La activista medioambiental sueca Greta Thunberg y la Organización Mundial de la Salud (OMS) encabezan las quinielas previas al Nobel de la Paz, que se falla mañana en Oslo y para el que no hay ningún favorito claro a suceder al presidente etíope Abiy Ahmed.
En contexto: aunque la OMS y Thunberg, que ya era una de las candidatas más sólidas el año pasado, lideran las listas de las casas de apuestas, ambas candidaturas despiertan dudas considerables. En el caso de la OMS, a la que se premiaría por su labor en la lucha contra la pandemia de coronavirus, el problema es que el plazo de presentación de candidaturas se cerró el 31 de enero, aunque los miembros del Comité Nobel pueden nominar hasta la primera reunión, en febrero: ambas fechas son anteriores al estallido de la crisis mundial causada por el COVID-19. Thunberg, que en enero cumple 18 años, fue uno de los nombres de 2019, tras pasar de promover una huelga escolar semanal frente al Parlamento sueco contra el cambio climático a encabezar el movimiento global «FridaysForFuture» (Viernes por el Futuro), ser recibida por líderes mundiales e intervenir en cumbres de la ONU.
Ni un hipotético premio a la OMS ni a Thunberg se ajustaría exactamente a los criterios que en su día dejó escritos el magnate sueco Alfred Nobel, su creador: debe reconocer a quienes contribuyan «al hermanamiento de los pueblos y a la eliminación o reducción de armamento, así como formar o impulsar congresos de paz». Sin embargo, el Comité Nobel noruego no siempre se ajusta del todo a ellos y ya otorgó en el pasado premios «medioambientales», como ocurrió con la keniana Wangari Maathai (2004), Al Gore y Rajendra Pachauri (2007).
La juventud de Thunberg ha sido apuntada también como un factor en su contra, si bien la adolescente paquistaní Malala Yousafzai fue galardonada en 2014 a los 17 años por su lucha contra la represión de niños y jóvenes y su derecho a la educación, conjuntamente con el presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, el indio Kailash Satyarthi.
Si el comité opta por un galardón compartido, podría incluir también a la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, por sus esfuerzos por hacer que se cumpla el Acuerdo de París; o al líder indígena brasileño Raoni Metuktire, figura emblemática contra la deforestación en la Amazonía y referente del pueblo Kayapo, que sonó con fuerza el año pasado.
El Comité para la protección de periodistas (CPJ), Reporteros sin Fronteras, la activista afgana Fawzia Koofi y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) también aparecen en las listas de supuestos aspirantes.
Entre los mandatarios figuran el estadounidense Donald Trump, el ruso Vladimir Putin, el chino Xi Jinping, el francés Emmanuel Macron, el británico Boris Johnson, el ucraniano Vladimir Zelensky y el surcoreano Moon Jae-in.
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange; la senadora estadounidense Elizabeth Warren, Bill Gates y la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, también aparecen en las listas en las que otros años han figurado el papa Francisco, activistas rusos y chinos, el saudí Raif Badawi o la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU).
Cuatro personas galardonadas con el Nobel de la Paz -la birmana Aung San Suu Kyi, el timorense José Ramos-Horta, el surcoreano Kim Dae-jung y la iraní Shirin Ebadi– habían recibido años antes el premio de derechos humanos de la fundación noruega Rafto, que en 2020 ha distinguido a la oenegé Coordinación Egipcia para los Derechos y Libertades (ECRF).
Las listas no son a menudo más que especulaciones, porque sólo si quienes nominan lo hacen público se puede saber la identidad de los candidatos, ya que el Comité Nobel noruego no confirma nombres hasta pasado medio siglo y solo difunde el número total de aspirantes, 318 este año (211 individuos y, el resto, organizaciones).
Así se sabe por ejemplo que entre los nominados a suceder a Abiy Ahmed, premiado por impulsar un acuerdo de paz entre Etiopía y Eritrea, están la OTAN, que en 2019 cumplió 75 años de existencia, y el expresidente boliviano Evo Morales.
El de la Paz es el único de los seis premios que se otorga y se entrega fuera de Suecia, en Oslo, por deseo expreso de Alfred Nobel, ya que en su época Noruega formaba parte del reino sueco.