Innovación y talento: ¿la tecnología crea empleo o destruye puestos de trabajo?
En España hay 61 perfiles profesionales tecnológicos que las empresas se pelean. ChatGPT acabará con algunos puestos, pero creará otros con salarios elevados.
El discurso sobre los efectos de la innovación en el talento es variado. Va desde quienes tienen una perspectiva apocalíptica y aseguran que destruye puestos de trabajo a quienes defienden que la tecnología crea empleo. ¿Quién tiene razón? Hay diferentes puntos de vista sobre los impactos de la innovación en el mercado laboral. Lejos de los fantasmas del paro que se suelen asociar a los avances tecnológicos, los nuevos desarrollos demandan con urgencia cubrir puestos de trabajo para los que hay pocos trabajadores.
Según el informe ‘Radiografía de Empleos Emergentes en España’ que ha publicado la Asociación Española para la Digitalización DigitalES, en España hay 61 perfiles tecnológicos que lideran la demanda de talento. Las empresas han triplicado su búsqueda entre 2019 y 2022 en nuestro país y a cierre del pasado ejercicio se publicaron más de 11.500 ofertas de empleo en portales de Internet para estos profesionales, los más buscados.
Los ámbitos de actividad que están a la caza de estos puestos son Ciberseguridad, Cloud, Inteligencia artificial, Data, sostenibilidad y construcción sostenible, economía circular, energías renovables, modelación 3D, bioinformática y otras áreas TI, como Internet of Things (IoT), smart city o ciudades inteligentes, salud, blockchain y QA Automation.
Esta alta demanda de perfiles cualificados en sectores que están protagonizando su transformación tecnológica también crea oportunidades de trabajo para colectivos con poca presencia, como las mujeres. Por ejemplo, en el sector de los seguros, la insurtech wefox cuenta actualmente con un total de 44% de mujeres en su plantilla. Y en puestos tecnológicos hay cada vez más trabajadoras: ha aumentado la contratación de mujeres con perfiles STEM desde nueve ingenieras en 2021 (8,6%) a 33 en 2023 (20,65%).
La IA de ChatGPT, ¿amenaza laboral?
Esa es la cara amable del desarrollo tecnológico: más demanda de perfiles cualificados y oportunidades para segmentos de población que se pueden integrar al mercado laboral. Sin embargo, está la cara B. Y es que hay áreas que son más sensibles a avances tan disruptivos como el de la inteligencia artificial. Y si hablamos de IA en 2023, hablamos de ChatGPT.
Su lenguaje natural y su capacidad de elaborar respuestas con un enorme parecido al discurso humano ha planteado la oportunidad real de que ciertos trabajadores sean sustituidos por este tipo de chatbots inteligentes.
Algunos estudios, como el publicado por el banco Goldman Sachs, incrementan el nerviosismo general al concluir que la IA podría automatizar unos 300 millones de puestos de trabajo, dejando fuera de ellos a la inteligencia humana. Y los sectores más afectados serían el administrativo, así como determinadas funciones del sector jurídico y de las ciencias físicas y sociales. Las regiones más afectadas serían Estados Unidos y Europa.
Lo que parece claro es que ningún profesional quedará ajeno al efecto de ChatGPT: el estudio del banco asegura que casi todos los trabajadores verán cómo la inteligencia artificial cambiará, en mayor o menor grado, la manera como trabaja. Los mismos creadores del chatbot inteligente consideran que las profesiones relacionadas con las matemáticas, las finanzas y la lingüística se verán afectadas (que no perjudicadas) por la IA. En estos casos, puede ser un aliado más que un reemplazo.
Por otra parte, ChatGPT también puede generar interesantes incrementos salariales para perfiles altamente cualificados vinculados con la mejora del su algoritmo. Según Bloomberg, este tipo de perfiles podrían llegar a cobrar en torno a 310.000 euros para desempeñarse como una especie de «profesor de la IA». Son puestos que hace solo unos años no existían: unos perfiles desaparecen, otros se adaptan y otros surgen con elevados salarios.
La digitalización en los puestos de trabajo
Lo que parece claro es que la tecnología cambiará el mercado laboral de una manera que hoy somos incapaces de imaginar. Las previsiones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalan que el 65% de los niños de hoy llegue a la edad adulta realizará trabajos que a día de hoy no existen, pero que aparecerán en un futuro no muy lejano.
La digitalización y su avance constante ya está modificando nuestras relaciones laborales en términos más prácticos. El desarrollo tecnológico permite implementar con eficiencia nuevos modelos de trabajo. Hoy las compañías de diversos sectores tienen la posibilidad de utilizar herramientas con altas capacidades que facilitan el trabajo en equipo a distancia, la deslocalización, el teletrabajo o el trabajo híbrido, la gestión del tiempo y la compartición de recursos y conocimientos de una forma que antes no habíamos visto.
El gran test digital lo tuvimos con los confinamientos de la pandemia, cuando comprobamos que una parte importante de las empresas podían mantener la actividad gracias a los avances tecnológicos vinculados con las herramientas de trabajo. En aquellos momentos de prevención de contagios que hoy parecen tan lejanos, parecía que el teletrabajo había llegado para quedarse. Pero con la recuperación de la normalidad, muchas empresas empezaron a transitar hacia entornos de trabajo híbrido. Sin embargo, han apostado fuerte por mejorar las competencias digitales de los empleados.
El impacto económico de la tecnología
Más allá de las típicas leyendas urbanas que asocian el desarrollo de la tecnología con un incremento de paro -que en la realidad están más vinculados con los distintos ciclos económicos- la innovación ha contribuido a aumentar la demanda de trabajo a nivel agregado. Así lo constata el estudio Radiografía de Empleos Emergentes en España.
El factor tecnológico y el progreso técnico tienen efectos económicos y han contribuido a aumentar de manera generalizada la productividad del trabajo y, con ello, su demanda y sus salarios. Aunque ese progreso técnico ha sido sesgado, durante décadas los trabajadores han adquirido las habilidades necesarias para utilizar nuevas técnicas, procesos y máquinas. En muchas ocasiones, lo han aprendido en el propio puesto de trabajo, facilitando la transición de unas ocupaciones a otras en sectores distintos.
Por otra parte, los avances tecnológicos han repercutido en una mayor competencia, lo que finalmente se traslada a los precios más bajos de muchos bienes, aumentando su demanda. Y la mejora de la productividad en unos sectores y el incremento de la renta han provocado un aumento de la demanda de otros bienes y servicios complementarios. Esta complementariedad ha dado lugar a que los salarios hayan aumentado también en sectores en los que las mejoras de productividad han sido más modestas. Y estos mayores recursos han permitido financiar el desarrollo del Estado del Bienestar.
En definitiva, la tecnología crea empleo y riqueza y la innovación transforma el mercado laboral. La digitalización traerá una gran cantidad de puestos de trabajo emergentes que trascienden los sectores de la informática y las telecomunicaciones. También transformará algunos trabajos y otros desaparecerán: los trabajadores tendrán que adaptarse y acceder a otros puestos. La formación será clave para esta adaptación a las tecnologías como la inteligencia artificial en entorno laboral.