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Sanidad

España tarda 780 días en suministrar los nuevos medicamentos que autoriza la UE

Cuando Sanidad da el visto bueno a una nueva terapia, las comunidades inician la compra, retrasando aún más el acceso

España tarda 780 días en suministrar los nuevos medicamentos que autoriza la UE

España tarda 780 días en suministrar los nuevos medicamentos que autoriza la UE. | EP

España es una potencia global en ensayos clínicos, con 924 aprobados en 2022 y unos 600 hasta septiembre de 2023. Sin embargo, el acceso a nuevos medicamentos sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país. A los 629 días que tarda España en financiar un fármaco desde que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) le da el visto bueno, hay que sumar cinco meses más hasta que llega a las comunidades autónomas para su suministro.

Esto es, España tarda de media unos 780 días desde que el tratamiento recibe la luz verde por parte de las autoridades europeas pertinentes hasta que un paciente español puede recibirlo. Y es que cuando Sanidad, a través de la Comisión Interministerial de Precios, da el visto bueno a una nueva terapia, las regiones inician sus procedimientos de compra, retrasando el acceso aún más. Así lo ha señalado Isabel Pineros, directora del departamento de Acceso de Farmaindustria, durante el XVI seminario de periodistas que anualmente organiza la patronal. Un periodo, insiste Pineros, que sobrepasa ampliamente lo establecido en la Directiva 89/105/CEE (180 días).

Esto coloca a España en la cola de países europeos que más tardan en acceder a nuevos tratamientos. Alemania solo se demora 128 días, Inglaterra 329, Italia 436 y Francia 508 días. Por ello, desde Farmaindustria proponen una mejor coordinación entre comunidades autónomas, así como una reforma del procedimiento de financiación y fijación de precios y establecer un sistema de acceso temprano. Y es que si bien Pinero señala que existe una normativa para facilitar el acceso de determinados medicamentos a los pacientes mientras se decide su financiación (Real Decreto 1015/2009, de 19 de junio), se trata de una solicitud «individualizada» y «excepcional» únicamente para «pacientes que padecen una enfermedad crónica o gravemente debilitante o que se considera pone en peligro su vida y que no pueden ser tratados satisfactoriamente con un medicamento autorizado».

Inequidades de acceso

De esta forma, dado que los mismos medicamentos están siendo financiados en países vecinos, los médicos, hospitales y los propios pacientes buscan soluciones individuales para paliar el déficit de acceso, «generando inequidades en la sociedad, así como una ineficaz gestión», relata la experta, que agrega que como consecuencia «algunos pacientes pueden ser tratados con nuevos medicamentos pendientes de financiación en algunas comunidades autónomas y otros no».

«Este problema de acceso a los medicamentos innovadores es un diagnóstico compartido entre las autoridades sanitarias, pacientes, profesionales sanitarios e industria farmacéutica y requiere una solución urgente en la que desde Farmaindustria ya estamos trabajando con la Administración», explica el director general de Farmaindustria, Juan Yermo, que señala que se está trabajando con la Administración «para solucionar el problema de acceso a la innovación». «Se requieren medidas urgentes para mejorar los procedimientos y criterios de financiación».

Ahorros de costes al SNS

Ante esta situación, desde la patronal del medicamento lanzan un mensaje claro: la innovación farmacéutica ahorra recursos al sistema sanitario. Así lo demuestran diversos estudios internacionales que concluyen que la inversión de un euro en medicinas ahorra entre dos y siete euros en otras prestaciones sanitarias, como visitas a urgencias o intervenciones quirúrgicas. Es lo que se conoce como el llamado efecto compensación de los nuevos fármacos sobre el gasto sanitario.

El informe El valor del medicamento desde una perspectiva social 2021, realizado por la Fundación Weber, especialista en Economía de la Salud, con el apoyo de Farmaindustria, y que recoge varios estudios del profesor de la Universidad de Columbia Frank R. Lichtenberg, muestra cómo si un medicamento de 15 años de antigüedad fuera reemplazado por uno de 5,5 años, el coste farmacéutico total per cápita se incrementaría en promedio en 18 dólares anuales, mientras que el gasto no farmacéutico (gasto hospitalario y pérdida de productividad) per cápita se reduciría en unos 72 dólares, lo que supone un coste cuatro veces menor.

Posteriormente, Lichtenberg actualizó este análisis y concluyó que el efecto compensación de los nuevos medicamentos sobre el coste no farmacéutico se ha incrementado en el tiempo, al pasar de una ratio de 4 veces a una de 7,2 veces para la población general y de 8,3 veces para la población mayor de 65 años. Este ahorro se generaría gracias a los ahorros en hospitalizaciones (un 62% del ahorro), visitas médicas (27%) y asistencia domiciliaria (9%) y, en menor medida, visitas a urgencias (2%).

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