Notables y sobresalientes, inflados en bachiller: suben 20 puntos en menos de una década
Las altas calificaciones en esta etapa se han traducido en un endurecimiento de las notas de corte para la universidad
Son muchos los que en el mundo educativo comparten la impresión de que la exigencia académica se ha reducido en los últimos años. En efecto, los profesores más veteranos hablan en muchas ocasiones de que la carga de contenidos que los estudiantes deben asumir es menor. Algunos, incluso, afirman que son los padres los que promueven menores requerimientos formativos, más preocupados por que sus hijos aprueben que por que adquieran los conocimientos establecidos.
También las sucesivas leyes educativas de las últimas décadas han contribuido a esta progresiva reducción de la exigencia. Tal vez el mejor ejemplo es la reciente LOMLOE, más conocida como la ‘ley Celaá’, que actualmente permite pasar de curso sin importar el número de suspensos, siempre que «el equipo docente considere que la naturaleza de las materias no superadas le permita seguir con éxito el curso siguiente».
Subidón de notas en Bachiller
Pero la bajada de la exigencia no se observa únicamente en las notas algo más bajas —en la frontera entre el suspenso y el aprobado—, sino también en las más altas. En otras palabras, los profesores tienden a poner mejores calificaciones que hace unos años. En este sentido, hay un dato demoledor: el 70% de los aprobados que se ponen en Bachillerato son sobresalientes o notables, por sólo un 30% de bienes y suficientes.
Son datos analizados en ‘Desafíos y oportunidades para el futuro de la educación superior’, publicado en el último número de la revista Papeles de Economía Española, editada por el think tank Funcas. Las cifras, procedentes a su vez del Sistema Integrado de Información Universitaria, muestran la relajación del sistema educativo español en lo que a calificaciones se refiere. Muy ilustrativo es el dato de que la proporción de sobresalientes y notables ha pasado de representar el 50% de los aprobados totales en el año 2015 al mencionado 70% en 2022. Se trata de una subida de 20 puntos en apenas siete años, lo que habla a las claras de lo que se han abaratado las puntuaciones más altas.
Este subidón en los resultados más altos se traduce, como es lógico, en que se ponen menos notas mediocres. En 2015, la proporción de bienes era superior al 30% de los aprobados totales, mientras que en 2022 se redujo hasta cerca del 25%. Por su parte, el peso de los suficientes ha pasado a menos de la mitad, desde el 18% al 7%.
El efecto del covid
Esta bajada de la exigencia en bachiller se acentuó claramente durante la pandemia, un momento en que el sistema educativo en su conjunto se vio en jaque por la situación sanitaria mundial. De los 20 puntos en que ha subido el porcentaje de sobresalientes y notables desde 2015, casi la mitad corresponden al trienio 2020-2022.
Pero, tal y como señala el informe de Funcas, la inflación en las notas de Bachillerato sólo puede achacarse parcialmente a la pandemia. Una reforma educativa de 2017 que redujo la opcionalidad de la fase específica de la antigua Selectividad ya produjo que los profesores hincharan las notas de Bachillerato para compensar. Antes incluso, en 2013, sucedió algo parecido cuando la nota límite para acceder a una beca subió del 5 al 6,5. Los docentes, entonces, también inflaron calificaciones.
Notas de corte más duras
Además, el subidón de calificaciones en Bachillerato está muy relacionado con el porcentaje de alumnos aprobados en la Evaluación de Acceso a la Universidad (EvAU), que en la última edición alcanzó el 96,84%, récord de la serie histórica. A su vez, esto se ha venido traduciendo en los últimos años en un endurecimiento de las notas de corte para acceder a muchas carreras en la universidad.
Pero el bachiller no fue la única etapa donde los efectos de la pandemia se tradujeron en una evaluación más permisiva. Tal y como ha ido informando THE OBJECTIVE, lo mismo ocurrió con indicadores como el número de repetidores, que se redujo casi a la mitad en Primaria y también de modo significativo en la ESO. Lo mismo ocurrió con la tasa de graduados en la última etapa educativa obligatoria (el porcentaje de alumnos que logran terminarla), que logró su techo histórico en el curso de la pandemia, el 2019-2020. En los años siguientes, con todo, la tasa ha ido moderándose.