientes imperios: Sultanato (1195-1465), Imperio de Malí (1235-1645), Sultanato mameluco de Egipto (1250-1517), Imperio songhai (1340-1591), Imperio wólof o jólof (1360-1889), Reino del Congo, Ouattara o Wattara (1395–1885), Imperio oyo (1400-1895), Sultanato de Adal (1415-1555), Reino de Benín (1440-1897) y el Sultanato de Sennar (1502-1821).
En Asia coexistían el Imperio Otomano, el Imperio Chino de la dinastía Ming, el Califato de Bagdad, que desde el Mediterráneo hasta la India fue durante cuatro siglos emporio de cultura y de riqueza; el
imperio de los nómadas mogoles, creado por Gengis-Kan, que se dividió en cinco grandes kanatos: los de China, Turquestán, Siberia, Persia y Horda de Oro.
En todos estos
imperios, todos sin excepción, existía la esclavitud. En todos. La esclavitud era una práctica extendida en todo el mundo.
Cuando Hernán Cortés llega a América se encuentra con tres grandes culturas que coexisten: los aztecas se someten a una monarquía militarista centralizada, los mayas operan en ciudades-estado independientes gobernadas por reyes, y los incas están organizados un imperio unificado bajo el mando del Sapa Inca. Por supuesto también tienen esclavos.
Pero hay algo que los diferencia de otros imperios de la misma época: celebran sacrificios humanos ritualizados en los cuales hay canibalismo y en los cuales se sacrifica a niños y especialmente a niñas. Es decir, son mucho más violentos que cualquier otro imperio entre sus contemporáneos.
El sacrificio humano en el mundo precolombino se enmarcaba dentro de prácticas religiosas. Esta práctica la prohibieron los españoles a los pocos años de su llegada al continente americano. Un ingente corpus de documentos y relatos lo corrobora, con con abundante evidencia arqueológica e histórica. La arqueología desde el siglo veinte da cuenta de la extendida práctica del sacrificio ritual en Mesoamérica, especialmente del de menores, así como de la existencia de canibalismo ritualizado.
Es decir Velázquez tuvo un esclavo al que liberó. Y cualquier azteca, maya o inca de cierto poder no solo tenía esclavos sino que además le parecía muy bien matar niños y en particular niñas.
Tres momias incas encontradas cerca de la cima del volcán Llullaillaco, en Argentina, en perfecto estado de conservación, han permitido reconstruir al antiguo ritual de la capaccocha, cuyo colofón era el sacrificio de menores. Las momias son la de una niña de trece años y dos niños de aproximadamente ocho pero hay muchos más hallazgos de momias de niños y niñas drogados y asesinados a lo largo de todo el cono sur del continente americano.
Precisamente, como nos explican Marvin Harris, entre otros muchos antropólogos, si Hernán Cortés consiguió conquistar a un continente cuando llegó con un ejército muy pequeño, de cuatrocientos hombres, fue porque los pueblos que se encontró estaban combatiendo entre sí y le fue fácil hacer alianzas con alguno de ellos. Se le olvida al señor Godoy que el ejército de Hernán Cortés tenía mil trescientos hombres, cuatrocientos de ellos españoles y el resto indígenas. Indígenas que se unieron a su ejército en busca de mejores condiciones de vida porque eran precisamente…esclavos.
Sí señor: esclavos. Esclavos de otros indígenas. Buscando la libertad mediante la alianza con los españoles.
Por eso a Hernán Cortes no le presentaron una oposición unificada. ¡Porque se estaban matando entre sí! Y por otra parte Hernán Cortés no diezmó a la población que encontraba. Muy al contrario. Hubo relaciones entre españoles y nativos: la más conocida la que el mismo Cortés mantuvo con la Malinche. Una mujer nahua, compañera y amante de Cortés, pero también interprete, traductora, asesora y consejera. Siempre se les olvida decir que la conquista de América no hubiera podido tener lugar sin una mujer indígena que fue la mano derecha de Cortés.
La hipocresía
Este señor, Rafael Godoy Vega, (que no se apellida Coténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexotl), este señor que llama esclavista a Velázquez, se supone que es marxista. Así que yo la recomiendo que leo un poco más a Marx. Para que descubra que las fuerzas motrices de la historia son el cambio y la revolución. Que desde que el hombre es hombre, cada grupo humano ha ido enfrentándose a otro grupo humano por la comida, el espacio y los recursos, y que Hernán Cortés estaba implicado en una actividad que en aquel momento se daba en absolutamente todos los continentes, que nosotros sepamos: imperios que luchaban con otros imperios para llevarse comida y para conquistar espacios. Y sin negarle ni a los mayas, ni a los incas, ni a los aztecas, ni a los zapotecas, ni a los mexicas, ni a los nahuas, ni a nadie, sus contribuciones al arte, a la astronomía, a la arquitectura o a la poesía oral, hay que reconocer que todo imperio es susceptible de caer a manos de otro imperio más grande. (Y por eso dicen los politólogos que actualmente estamos viviendo el declive del imperio americano. Pero eso sería tema para otro artículo).
Veo que a este señor (Rafael Godoy Vega, que no se apellida Coténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexotl), le molesta muchísimo que la colonización se lleve recursos de un sitio para llevarlos a otro y sin embargo no le molesta codearse con los diputados de más Madrid que tienen todos un iPhone. Concretamente, cada diputado tiene un iPhone 13 proporcionado por la Asamblea y una tablet Microsoft Surface, que deberán devolver una vez termine la legislatura en 2023. Nadie lo ha devuelto de momento. Y supongo que todos saben que para construir ese iPhone se utiliza coltán y que el expolio del coltán es el responsable del genocidio del Congo. Un genocidio en el que ya han muerto seis millones de civiles y en el que mueren nueve civiles diarios. Precisamente por eso yo no tengo un Iphone y tengo un teléfono patata que me costó 75 euros hace cuatro años (y sí, funciona).
A este señor (Rafael Godoy Vega, que no se apellida Coténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexotl), tampoco le creó un grave dilema moral estudiar en la Universidad Católica de Chile, Universidad privada, por cierto, en la que la matrícula cuesta cuatrocientos dólares al mes, dólares que supongo que pagaron sus papás. Dado que en su currículum no incluye ninguna actividad profesional realizada mientras estudiaba. Por poner en contexto yo estudié en una universidad pública y la matrícula la pagué yo mediante mi trabajo.
Pero a Rafael Godoy Vega no le creó ningún problema moral estudiar una universidad fundada por el Arzobispado de Santiago. ¡El Arzobispado de Santiago, por Dios! Los herederos de ese malvado poder colonial al que él tanto desprecia. Por último he de recordarle a este señor que Velázquez tenía un esclavo pero le liberó. Y le liberó tras haberle enseñado a pintar y haberle convertido en un pintor de excelente producción. El pintor Juan de pareja.
El marco narrativo
Rafael Godoy Vega, (que no se apellida Coténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexotl), por lo tanto nos está contando un cuento que se va pasando de boca en boca para sustentar una narrativa política.
Una de las cosas que nos hace únicos como seres humanos es nuestra necesidad de comunicarnos entre nosotros a través de narrativas (Boyd, 2009). Desde mitos antiguos hasta cuentos para dormir, y desde anuncios publicitarios narrativos hasta obras de ficción literaria, las narrativas están omnipresentes a lo largo de la vida. En esas narrativas tenemos que incluir la narrativa política. Lo que nos cuenta este señor es una historia, una historia que sirve para sustentar una idea política.
No sorprende, entonces, que las reflexiones sobre la función de estas narrativas también hayan ocupado a innumerables lectores, escritores y académicos. El potencial social, emocional y político de las narrativas ha llevado a algunos a argumentar que la exposición a las narrativas puede fortalecer nuestras habilidades para comprender a los demás (por ejemplo, Mar y Oatley, 2008; Nussbaum, 1995, 2010). Pero también para manipularles (Trzebiński, 2021). Esto sugiere que el papel de las narrativas trasciende el simple entretenimiento y afecta potencialmente tanto la vida personal como la sociedad.
El marco narrativo (mindset) es la tendencia a interpretar la información social en el marco de las historias. Las historias son una herramienta esencial para estructurar y comprender el comportamiento social y las experiencias de una persona. Los pilares de las historias son los motivos y las complicaciones que inducen, impiden o bloquean su cumplimiento. Al interpretar la comprensión de eventos y situaciones como historias, o de personas como protagonistas de las historias, cada individuo utiliza el conocimiento general sobre los motivos humanos y los contextos específicos para evocarlos y perseguirlos. Este conocimiento narrativo se desarrolla durante las interacciones sociales y está influenciado por la cultura.
Al menos en las sociedades contemporáneas, el marco narrativo es específico de diferentes dominios sociales. Los marcos narrativos se comparten con otros, entre miembros del propio grupo o sociedad. Cuando se activa la mentalidad narrativa, el conocimiento narrativo está listo para comprender y memorizar la información social entrante. Como resultado, una mentalidad narrativa tiende a estructurar la información social en las tramas de la historia: los protagonistas con intenciones, obstáculos, condiciones de cumplimiento y rutas ordenadas oportunamente para luchar por alcanzarlos.
Una misma historia la podemos plantear desde diferentes ópticas. Si nos situamos en el marco narrativo de este señor(Rafael Godoy Vega, que no se apellida Coténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexotl), los españoles (sus ancestros, vaya) eran unos malvados esclavistas que vinieron a diezmar a una población de pobres indígenas que estaban tan tranquilos fumando hojas de coca. Si nos situamos en el marco narrativo de cierto sector de la derecha española, los españoles fueron unos civilizadores y benefactores que vinieron a traerle la religión católica y los avances científicos aún nos indígenas que no sabían hacer la o con un canuto.
Y si nos situamos en un punto neutro, simplemente las fuerzas motrices de la historia operaron como operan siempre: un grupo humano llegó para conquistar recursos y territorios y se enfrentó a otro grupo humano. Uno se declaró ganador y el otro se declaró perdedor. Lo siento mucho, la vida es así, no la he inventado yo.
El conocimiento y la mentalidad narrativa dan como resultado la comprensión de los eventos como historias, pero también son una base para otros tipos de cogniciones sociales. Es probable que la mentalidad narrativa sea un marco muy humano para impresionar a otro, comprender sus estados internos, motivaciones, problemas y crear posibles simulaciones futuras o encontrar soluciones a problemas sociales. También lo es para crear un mito que sustente a una ideología política determinada.
Los componentes básicos de la mentalidad y el conocimiento narrativos son categorías de intención, como deseos, metas, planes y emociones. En el caso de las narrativas que sustentan a una ideología política se crea esa narrativa para enfrentar a una ideología contra otra.
Sólo porque algo no sea mentira no significa que no sea engañoso. Un mentiroso sabe que es un mentiroso, pero aquel que dice meras porciones de la verdad para engañar lo hace con una intención. Y eso es exactamente lo que ha hecho Rafael Godoy Vega, (que no se apellida Coténcatl, Apanco, Cacahuatl, Caloch, Cholula, Nahuatlz, Tepeltz o Huexotl). Y lo que hace Más Madrid.
Sobre marco narrativo:
- Trzebiński J, Czarnecka JZ, Cabański M (2021) The impact of the narrative mindset on effectivity in social problem solving. PLoS ONE 16(7): e0253729.
Sobre sacrificios humanos en la América precolonial:
- Graulich, Michael (2003). «El sacrificio humano en Mesoamérica». Arqueología mexicana. XI, 63: 16-21.
- Ortíz C., Ponciano; Rodríguez, María del Carmen (1999) «Olmec Ritual Behavior at El Manatí: A Sacred Space» Archivado el 21 de febrero de 2007 en Wayback Machine. en Social Patterns in Pre-Classic Mesoamerica, Dumbarton Oaks Research Library and Collection, Washington, D.C., págs. 225-254.
- Diehl, Richard A. (2005). The Olmecs: America’s First Civilization. Thames & Hudson. pp. 109-110.