THE OBJECTIVE
Hastío y estío

Maldita ELA, bendito Unzúe

«En los cuatro meses de vigencia de la ley han muerto 300 personas por ELA en España, y siguen sin llegar las ayudas»

Maldita ELA, bendito Unzúe

El exfutbolista y portavoz de ConELA, Juan Carlos Unzué. | Gustavo Valiente (Europa Press)

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es, sin duda, una de las enfermedades más duras que puede sufrir el ser humano. Una dolencia animal, salvaje, que sólo puede ser enfrentada por superhombres y supermujeres. Una lotería que no debería tocarnos, pues no conozco a nadie que haya comprado un boleto. Que los afortunados sean los que arruinen su vida tal como la conocían anteriormente, habla de lo cruel que suele ser el destino. 

Si esta enfermedad vuelve a ser noticia es porque una de las personas famosas que la sufren ha vuelto a estar en el candelero. Se trata de Juan Carlos Unzué, exportero de fútbol de equipos como el Barcelona, el Sevilla o el Osasuna, entre otros. El pamplonica de 57 años ha anunciado que deja de ser comentarista para la plataforma DAZN, dueña de los derechos televisivos, debido al avance de la enfermedad. Ha sido en dicha plataforma donde en una charla con Miguel Ángel Román, compañero de trabajo en ese canal televisivo, ha dado las explicaciones. 

«Quiero anunciaros que debido a mi limitación respiratoria, necesito hacer más esfuerzo para hablar. Entonces creo que ha llegado el momento de dejar de comentar partidos para DAZN, muy a mi pesar«. Juan Carlos Unzué se despedía de esta manera de esa colaboración que le hacía tan feliz. Es uno de los grandes referentes por conseguir la Ley ELA. Todos recordarán cuando fue al Congreso de los Diputados para terminar de convencer a estos de la necesidad de llevarla a cabo.

Lo primero que hizo fue preguntar cuántos diputados había en la sala, y la respuesta fue cinco. 5 de 350. Un porcentaje directamente proporcional a lo que les importamos los ciudadanos a esta chusma. «Me imagino que el resto de diputados y diputadas tendrán algo muy importante qué hacer. Porque al final hemos tenido que venir a vuestra casa. Sabéis lo que les ha costado a muchos de mis compañeros y compañeras estar aquí, ya no sólo económicamente, sino de esfuerzo físico. Entonces espero que como mínimo nos estén viendo, y si no nos están viendo, espero que esto quede grabado y nos escuchen. Les pido voluntad y un poco de empatía. Voluntad para tramitar esta Ley ELA, y para que esas ayudas lleguen lo antes posible. Un poco de empatía, para que, aunque sea un ratito, se pusieran en nuestro lugar para poder entender mucho mejor cuáles son nuestras necesidades y nuestras reivindicaciones». 

En octubre del año pasado, por fin, se aprobó la ley. Pero llegaron las fiestas navideñas y la financiación seguía sin llegar. Jordi Sabaté Pons, otro enfermo de ELA, y otro de los máximos referentes a la hora de luchar por sus derechos, tuvo que pedir perdón por haber confiado en la clase política. En los cuatro meses de vigencia de la ley han muerto 300 personas, y sigue sin haber ninguna ayuda por parte del Gobierno. Sabaté Pons ha hecho un cálculo que garantizaba que cada ocho horas muere una persona enferma de ELA. También se ha quejado de que el Gobierno de Sánchez lleva cinco años dándoles falsas esperanzas.

El pasado uno de marzo, la Ministra de Sanidad, Mónica García, fue a visitar a Jordi Sabaté Pons a su casa. Otro cargo público que le ha prometido la luna, y que Jordi con su infinita bondad ha decidido creerla, pues tampoco le queda otra opción. La ha considerado su amiga y espero que ella haga lo necesario para merecer ese galardón. Los amigos se tratan de igual a igual, y se respetan por encima de cualquier otra cosa. Pocas cosas hay peores que perder la confianza en un amigo. Que el tiempo invertido en cuidarla no haya merecido la pena y se haya malgastado como el que se dedica a creer en una nueva (o vieja) opción política y que esa sí que será la buena. Señora Mónica García, sí les falla a Jordi, a Unzué, y al resto de enfermos de ELA, no será otra de sus promesas que se lleva el viento. Será el huracán de la decencia quien se la llevará por delante, y entre todos lo guiaremos para que no se despiste y siempre vaya a encontrarse con usted. A los políticos os gusta alejaros de la adversidad, pero «salir volando» esta vez no será una opción. 

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