El nivel de estudios de la madre salva al hijo del abandono escolar: 12 veces menos probable
En los casos en que la progenitora tiene educación superior, solo el 3% de alumnos deja la formación
Es bien conocido que el entorno social, económico y cultural del que procede un alumno es un indicador bastante fiable —aunque haya excepciones, por supuesto— para predecir su futuro rendimiento educativo. Numerosos estudios han abordado esta cuestión, algunos desde términos más generales y otros más específicos, hasta el punto de que se ha apuntado a las bondades formativas de venir de un hogar en el que se juega al ajedrez, en el que se anima a los jóvenes a tocar un instrumento musical o en el que hay una buena biblioteca.
Pero mucho más fundamental que esas aficiones que pueden disponer a un chico al gusto por la formación es la importancia que sus padres le den a la educación, así como el nivel de estudios que estos hayan alcanzado. Así se afirma en el último informe ‘Sistema estatal de indicadores de la educación 2023’, publicado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, que señala que «el nivel educativo de los padres, sobre todo de la madre, afecta especialmente al abandono» escolar. Cabe recordar que el abandono temprano de los estudios es uno de los mayores problemas que arrastra nuestro sistema educativo, siendo España el segundo país de la Unión Europea con peor tasa (13,6%) y sólo superado por Rumanía.
En concreto, el informe analizado por THE OBJECTIVE señala que, entre los hijos de madres con estudios superiores, sólo tres de cada cien abandona los estudios. Si, en cambio, la madre sólo tiene la Primaria, los alumnos dejan la educación tempranamente en uno de cada tres casos. Más en detalle, y según datos correspondientes al año 2022, el porcentaje de abandono de los jóvenes cuyas madres tienen estudios superiores —ya sean universitarios o de FP media o superior— se sitúa en solo en el 3,1%, subiendo al 8,7% cuando las madres alcanzan la segunda etapa de Educación Secundaria, es decir, si tienen el Bachillerato o una FP básica. Los valores son superiores a la media si el nivel es de primera etapa de Secundaria (si sólo tienen la ESO), 17,9%, y muy superiores si el nivel alcanzado es solo de Educación Primaria o inferior, 36,3%. La incidencia del abandono, por tanto, es casi 12 veces superior cuando la madre tiene estudios bajos que cuando los tiene superiores.
Los bajos estudios de los padres, además, se traducen en la gran mayoría de casos en menores ingresos económicos. Esto lleva a agudizar las diferencias entre los alumnos provenientes de un entorno vulnerable y el resto de compañeros. Esta realidad ha quedado demostrada en numerosos informes, por ejemplo el último Education and Training Monitor, elaborado por la Comisión Europea, donde se refleja que los estudiantes españoles de bajo nivel socioeconómico tienen casi cinco veces más probabilidades de presentar un bajo rendimiento en lectura, matemáticas y ciencias.
El informe de Bruselas también recoge la desigualdad según el nivel educativo de los padres: aquellos cuyos progenitores tienen un bajo nivel formativo son nueve veces más propensos a dejar los estudios que aquellos cuyos padres han ido a la universidad.
El nivel educativo de los padres suele repercutir a su vez en la importancia que estos conceden a los estudios de sus hijos y al nivel de seguimiento que hacen de los mismos. En este sentido, los alumnos se benefician de un entorno familiar que está pendiente de su rendimiento escolar, tanto en los propios resultados como en el afán por seguir formándose. Por ejemplo, según la OCDE, los jóvenes cuyos padres se interesan por sus estudios tienen 2,5 veces más probabilidades de querer sacar buenas notas y casi el doble estar «muy satisfechos» en sus vidas. Por su parte, otro estudio elaborado por profesores de la Universidad de Harvard y de Bocconi apunta a que las recomendaciones sobre elección en Secundaria —ya vengan por parte de las familias o de los profesores— mejoran el acceso a estudios superiores y reducen la repetición de curso.
Así, queda patente que el interés de los padres por la educación de sus hijos, impulsa a estos a un mayor interés y rendimiento en los estudios. A este respecto, el último informe PISA dejó un dato positivo y es que el 74,4% de las familias españolas anima a sus hijos a sacar buenas notas, por encima del 69% de la OCDE.