Hakuna se consagra en la JMJ de Lisboa y arrasa entre la juventud católica del mundo
El grupo se creó a raíz de este encuentro en Río de Janeiro y sus canciones están entre las más escuchadas de Spotify
En 2013, hace ahora diez años, un grupo de jóvenes españoles viajaron hasta Río de Janeiro para vivir la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Nunca imaginaron que, diez años después, en Lisboa, ellos serían protagonistas e instrumentos para que jóvenes de todo el mundo se acercaran a Dios, como ellos lo hicieron en 2013. Entonces, en torno a una guitarra compusieron unas partituras de oración que hoy son el himno de esta juventud católica y su repercusión ha sido tal que las canciones se han colado entre las 50 más virales de España en Spotify. Se reunían para preparar su viaje a Río de Janeiro, y después siguieron con estos encuentros, que fueron la semilla de lo que hoy es Hakuna Group Music.
La consagración definitiva de este grupo de jóvenes de toda España, que ya se ha extendido por varios países del mundo, se ha producido en la JMJ celebrada en Lisboa del 1 al 6 de agosto, donde han llegado a ofrecer tres conciertos multitudinarios en la Plaza del Comercio, en el primer Festival de Influencers Católicos, y en el Campo de Gracia, donde más de un millón de personas se reunieron para rezar con el Papa. Hasta 60 jóvenes de todos los países han cantado en Lisboa en los tres eventos. THE OBJECTIVE ha contactado con algunos de los jóvenes que han participado en estos conciertos para que den testimonio de esta experiencia de fe.
«Mi sensación personal es que no estábamos solo interviniendo los que cantábamos, sino que estábamos viviendo y rezando todos juntos». Así se sentía Ignacio Serrano cuando subió al escenario en la Plaza del Comercio de Lisboa. Con 25 años ha sido su primera JMJ y recuerda con especial emoción cuando empezaron a cantar Noche, y miles de jóvenes se arrodillaron para pedir por sus intenciones: «De repente, cuando ves que la gente se pone de rodillas, incluso gente que no sigue a Hakuna tan de cerca, te das cuenta de que la gente está rezando, que es lo importante».
Antes de cada concierto se reúnen ante el Santísimo, instalado detrás del escenario, e invocan al Espíritu Santo: «Siempre tenemos la conciencia de que estamos cantando para Dios, que él es el centro de todo y nosotros somos instrumentos. Antes de los conciertos nos lo recordamos entre nosotros, ponemos los pies en el suelo, para que la música salga del corazón», señala Ignacio.
Esta sensación tan especial es parecida a la que ha vivido Lola Tuduri, de 20 años, que por primera vez ha podido participar en una JMJ: «Nunca en la vida me había imaginado que cantaría en una JMJ. Ha sido un regalo y todavía no lo he asimilado. Ha sido una experiencia muy rezada antes«. Este éxito lo asume con humildad, al subrayar que «no canto para recibir ningún tipo de fruto, que no sea nada para mí, ni para sentirme realizada, pero Dios, a través de lo que hemos cantado, ha nutrido a la gente. Se han movido muchos corazones».
Pilar Tuduri, de 24 años, cantó en el Festival de los Influencers Católicos, y considera «un regalo ver cómo Dios se sirve de la música para llegar a tanta gente. Es un instrumento increíble para llegar a los alejados. En Hakuna tenemos un carisma muy concreto de llegar quizás a los que les cuesta más llegar a la fe de otras maneras. La música nos llega a todos y es un regalo enfocarla hacia Dios y que llegue a tanta gente». Esta joven, «con una vida trabajadora normal y corriente», se siente muy afortunada de que, de repente, «se nos dé la oportunidad de tener esta experiencia».
Para Javier González, 25 años, esta ha sido la JMJ más especial de las tres a las que ha asistido. En 2011 estuvo en Madrid; en 2016, en Cracovia; y ahora, en Lisboa. Recuerda a THE OBJECTIVE cómo fue su primer encuentro con este grupo musical: «Fui a Madrid con mi familia. Tenía 14 años, cogimos un coche desde Valencia y fuimos a la Vigilia. En 2016, Hakuna todavía no estaba en Valencia y dos amigas habían ido con Hakuna a Albania de voluntariado un mes y acababan en la JMJ. Yo estaba en Cracovia y de repente me crucé con estas dos amigas y vi un grupo de cientos de personas con una bandera que ponía ‘Hakuna’ y me pregunté ‘¿qué es esto?’. Fue mi primer encuentro con Hakuna».
Después, en Cracovia, tuvo «un encuentro muy personal con Dios» y se dio cuenta «de que no estaba solo a nivel fe y necesitaba algo»; al volver del viaje empezó a ir a las Horas Santas de Hakuna. Una historia que le ha llevado a la JMJ de Lisboa, «una experiencia increíble. Darnos cuenta de que han contado con nosotros para ayudar a la gente. Ha sido una pasada ir primero como peregrino y después cantar ante miles de personas. Muy emocionante».
Finalmente, Chini ha vivido con especial intensidad el hecho de que «Hakuna va mucho más allá que un grupo de música. Una cosa muy bonita que hemos vivido en esta JMJ es que, además de los conciertos, hemos tenido la suerte de tener una iglesia a nuestra disposición para poder exponer al Santísimo todas las noches de nueve a doce de la noche y poder hacer una Hora Santa larga. Fue increíble porque la Hora Santa se llenaba lo mismo que los conciertos, dos horas antes que empezara había una cola de tres manzanas. Me encantó darme cuenta de que los conciertos son para eso y ha sido un regalo ver cómo compartimos la fe».