The Objective
Hastío y estío

Silvia Intxaurrondo, premiada por hacerlo mal y bien

«Es una empleada muy bien mandada, y eso unos “superjefes” tan generosos como justos, saben recompensarlo»

Silvia Intxaurrondo, premiada por hacerlo mal y bien

Francina Armengol y Silvia Intxaurrondo. | RRSS

No se me ocurre mayor deshonra para un periodista que ser premiado por un partido político. Ejercer de mamporrero o mamporrera de una de esas organizaciones, me da igual cuál sea, le quita todo el valor a una labor tan noble como es el de fiscalizar a quienes tienen en sus manos nuestros designios con sus decisiones. Es indigno recibirlo siempre, pero más aún cuando el partido que te premia se encuentra en el poder, pues podría parecer que te está agradeciendo los servicios prestados al ejercer un periodismo dócil y “apesebrado”.

Es lógico pensar que cuando un grupo político te premia se deba a que se está en la misma consonancia, a que se está de acuerdo con lo que el periodista dice, y viceversa. Cuando un periodista acepta un galardón dado por una de estas organizaciones es porque esta se encuentra en connivencia con los valores morales y éticos de este. Quiero pensar que nadie aceptaría un premio de alguien con el que no comparte valores esenciales, sino todo lo contrario, que sólo los aceptaría de alguien con el que comparte los suficientes como para aceptar dicho premio. 

Y aquí es donde aparece nuestra querida Silvia Intxaurrondo. Premiada por el partido socialista madrileño, y ella que otra cosa no, pero agradecida lo es un rato, lo ha aceptado como una parte más de su trabajo, que es lo que es. Una consecuencia a su labor brillantemente realizada. Sus jefes están encantados con ella, y los que pusieron a sus jefes, aún más. Ella es una empleada muy bien mandada, y eso unos “superjefes” tan generosos como justos, saben recompensarlo de esta manera tan merecida. 

La periodista ejemplar, Silvia Intxaurrondo, recibió la semana pasada el galardón del socialismo madrileño, Premio de Igualdad Ana Tutor en la categoría de periodista. El partido socialista, con Óscar López a la cabeza, le entregó el premio destacando su periodismo independiente. Y lo hicieron sin reírse al decir estas palabras. Todo un logro. Un sainete perfectamente interpretado. 

La simpar Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados, y que realiza su labor con la misma independencia y trato igualitario que la premiada, fue la afortunada en darle el premio a Silvia Intxaurrondo. La foto era para nota, el dogmatismo más férreo se unía para hacer del periodismo y de la política los dos conceptos más antagónicos con los valores que se premiaban ese día. La tercera autoridad del Estado español, quién se lo hubiera dicho a ella en el pasado si no hubiera sido por la presencia de ese dios omnisciente, conocedor de todas las cosas posibles e imposibles. Y es que ZPedro sabe cómo hacer de la necesidad virtud.

Aunque Francina de virtuosa tenga muy poco, sólo ese nombre que a mí me parece muy original y bello, y que ni siquiera se debe a ella, sino a sus progenitores. En su cuenta de X quiso dejar claro su orgullo al entregarle el premio escribiendo lo siguiente: “Ha sido un placer poder entregar el Premio Ana Tutor a Silvia Intxaurrondo, ejemplo de periodismo independiente, incisivo, comprometido con la honestidad y la información veraz”. 

Todo es un despiporre en la relación entre la prensa sumisa y el Gobierno. Hasta el presidente del grupo Prisa, de apellido tan difícil de decir como de escribir, Oughourlian, parece que ha dejado de estar dormido de manera más o menos interesada, para despertarse en una realidad donde el Presidente del Gobierno quiere arrebatarle el control de sus medios de comunicación. Lo ha dejado por escrito en el periódico de ayer perteneciente al grupo, El País, donde tacha a Sánchez de parecerse cada vez más a Franco. Eso sí, nuestro Pedro es más alto, más guapo y habla mucho mejor el inglés.

Silvia Intxaurrondo fue pieza fundamental para que el sanchismo permaneciera en el poder. La entrevista incisiva que le hizo a Feijóo durante la campaña electoral del verano de 2023 dejó achicharrado al gallego e insufló de aire fresco a un aprendiz de autócrata que parecía tan muerto como el que sacó “matrícula de honor” en esa materia durante casi cuarenta años. Y otra cosa no, pero a los que les gusta ejercer el poder de manera despótica, les gusta recompensar a los que son importantes para que sus privilegios absolutos no decaigan. “Medio kilo” al año fue su primer agradecimiento. El segundo, este premio merecidísimo. El tercero ni nos lo podemos imaginar cuál será. Para que luego digan que no es sensible ni agradecido, y que no tiene corazón, el que nos gobierna a los demás con puño de hierro.   

Publicidad