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El buzón secreto

Nicholas Winton: durante 50 años no dijo a nadie que había sido un héroe

«Me encantan la historias de héroes y la de Nicholas Winton me emocionó profundamente»

Nicholas Winton: durante 50 años no dijo a nadie que había sido un héroe

Nicholas Winton en una imagen de archivo en Praga | Wikicommons

Las historias de Instagram son capaces de engancharme en momentos de descanso. Doy me gusta a las narraciones emocionantes y el algoritmo de la aplicación termina seleccionándome las más lacrimógenas. Os podéis imaginar cómo termino disimulando para que nadie en casa me vea en ese estado.

Un día, me apareció el corte de un programa de televisión de la BBC. El público está formado por gente que supera la cincuentena y, en primera fila, un elegante señor como de 80 años. La presentadora da la noticia de que un ingles llamado Nicholas Winton consiguió evitar, durante la Segunda Guerra Mundial, el asesinato de unos niños judíos en Checoslovaquia. Después se dirige en el plató a Vera Diamant, antes Vera Gissing, una de las niñas salvadas y le comunica la noticia de que justo a su derecha está ese hombre bondadoso y altruista que se jugó la vida por ella. 

La mujer primero le coge la mano y luego, emocionada, sin levantarse, le abraza. Se nota que a ella sí le han advertido de quién es aquel hombre y que la sorpresa mayor es para Nicholas. La gente prorrumpe en un aplauso y el elegante caballero aparece con el gesto demudado y se pasa por los ojos los dedos índices de las manos en un intento de que las lágrimas espontáneas no recorran su rostro. Después, saca un pañuelo de tela, que todo hombre de la época llevaba en el bolsillo de la chaqueta, y se seca las lágrimas. Vera, a su lado, no para de repetirle «gracias, gracias».

Parece que todo ha acabado, yo no puedo dejar de mirar la pantalla de Instagram y sumar mi sollozo al de Nicholas y Vera. En ese momento, la presentadora formula la siguiente pregunta: «¿Hay alguien en el público que le deba su vida a Nicholas Winton? En ese caso, pónganse de pie». Plano general del público, Nicholas desconcertado sin saber a dónde mirar, escucha más que ve cómo los que comparten con él la primera fila y los de las cuatro posteriores se levantan, «sin él, sus vidas no hubiesen sido posibles». Nicholas se levanta también, los mira a todos e inclina su cabeza de pelo blanco en señal de saludo. De nuevo, con los dedos índices repite el gesto de secarse las lágrimas.

Nicholas Winton era un joven corredor de bolsa cuando un día se fue a esquiar a Praga y un amigo le contó la realidad del país. Lo dejó todo y se dedicó a buscar una solución al problema de la persecución de los judíos por los nazis. Consiguió que en Suecia y Gran Bretaña los niños fueran adoptados por familias. Salvó a 669, pudieron ser más. El último tren partió de Praga el 1 de septiembre, pero nunca llegó, Alemania había invadido Polonia y cerró las fronteras. Los niños desaparecieron para siempre.

Nicholas nunca desveló lo que había hecho y un día su mujer descubrió en el trastero un álbum con fotos y nombres, punto inicial para el programa homenaje de la BBC. En 2003, la reina Isabel le nombró sir. En 2014, la República checa le condecoró cuando tenía 105 años. Al año siguiente murió de la forma en la que se lo merecía: plácidamente, mientras dormía. Sin duda, descansó en paz.

Ahora han estrenado en el cine una película que todavía tengo que ir a ver. Leo que Anthony Hopkins hace el papel de Nicholas en la edad adulta. Me parece genial. Los héroes merecen ser recordados y que hagamos lo que esté en nuestras manos para que se conozcan sus obras. No debemos permitir el olvido. De ninguno.

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