Un chaparrón, otro, sobre Unidas Podemos. Esta vez por los nombramientos en los órganos institucionales tras el acuerdo del PSOE con el Partido Popular. Al menos dos diputadas de Podemos, Gloria Elizo y Meri Pita, anunciaron el pasado miércoles su rechazo a que el partido morado respaldara al candidato del PP, el juez Enrique Arnaldo, para el Tribunal Constitucional. Jaume Asens, presidente de Unidas Podemos en el Congreso, habló de apoyo con la «pinza en la nariz», pero en el partido que dirigen Irene Montero e Ione Belarra aumentan las críticas internas, mientras Yolanda Díaz avanza en su proceso de fichajes.
El grupo parlamentario de Unidas Podemos, como desveló THE OBJECTIVE, está viviendo un momento de tensión debido al choque entre Montero y el sector de Yolanda Díaz. El referente gallego Antón Gómez-Reino dio por primera vez su apoyo público a la ministra de Trabajo. No es el único que ya se está moviendo a favor de Díaz. Hay otros diputados, algunos de ellos hasta hace poco miembros de confianza de Pablo Iglesias, que ya colaboran en la sombra con Díaz.
En esa tormenta, otro chaparrón. A raíz de las informaciones polémicas sobre el juez Arnaldo por sus trabajo en el pasado para el Partido Popular (que el candidato rechaza al afirmar que no tiene vínculos con ningún partido), miembros de Unidas Podemos admiten que existe «malestar» por la decisión que están tomando los morados. Aunque la dirección ha dado la orden de perseguir una línea de real politik, condicionada a la idea de tener a un representante propio en el Constitucional (Juan Ramón Sáez Valcárcel).
«Pan para hoy, hambre para mañana»
A otros niveles del partido algunos argumentan que esta decisión revela otra contradicción de la formación que nació para frenar el bipartidismo. Incluso los socios de Podemos en el Congreso, como los nacionalistas de ERC, comentan que la decisión de los morados es políticamente equivocada. «Pan para hoy y hambre para mañana, se arrepentirán», comentaba el miércoles en los pasillos del Congreso Gabriel Rufián, mientras que otros tanto en Cataluña como en el País Vasco agregaban: «¿Para qué sirve Podemos si vota con el PP?». También en Más País, Íñigo Errejón ha aprovechado la situación para desmarcarse de Podemos.
Y es que las dudas son muchas entre los morados. Gloria Elizo, miembro de Podemos en la Mesa del Congreso, las explicó así: «Cada voto afirmativo es una ignorancia deliberada». A ella se suma Mari Pita, la dirigente canaria que hasta hace poco formaba parte del pablismo más duro, y que últimamente se ha desmarcado de la línea oficialista tras considerar que en Canarias la dirección estaba amañando las primarias en su contra.
También Pita criticó la decisión de Podemos de avalar al candidato del PP para el Constitucional, al igual que Eduardo Santos, exdiputado morado en el Congreso por Navarra.
Incluso en el segmento de juristas afines a Podemos existen muchas dudas. Algunos de los exponentes cercanos a los morados sostienen que frenar el nombramiento de Arnaldo no sería de por sí una catástrofe, sino que Podemos daría muestra de exigir una verdadera regeneración institucional. «Tan solo se trata de volver a negociar», comentan.
Aun así, todo apunta a que finalmente se impondrá la línea pragmática organizada e impulsada por Enrique Santiago. El actual secretario general del PCE es quien ha ganado más peso interno tras la salida de Iglesias de la Secretaría General. El secretario de Estado para la Agenda 2030 es, de hecho, quien ha negociado con los socialistas los nombramientos del Constitucional, y quien ha elegido a los representantes de la cuota morada.
Santiago también ha llegado a un acuerdo para que un abogado de su máxima confianza, Luis Antonio Ortiz de Mendivil Zorrilla, esté en el Tribunal de Cuentas. Y su interés en la actual situación es evitar que un exceso de celo dinamite todo su trabajo.
Disciplina de voto
Para que se llegue a estos acuerdos, Podemos también ha tenido que ceder en algo. Por ejemplo en excluir las devoluciones en caliente del acuerdo con el PSOE sobre la nueva Ley de Seguridad Ciudadana (que los morados apodan como «mordaza»). También en esa negociación Santiago representó los intereses de Unidas Podemos, sustituyendo por la vía de los hechos a la secretaria general de los morados, Belarra.
Con respecto a la votación oficial que se celebrará este jueves en el Congreso, es difícil saber si los diputados díscolos de Unidas Podemos van a romper la disciplina de voto. Cada preferencia será secreta, de tal manera que solo trascenderán los rechazos públicos a estos acuerdos con el PSOE, que incluyen a la derecha.
El portavoz de Podemos Pablo Echenique ha intentado quitar hierro al asunto, afirmando que si bien los morados aceptan a candidatos asociados al PP, también los de Pablo Casado se «tragan el sapo» de perfiles progresistas. Otros diputados, que se han aliado a la directriz de la cúpula, explican que aunque el acuerdo con el PP sea «malo», sirve para «acabar» con la actual mayoría en el Constitucional a favor de una nueva mayoría «progresista».
Esta tesis sin embargo choca con lo que según fuentes de Podemos se vive a muchos niveles, tanto entre cuadros como en la base, que rechazan un enfoque que consideran contrario al espíritu fundacional del partido morado. Es decir, que así Podemos repite los errores del bipartidismo que quiso enmendar. Y en algunos casos esta preocupación se ha hecho pública en las redes sociales, como es el caso del exsenador por Barcelona Óscar Guardingo.
A todas esas tensiones internas se ha sumado la expectativa sobre el programa de La Sexta, Salvados, en el que Alberto Rodríguez puede revelar, tal y como ya adelantó THE OBJECTIVE, su enfado por el ninguneo sufrido en un primer momento por la cúpula morada tras la inhabilitación en el Congreso. Rodríguez sostiene que Yolanda Díaz fue la única que le llamó tras la decisión de Meritxell Batet, lo que abre incluso la puerta a otro fichaje encubierto de la dirigente gallega, a la espera de que finalmente oficialice su plataforma y candidatura.
