Alguien piensa por nosotros
Mario Draghi lanza sin paños calientes propuestas de distinto corte ideológico a los países miembros de la Unión Europea
Sumergidos como estamos en la política (por llamarla de alguna manera) nacional, es un consuelo la sensación de que hay quienes se preocupan por nosotros, estudian con independencia nuestra situación y proponen soluciones. Me refiero al Informe sobre el futuro de la competitividad en Europa, que ha realizado un equipo dirigido por Mario Draghi.
He leído y anotado una gran parte de dicho Informe y mi impresión personal es que el esfuerzo ha valido la pena. No tanto por la revelación de las causas de la parálisis, que en realidad implica un retroceso, de la Unión Europea frente a las dos potencias dominantes, Estados Unidos y China, como por la sistematización de las observaciones, sin atenuantes ni paños calientes para quedar bien, y muy especialmente, por las propuestas de distinto corte ideológico que lanza como desafíos a los países miembros de la Unión y a las propias autoridades europeas.
Dejo desde un principio dicho que las propuestas destilan un enfoque socialdemócrata, atenuado por algunos conceptos liberales. Sinceramente, creo que en el contexto actual y en el futuro problemático que se pretende conjurar no me repugna aceptar la mayor parte del contenido, en la confianza en que, si se ponen en marcha sincronizadamente la mayor parte de las medidas, el activismo de la inversión privada será decisivo y que la economía de mercado en su más amplia acepción no sufrirá menoscabo alguno, sino al contrario.
Los primeros resúmenes de mis colegas periodistas ponen en titulares las necesidades ingentes de recursos que requiere el conjunto del plan (unos 800.000 millones de euros anuales) y es lógico por la magnitud de la cifra. Tampoco que se destaque el énfasis de los expertos en la necesidad de poner en marcha un sistema de deuda europea mancomunada, cuyo antecedente único ha sido la financiación de la crisis motivada por la pandemia de covid-19.
Sin embargo, el documento habla y mucho sobre la necesidad y posibilidad real de que el sector privado ponga una parte sustantiva de lo que atesora en la financiación de los diversos planes. Aporta el informe un dato relevante y no sé si muy conocido. El ahorro de los hogares de la Unión Europea es 1,6 veces mayor que el ahorro de los hogares de Estados Unidos, lo que indica que hay recursos privados para cubrir una buena parte de la financiación que se requiere.
Aboga además el documento por la creación de una auténtica Unión de Mercado de Capitales, materia en la que critica, con toda razón, en mi opinión, que todavía no haya una autoridad reguladora común ni una legislación que implique a todos los países en materia de mercados de títulos. También apuesta por dejar atrás una de las fallas más estrepitosas y absurdas de la Unión Europea, que es carencia de una Unión Bancaria, así como «reformar el presupuesto de europeo para hacerlo más selectivo y eficaz y apoyar mejor la inversión privada».
Las recetas de Draghi para el salto competitivo a que se ve obligada ya la Unión Europea se centran en diez sectores de actividad, cuyo inventario no es novedoso, pero sí inobjetable. Energía, materiales críticos, digitalización, tecnologías verdes, industria del automóvil, industria farmacéutica, transporte, industrias de alto consumo energético, industria aeroespacial y defensa. Llama la atención el Informe, precisamente sobre la industria de defensa, dado el contexto internacional, con una guerra a las puertas de Europa y con una dependencia de Estados Unidos que nos hace muy vulnerables. También propone una desacralización de algunos aspectos de la política medioambiental europea, que sin duda provocarán la repulsa de partidos y organizaciones verdes y una reducción de los impuestos a la energía que reducen la competitividad de las empresas continentales.
Dos cuestiones destacadas del documento hacen referencia a la utilización de los mecanismos legales de la Unión Europea para la cooperación reforzada entre países miembros, de cara a proyectos conjuntos y a la simplificación normativa, mediante la creación de una vicepresidencia de la Comisión que depure el ingente acervo comunitario y para que realice evaluaciones y cuantificaciones de costos de los nuevos flujos normativos.
Confieso que es difícil comentar de una sola vez un documento tan denso e intenso. Sirva mi opinión de conformidad enunciada al principio y esa sensación de seguridad que transmite el que alguien piense en y por nosotros y nos cuente lo que piensa.