Los grupos favorecidos perciben erróneamente la igualdad como una amenaza
Una investigación en EEUU revela que aquellas personas de razas, etnias, sexo u origen más beneficiadas socialmente creen que la igualdad les perjudica
Los miembros de los grupos más favorecidos de EEUU suelen percibir erróneamente la igualdad como una amenaza para su propia prosperidad, según nueve experimentos en los que participaron más de 4.000 personas.
En este trabajo, los científicos afirman que estas personas perciben incorrectamente la igualdad como algo que necesariamente perjudica su acceso a los recursos, y la desigualdad como algo que siempre les beneficia. Solo cuando dicha igualdad aumenta dentro de su grupo, en lugar de entre grupos, los miembros del más favorecido la perciben como no perjudicial.
«Hay varias pruebas existentes que apuntan a la noción de que la igualdad beneficia a todos en la sociedad al mejorar la economía en general. Todos se benefician de una economía más fuerte y todos sufren cuando la economía se resiente», explica a SINC Derek Brown, que lidera el estudio desde la Universidad de Berkeley (EEUU).
Dos de los experimentos diseñados para esta investigación consistieron en reclutar a los participantes y asignarles un miembro de un grupo arbitrario aventajado. «Este rol arbitrario del grupo era importante porque nos permitía descartar la influencia de las actitudes predominantes y las relaciones idiosincrásicas entre los grupos favorecidos y desfavorecidos existentes en EEUU», añade el investigador.
La ideología política no cambia esta visión de igualdad
Estas percepciones erróneas prevalecieron independientemente de la postura política de los individuos y de sus creencias respecto a la igualdad, y también perduraron frente a las políticas diseñadas para crear escenarios de ‘beneficio mutuo’, según el estudio.
«En el documento, afirmamos que los miembros de los grupos favorecidos (no los ricos) perciben incorrectamente la desigualdad como algo beneficioso, y que esto es independiente de su conservadurismo político. De hecho, lo medimos con la escala denominada Likert de siete puntos, que capta donde indican las personas que se encuentran en el espectro político, en un extremo está la etiqueta ‘muy conservador’ y en el otro la de ‘muy liberal’», indica Brown.
Los investigadores pudieron detectar que el efecto no está impulsado exclusivamente por el conservadurismo político al incluirla como variable de control y como variable moderadora. «Como control, podemos determinar si nuestro efecto predicho persiste incluso cuando se tiene en cuenta la variación que existe en el conservadurismo político. Como moderadora, comparamos directamente si los participantes más liberales declaran percepciones erróneas en mayor medida que los conservadores. Sin embargo, todos los participantes de todo el espectro político perciben equivocadamente las políticas de igualdad como perjudiciales para ellos», continúa.
La mayoría de los participantes en cada estudio declararon ser políticamente liberales. «No medimos la identificación con un partido político más allá de los dos partidos dominantes en EEUU», relata el científico.
Creer que para ganar, otros tienen que perder
Estos resultados ponen de relieve la obstinada persistencia del pensamiento de suma cero, es decir, la creencia de que para que un grupo gane debe ser a costa de otro, incluso cuando hay pruebas claras de lo contrario.
Asimismo, la desigualdad tiene un coste económico cuantificable para la sociedad. El Banco Mundial calcula que la brecha salarial entre hombres y mujeres, por ejemplo, puede costar unos 160.000 millones de dólares en todo el mundo.
«La igualdad en el mundo real se debe probablemente a percepciones indebidamente negativas de las políticas que podrían reducir la desigualdad y a percepciones indebidamente positivas de las políticas que la exacerban», asegura Brown.
Para próximos estudios, los autores recomiendan examinar cómo perciben las personas de los grupos desfavorecidos las políticas que mejoran la igualdad, y evaluar cómo la sociedad puede evitar o sortear los efectos negativos de las percepciones erróneas de la suma cero en el contexto de la igualdad.
Ante la pregunta de qué podemos hacer para acabar con esta creciente desigualdad social en el mundo, Brown enfatiza: «Resaltar los beneficios sociales mutuos, incentivar económicamente a las personas para que voten por soluciones políticas en las que todos salgan ganando y presentar conjuntamente políticas de igualdad no perjudiciales con otras perjudiciales no cambia esta percepción errónea. Sin embargo, todavía hay varias vías posibles que explorar para cambiar esta percepción, promover la igualdad y aliviar las disparidades a las que se enfrenta la sociedad actualmente».