Fijo discontinuo, desempleo continuo
«La falta de datos invisibiliza a estos trabajadores, ya que sus necesidades y desafíos no son reconocidos»
En medio de un panorama laboral ya de por sí complejo, con una tasa de paro juvenil líder en la OCDE y una tasa de paro general que compite por ser la más alta de Europa, los trabajadores fijos discontinuos sin actividad se encuentran en una situación particularmente compleja. Estos trabajadores, cuyos empleos dependen de la temporada o de una demanda fluctuante, se enfrentan a una incertidumbre constante sobre su estabilidad financiera y laboral, agravada por la falta de transparencia del Gobierno, más preocupado en adulterar datos sobre empleo que en afrontar la realidad de un mercado laboral poco productivo, con enormes desincentivos a la contratación e innumerables opciones de prestación que sitúan el salario de reserva por el que alguien está dispuesto a trabajar en valores elevados, que no casan con la realidad económica del país. En resumen, existen muchos incentivos para no trabajar y muy pocos para que las empresas contraten. Así resulta difícil vencer la tendencia estructural de nuestra economía hacia el desempleo.
Una de las cuestiones más urgentes para conocer la realidad en la que se mueve la economía española es poner fin a la ausencia de datos oficiales sobre el número de trabajadores fijos discontinuos sin actividad. Sin esta información fundamental, resulta imposible tener una comprensión clara de la magnitud del problema y diseñar políticas efectivas para abordarlo. La falta de datos deja a estos trabajadores en una situación de invisibilidad, donde sus necesidades y desafíos no son reconocidos ni abordados adecuadamente, sencillamente porque a ojos del Ejecutivo, que se ha negado a ofrecer los datos en hasta 13 ocasiones, no existen. Yolanda Díaz no ofrece unos datos que se comprometió a dar hace más de un año. El 11 de enero de 2023, al ser preguntada por la prensa, la vicepresidenta dijo textualmente «He encargado a los equipos técnicos del Ministerio que trabajen para ofrecer datos de los fijos discontinuos activos e inactivos». Un año y dos meses después, esos datos siguen sin ser públicos.
Además de la falta de datos (o de la publicidad de los mismos), el Gobierno ha fallado en proporcionar medidas de apoyo específicas para los trabajadores fijos discontinuos sin actividad. Estos trabajadores se enfrentan a menudo a la pérdida de ingresos sin ningún tipo de red de seguridad. La falta de políticas específicas para abordar sus necesidades únicas incrementa la desconfianza de los fijos discontinuos, que han aumentado un 1400% desde la entrada en vigor de la Reforma laboral de 2021.
Uno de los mejores consejos que recibí en la Universidad fue el de un profesor que nos recordó reiteradamente a toda la clase que «algo que no se pudiera medir no se podría mejorar, ya que mejorar algo implica conocer el punto de partida y su estado actual». A día de hoy desconocemos la situación real del desempleo en nuestro país y, por lo tanto, es muy difícil valorar la idoneidad de las medidas que se están llevando a cabo, aunque la intuición económica y la negativa a ofrecer cifras reales inclinan a pensar que la situación no es buena y que las medidas adoptadas no están solucionando el problema sino empeorando la situación.
En resumen, el Gobierno se ha negado en repetidas ocasiones a facilitar datos reales sobre los trabajadores fijos discontinuos sin actividad. Sería un dato realmente interesante, ya que los fijos discontinuos que no se encuentran trabajando en este momento computan, a efectos de los cálculos del Gobierno, como empleados, aunque se encuentren sin trabajar. Un sinsentido, que los no empleados computen como empleados, que a cualquier persona con un mínimo de curiosidad debería llamarle la atención y hacerle sospechar. En este contexto, no se logra obtener una imagen real del mercado laboral español, maquillado por esta figura que impulsó la Reforma laboral de 2021. En una semana en la que se ha hablado mucho de las mentiras, es necesario recordar que ocultar datos para maquillar la realidad también es mentir.