Disgeusia: qué es y cómo afecta al paciente oncológico
Esta condición, que muchos pacientes experimentan en los tratamientos, puede desencadenar una serie de dificultades
En el ámbito de la oncología, los efectos secundarios de los tratamientos pueden afectar de diversas formas la vida cotidiana de los pacientes.
Uno de los menos conocidos, pero con gran impacto en el bienestar y la nutrición, es la alteración del sentido del gusto.
Esta condición, que muchos pacientes experimentan durante o después de los tratamientos oncológicos, modifica la percepción de los sabores y puede desencadenar una serie de dificultades que trascienden la simple apreciación de la comida.
¿Qué es la disgeusia y cuál es su causa?
La disgeusia es un trastorno del sentido del gusto caracterizado por una alteración persistente y desagradable en la percepción de los sabores.
Este trastorno puede manifestarse como un sabor metálico, amargo, agrio o dulzón en la boca, que distorsiona la percepción habitual de los alimentos.
En el entorno oncológico, aproximadamente el 50% de los pacientes experimentan disgeusia como efecto secundario de tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia, particularmente en aquellos tratamientos dirigidos a la zona de cabeza y cuello.
¿Cuándo aparece la disgeusia en pacientes oncológicos?
La disgeusia en pacientes oncológicos suele ser consecuencia de tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia. Los receptores gustativos y olfativos tienen una elevada tasa de recambio celular, lo que los hace especialmente vulnerables a los efectos tóxicos de estos tratamientos.
La disgeusia tiende a aparecer alrededor de la segunda semana de tratamiento y se intensifica progresivamente. La recuperación del gusto suele ser lenta y puede prolongarse hasta dos años después de finalizar el tratamiento, dejando en algunos casos secuelas permanentes.
¿Cómo afecta la disgeusia?
La pérdida del sabor afecta significativamente la calidad de vida del paciente. El gusto no solo es crucial para el disfrute de la comida, sino también para estimular el apetito.
La disgeusia reduce la ingesta alimentaria, lo que incrementa el riesgo de desnutrición. Esto es particularmente relevante para pacientes en tratamiento oncológico, ya que una nutrición adecuada es fundamental para su recuperación y para tolerar los efectos secundarios del tratamiento.
En muchos casos, la alteración del gusto se acompaña de cambios en la percepción olfativa, lo que agrava la dificultad para mantener una ingesta suficiente.
Manifestaciones comunes de la disgeusia en oncología
La disgeusia en pacientes oncológicos se presenta comúnmente como:
- Sabor metálico o amargo en alimentos ricos en proteínas, como la carne.
- Sensibilidad incrementada a sabores fuertes, especialmente salados y amargos.
- Sensación de sabor apagado o distorsionado, lo que hace que los alimentos parezcan «insípidos» o que sepan «a cartón».
- Aversiones alimentarias provocadas por sabores desagradables o la percepción anormal de olores, lo que puede provocar una reducción de la variedad de la dieta.
Estrategias para manejar la disgeusia
Para los pacientes oncológicos, el manejo de la disgeusia requiere un enfoque multidisciplinario en el que intervengan médicos, nutricionistas y, en algunos casos, terapeutas ocupacionales. Algunas estrategias eficaces incluyen:
Modificación dietética
- Alimentos fríos o templados: evitar comidas calientes, ya que intensifican los olores y sabores.
- Sustitución de proteínas: optar por fuentes de proteínas como huevos, pescado o productos lácteos en lugar de carne roja, que suele ser más propensa a generar sabores desagradables.
- Especias y hierbas suaves: utilizar especias suaves como el perejil, albahaca y hierbas frescas en lugar de salsas intensas que podrían ser mal toleradas.
- Texturas variadas: incorporar alimentos con diferentes texturas, como crujientes o cremosos, para hacer las comidas más agradables.
Estimulación de las papilas gustativas
- Limón y otros cítricos: ayudan a potenciar el sabor sin añadir acidez excesiva, aunque deben evitarse si hay mucositis o irritación bucal.
- Hidratación adecuada: beber agua o bebidas saborizadas con hojas de menta o rodajas de limón para mantener la boca fresca y ayudar a neutralizar sabores desagradables.
Reducción de olores intensos:
- Preparación y elección de alimentos sin olores fuertes: evitar alimentos como café, pescado o comidas fritas, optando por preparaciones al vapor o al papillote.
- Ventilación adecuada: cocinar en ambientes ventilados para minimizar los olores fuertes y, si es posible, pedir a otra persona que prepare las comidas para evitar la exposición directa a los aromas.
Cuidado e higiene bucal:
- Enjuagues bucales suaves: utilizar infusiones de hierbas como tomillo o una solución de bicarbonato de sodio para mantener la higiene y reducir el sabor metálico.
- Cepillado regular: la limpieza de la boca y la lengua después de cada comida puede ayudar a reducir las sensaciones desagradables en la boca.
Apoyo nutricional especializado:
- Complementos nutricionales: en casos de desnutrición o ingesta insuficiente, el equipo médico puede recomendar suplementos nutricionales para garantizar que el paciente reciba los nutrientes necesarios.
- Evaluación y ajuste continuos: es fundamental revisar de forma periódica la respuesta del paciente a las estrategias dietéticas y ajustar las recomendaciones según sea necesario.