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Opinión

La maldad a juicio

«Adolf Hitler, a través de su carisma manipulador y su retórica incendiaria, consiguió ascender al poder»

La maldad a juicio

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña en Fuenlabrada, a 7 de junio de 2024, en Fuenlabrada, Madrid (España). | Alejandro Martínez Vélez, Europa Press

Netflix, conocido por su diverso contenido que abarca géneros y temas variados, ha dado otro paso hacia la educación histórica con el documental «Hitler y los nazis: la maldad a juicio». El trabajo narra los eventos que rodearon el ascenso y caída del Tercer Reich, y explora los subterráneos de la maldad humana, representada en el período más oscuro de la historia moderna. El documental lleva semanas instalado entra las series más vistas, lo que desmiente la pulsión antisemita de este gobierno de necios y de la ya defenestrada tontirubia por voluntad popular. No se puede tener menos cerebro que Yolanda Díaz y más ambición que la dirección nada socialista del PSOE. El partido de la falsa izquierda va a torcer el pulso a la nación apropiándose del poder judicial. Victor Orban y Pedro Sánchez son dos gotas de agua, dos líderes de la regresión y de la falta de libertades, de todas, incluida la de prensa, hoy amenazada.

Adolf Hitler, a través de su carisma manipulador y su retórica incendiaria, consiguió ascender al poder en Alemania en 1933. Su régimen, marcado por la ideología extremista del nacionalsocialismo y el asesinato, condujo a la Segunda Guerra Mundial y al Holocausto, donde millones de judíos, gitanos, homosexuales, discapacitados, y otras minorías, fueron sistemáticamente exterminados.

El documental utiliza una combinación de metraje histórico junto con recreaciones dramatizadas y entrevistas con historiadores y otros expertos para contar la historia, más la eficaz IA, que lee los labios de estos hijos del gran puto, a lo que hay que añadir el coloreado de los fotogramas en blanco y negro. La serie de técnicas mixtas ayuda a mantener al espectador comprometido mientras se proporciona una narrativa educativa y submarina, sobre lo que es el mal en estado puro y la falta de cualquier educación en la grandeza de lo humano. Uno de los puntos fuertes del documental es cómo logra contextualizar los eventos y decisiones, mostrando cómo la cultura, la economía y la política de la época de preguerra contribuyeron al ascenso del nazismo. Además, no se limita a presentar a Hitler como un mero villano de la historia, sino que se adentra en su psicología, explorando cómo y por qué sus ideas encontraron un eco resonante en tantas personas, una nación entera.

«Hitler y los nazis: la maldad a juicio» va más allá de los hechos históricos y se aventura en una exploración de la naturaleza de la maldad. El documental plantea preguntas esenciales sobre la moralidad, la obediencia a la autoridad y la capacidad de las personas comunes para cometer atrocidades en condiciones propicias. Esta exploración es pertinente, no solo para entender los horrores del pasado,  sino para reflexionar sobre cómo se pueden prevenir en el futuro.

Los testimonios de los supervivientes y las narraciones de los historiadores añaden un nivel emocional al documental. Escuchar directamente a quienes vivieron este horror y a quienes han dedicado su vida a estudiarlo, proporciona una capa de autenticidad y empatía que es fundamental para la narrativa documental.

El trabajo también se sumerge en debates éticos y filosóficos, como el debate entre la justicia y la venganza, y el papel de la justicia internacional con el ejemplo de los Juicios de Núremberg, y además, desde el entretenimiento. Estos juicios son presentados no solo como un cierre para la guerra, sino como un precedente crucial en el derecho internacional, pero el bueno. En España nuestro gobierno práctica el malo, el que se pone del lado de los verdugos.  Las directivas del PSOE y Sumar, el gobierno, autorizan la caza del judío, algo contrario a la mayoría, como bien demuestra la aceptación del documental.

La crítica elogia al documental por su enfoque educativo y su capacidad para presentar un tema difícil de manera comprensible y reflexiva.  Quizás uno de los aspectos más importantes del trabajo es su relevancia en el mundo contemporáneo. En una época donde el extremismo político y el odio racial están en aumento, entender cómo figuras como Hitler pueden ascender al poder es crucial. El documental sirve como un recordatorio sombrío de lo que puede suceder cuando el prejuicio y el poder se combinan sin restricciones, senda en la que comienza a entrar España.

Es un documental impactante, necesario y esclarecedor que regala una lección de historia y que también invita a una reflexión sosegada sobre los mecanismos de la maldad humana y la importancia de la vigilancia constante para evitar que la historia se repita. Con su enfoque equilibrado y su análisis certero, este documental es una contribución valiosa a la comprensión de uno de los capítulos más nefastos de la historia y un recurso educativo que desafía nuestra comprensión de la justicia, la moralidad y la capacidad de nuestra especie para el mal. Entiendo que un gobierno racional y democrático, el nuestro no lo es, lo incluiría en sus planes educativos.

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