España solo notifica un 0,03% de casos de cáncer laboral frente al 10% de Europa
En 2023, se notificaron 94 casos de tumores ocupacionales, frente a los 11.000 que deberían haberse detectado
En España, el cáncer laboral –provocado por la exposición a cancerígenos en el trabajo– es la piedra en el zapato de la salud laboral. En 2023, nuestro país registró 279.260 de nuevos casos de cáncer, entre un 4%-10% son atribuibles a condiciones laborales (unos 11.000 haciendo estimaciones según la horquilla más baja), según la OMS. Sin embargo, el año pasado, solo se notificaron 94 casos de cáncer ocupacional, esto es, un 0,03%, según datos facilitados a THE OBJECTIVE por la Secretaría de Salud Laboral de CC.OO. En 2022, fueron 107.
De esos 94, más de la mitad (54) han sido como consecuencia de la exposición al amianto, un material presente en tejas de recubrimiento de tejados, baldosas, azulejos y también en materiales ferroviarios y que puede provocar cáncer del pulmón o mesotelioma. Tras el amianto, la exposición al cianuro ha provocado siete casos de cáncer notificados, seis casos han sido notificados por productos relacionados del carbón, como el hollín o el alquitrán, y otros seis por el contacto con el polvo de silice, presente en la arena y factor de riesgo de cáncer de pulmón.
Como consecuencia a una exposición al cromo hexavalente, que se usa en la fabricación de acero y puede provocar cáncer de pulmón, se notificaron cinco casos de cáncer en 2023. En el resto de enfermedades profesionales causadas por agentes carcinógenos se ha notificado solamente un caso: arsémico (expuestos a él operadores o ingenieros de fundición y carpinteros, entre otros), cadmio ( expuesto a el trabajadores de trabajos de producción de baterías, pinturas, esmalte o vídrios, entre otros), níquel y sus compuestos, radiación ionizante y aminas y sus derivados.
Por otro lado, según los datos facilitados por CCOO, la mayoría de los casos detectados ha sido notificados por hombres (88), frente a solo seis casos reconocidos a mujeres. Además, solo 67 han podido acceder a una baja laboral (66 hombres y una mujer).
Dificultad en establecer causa-efecto
En Europa, se notifica entre un 5-10% de los casos de cáncer son de origen laboral, lo que supone la muerte de unas 102.500 personas al año, según datos de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA). Alemania, en 2016 (últimos datos del conjunto de Europa), notificó 6.559 casos (32%) de cáncer ocupacional, siendo el país que más casos ha reconocido en este sentido. Le siguen Francia (2.118), Dinamarca (1.924) e Italia (1.033). En 2016, España solo notificó 23 casos, esto es, un 0,2%.
El Dr. Jesús García-Foncillas, presidente de la Fundación ECO, destaca la dificultad en establecer una causa-efecto a la hora de relacionar un cáncer con la exposición a determinados carcinógenos en el trabajo. «Hay tumores que son muy claros, como podrían ser el mesotelioma con la exposición a amianto o como podrían ser algunos tipos de leucemia con productos como el benceno o el formaldehído, muy propio de industria química y de la agricultura», explica el experto.
Por el contrario, ejemplifica el cáncer de pulmón como uno de los tumores que más dificultades pueden generar a la hora de establecer una causa-efecto con el trabajo: «En el caso de cáncer de pulmón puede ocurrir que a veces el paciente haya sido fumador o haya estado expuesto a humo del tabaco, entonces genera dudas si la causa es la exposición laboral u otras exposiciones propias del entorno de la persona».
Por su parte, la Dra. Carmen Mancheño Potenciano, secretaría de Salud Laboral de CCOO, destaca los programas de registros que tienen países como Alemania. «Desde hace décadas, Alemania cuenta con un programa de registro donde se identifica a todos los trabajadores expuestos a carcinógenos. De esta forma, cuando desarrollan un cáncer ya tienen demostrada la exposición», explica Manchego, que señala que en España tampoco existen programas de vigilancia de salud. «El trabajador debería saber si está trabajando con algún agente carcinógeno, pero este programa solo existe para aquellos trabajadores del amianto».
En este sentido, Encarna Abascal, secretaria nacional de Prevención de Riesgos Laborales de CSIF, hace hincapié en el «gran desconocimiento de los propios profesionales». «A veces, los propios profesionales ignoran si están manejando cancerígenos y que, quizá, determinadas patologías pueden estar derivadas del trabajo», explica Abascal, que recalca la «gran ocultación de datos porque supone mucho dinero». «La mutua tiene que pagar el 100% si es una enfermedad profesional y una serie de costes de por vida, y si la persona ha muerto, además, la familia debe recibir una indemnización», indica, y esto «no interesa».
«Salvo casos muy claros y donde es poco probable que el tumor sea de una causa distinta al laboral, como es el amianto, hay una gran incertidumbre», coinciden los expertos.