Suu Kyi acusa a los rebeldes rohingyas de difundir "desinformación"
La líder de facto del Gobierno birmano y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, ha roto este miércoles su silencio para acusar a los rebeldes rohingyas, a los que ha denominado como «terroristas», de difundir un «iceberg de desinformación» durante ola de violencia que vive esta minoría en el oeste del país desde hace casi dos semanas. Este es el primer comentario oficial que hace desde el inicio de la crisis, que comenzó a finales de agosto y que ya ha dejado más de 400 muertos y 172.000 desplazados. La premio Nobel de la Paz ha sido muy criticada en el extranjero por su silencio sobre la suerte de esta minoría musulmana.
La líder de facto del Gobierno birmano y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, ha roto este miércoles su silencio para acusar a los rebeldes rohingyas, a los que ha denominado como «terroristas«, de difundir un «iceberg de desinformación» durante ola de violencia que vive esta minoría en el oeste del país desde hace casi dos semanas. Este es el primer comentario oficial que hace desde el inicio de la crisis, que comenzó a finales de agosto y que ya ha dejado más de 400 muertos y 172.000 desplazados. La premio Nobel de la Paz ha sido muy criticada en el extranjero por su silencio sobre la suerte de esta minoría musulmana.
En su primer comentario desde el asalto perpetrado por los insurgentes del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA), Suu Kyi ha acusado a los rebeldes, que ella al igual que el Ejército califica de «terroristas», de dividir a las comunidades del país. En una conversación telefónica con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, la dirigente birmana señaló que la «calculada» campaña de desinformación sirve «para promover los intereses» del grupo armado que combate al Ejército en el estado Rakhine (antiguo Arakan), donde viven 1,1 millones de musulmanes de la etnia rohingya.
«Sabemos muy bien, mejor que la mayoría, lo que significa la privación de los derechos humanos y la protección democrática. Nos aseguraremos de que todas las personas del país sean protegidas, así como sus derechos a defensa humanitaria, social y política», ha asegurado, conforme a la transcripción oficial publicada este miércoles por su oficina.
Suu Kyi, galardonada en 1991 con el premio Nobel de la Paz, y el Gobierno birmano han sido criticados con dureza por países de mayoría musulmana, activistas pro derechos humanos y Naciones Unidas ante la falta de soluciones para situación de desamparo que viven los rohingyas, a quienes las autoridades locales niegan la ciudadanía. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó la víspera su preocupación a que la reciente escalada de violencia que vive Birmania (Myanmar) pueda derivar en una «crisis humanitaria».
Por cuarto día consecutivo, centenares de personas se han manifestado a las puertas de la embajada de Birmania en Yakarta para pedir el fin del conflicto entre los ciudadanos musulmanes y la mayoría budista.
Desde el 25 de agosto, cuando se reiniciaron los enfrentamientos, al menos 146.000 rohingyas han llegado a Bangladesh huyendo de la violencia en el oeste de Birmania, según cifras de la ONU. La Unión Europea exigió el martes pleno acceso sin restricciones de la ayuda humanitaria para los rohingyas y ha pedido el fin de los abusos contra esta minoría. No obstante, según la transcripción publicada, Suu Kyi no ha hecho mención durante la conversación al éxodo de rohingyas a territorio bangladeshí.
Al menos 371 rebeldes, 15 efectivos gubernamentales y 28 civiles han muerto en los doce días de conflicto, de acuerdo a los datos del comité de información de la Oficina de la Consejera de Estado, cargo que ocupa Suu Kyi. Este organismo oficial también ha estimado en cerca de 7.000 las casas destruidas durante los combates, en 59 poblaciones de la región.
Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohingya, les considera inmigrantes bengalíes, y les impone múltiples restricciones, incluida la privación de movimientos.