Parkinson: la calidad de vida de los pacientes depende de la raza y del origen étnico
Los pacientes con Parkinson de origen étnico negro, hispano y asiático tienen una calidad de vida inferior a la de los pacientes blancos
La enfermedad de Parkinson suele darse en personas que rondan los 60 años, pero puede aparecer antes y es mucho más común entre los hombres que entre las mujeres.
Aunque no existe una cura definitiva para la enfermedad, existen tratamientos que ayudan a mejorar los síntomas y ralentizan su agravación. En casos severos, es posible una cirugía y estimulación cerebral profunda (electrodos implantados en el cerebro que envían pulsos para estimular las partes del cerebro que controlan el movimiento).
Según un estudio publicado recientemente en la revista médica «Neurology» de la Academia Estadounidense de Neurología y compartido por 20minutos, se ha demostrado que los pacientes con Parkinson de origen étnico negro, hispano y asiático tienen una calidad de vida inferior a la de los pacientes blancos en relación a la salud.
La calidad de vida relacionada con la salud se entiende como una evaluación del nivel de bienestar, salud y satisfacción general de una persona.
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«Las minorías raciales y étnicas han estado insuficientemente representadas en la investigación de la enfermedad de Parkinson, lo que ha limitado nuestra comprensión de los tratamientos y los resultados en estas poblaciones», apunta el autor del estudio, Daniel Di Luca, de la Universidad de Toronto, en Canadá.
«Investigaciones anteriores han demostrado que algunas poblaciones pueden tener un acceso limitado a neurólogos, medicamentos y otras terapias«, prosigue. «Nuestro estudio encontró que las personas negras, hispanas y asiáticas con Parkinson tienen una menor calidad de vida que las personas blancas, y que algunas disparidades de salud y diferencias de gestión persisten incluso con la atención continua de neurólogos expertos».
Desarrollo del estudio
En el estudio participaron 8,514 personas con la enfermedad de Parkinson; 90% eran blancos, 6% hispanos, 2% asiáticos y 2% negros. Para evaluar la calidad de vida, los investigadores pidieron a los participantes que completaran un cuestionario.
El cuestionario estaba compuesto por 39 preguntas sobre la frecuencia con la que, durante el último mes, los participantes experimentaron dificultades para desarrollar tareas cotidianas como las labores en el hogar o desplazarse en público. También se preguntaba con qué frecuencia se sentían ansiosos, deprimidos, ignorados por los demás o incapaces de comunicarse adecuadamente.
Resultados del estudio
Los participantes respondieron a cada pregunta utilizando una escala de cinco puntos, en la que cero representaba nunca y cuatro, siempre. Cuanto mayor era la puntuación, peor era la calidad de vida.
Tras ajustar factores como la edad, el sexo y la duración de la enfermedad, así como afecciones médicas como la diabetes y la hipertensión, la puntuación media total fue de 29 para los negros, 27 para los hispanos, 25 para los asiáticos y 23 para los blancos. Es decir, la peor calidad de vida en general era la de los pacientes negros, después los hispanos, luego los asiáticos y finalmente los blancos.
Al analizar las respuestas a diversas preguntas, las puntuaciones en movilidad, bienestar emocional, apoyo social y dolor también fueron peores para los negros, los hispanos y los asiáticos que para los blancos.
Según los investigadores, las pruebas de memoria y pensamiento podrían explicar algunas de las variaciones en las puntuaciones de calidad de vida entre las distintas etnias: negros, hispanos, asiáticos y blancos.
El autor del estudio sugiere que, según investigaciones previas, los bajos niveles socioeconómicos, la falta de educación y otros factores estresantes podrían estar vinculados con peores resultados cognitivos. Asimismo, se ha demostrado que los prejuicios culturales pueden influir en los resultados de las pruebas cognitivas.
«Evaluar las razones subyacentes a las diferencias de calidad de vida entre grupos raciales y étnicos es crucial para mejorar la atención», afirma Di Luca. «Se necesitan estudios futuros para comprender mejor las razones de las diferencias de tratamiento y resultados en las poblaciones infrarrepresentadas, incluidas las diferencias en el pensamiento y la memoria, la atención clínica y la calidad de vida».