Detenido en Fuerteventura un joven que robó cinco cajas fuertes mientras estaba de permiso
El varón tenía antecedentes y cumplía condena, aprovechando sus permisos penitenciarios
Agentes de la Guardia Civil.
La Guardia Civil ha detenido a un joven de 27 años que, mientras cumplía condena en la cárcel, aprovechó sus permisos para perpetuar un total de cinco atracos a cajas fuertes de hoteles en Fuerteventura. Se le acusa de ser el presunto autor de cinco delitos de robo con fuerza; según ha informado Canarias7.
Estos robos tuvieron lugar entre los meses de marzo y agosto del pasado año, 2022. Los atracos eran perpetrados en establecimientos hoteleros Morro Jable y Costa Palma, ambos municipios de Fuerteventura. Los dueños de estos hoteles interpusieron denuncias por la desaparición de cajas fuertes, así como de numerosos objetos personales de clientes.
La investigación, abierta por la Guardia Civil desde entonces, ha sido un largo proceso de visionado de imágenes de cámaras de seguridad y recopilación de información, con el fin de encontrar a los culpables. Lo que estaba claro era que el autor u autores de los hechos conocía bien los hoteles afectados.
En uno de los establecimientos afectados, un despiste del atracador permitió a los investigadores extraer fragmentos lofoscópicos, que posteriormente permitieron identificar al ladrón. Así, se conoció que se trataba de un individuo de 27 años de edad, que tenía antecedentes y que estaba cumpliendo condena en el Centro Penitenciario de Tahiche (Lanzarote).
La pregunta es: ¿Cómo pudo perpetrar los atracos si estaba en la cárcel? Pues bien, el sujeto aprovechaba sus permisos penitenciarios para planear y llevar acabo los robos de las cajas fuertes de los hoteles. A pesar de que ya ha sido localizado, los objetos sustraídos no han sido encontrados aún.
El varón fue detenido en Puerto del Rosario. Tras hablar con los agentes, se aclaró que el sujeto forzaba las puertas de las terrazas del hotel para acceder al interior de las mismas. Una vez dentro, apalancaba las cajas fuertes con objetos contundentes y las vaciaba de pertenencias y objetos personales y de valor.
Para no levantar sospechas, todo se guardaba en las propias maletas de sus víctimas, sacándolas a mano de los establecimientos a plena luz del día. Las cajas fuertes que no podían ser abiertas en un primer momento, eran abiertas ya fuera de los hoteles, y abandonadas en descampados.
