
Diego Figuera, un psiquiatra contra la sobremedicalización de la salud mental
Diego Figuera Álvarez –como todos nosotros– está marcado inevitablemente por la huella del padre, que hizo lo posible por que el pequeño renunciara al deseo inamovible de ser psicólogo. Su padre, que no solo fue un cirujano cardiovascular de prestigio internacional, sino que fundó el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, inventó decenas de utensilios médicos y mereció obituarios laudatorios en todos los periódicos del país, fracasó por partida doble en el esfuerzo de orientar las trayectorias de sus hijos: de los cuatro que tuvo, dos le salieron del gremio. “Mi padre quería que yo fuera arquitecto”, sonríe. “Pero siempre quise ser psicólogo”.




































