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¿Tienen las criptomonedas un alto impacto energético?

Los activos criptográficos pueden generarse de distintas formas, donde la minería permanece entre los más populares y polémicos por su factura energética

¿Tienen las criptomonedas un alto impacto energético?

Criptomonedas de ethereum. | Zuma Press

El crecimiento exponencial de las criptomonedas ha generado una creciente preocupación sobre su impacto en el medio ambiente. En particular, el proceso de minado, que es el sistema por el que se generan nuevas unidades de monedas como Bitcoin, y que dota de seguridad y validez a las transacciones, ha sido objeto de debate debido a su elevado consumo energético.

Para comprender la raíz, el alcance y posibles soluciones de esta situación, es necesario antes conocer cómo funcionan los sistemas de consenso en las criptomonedas o, lo que es lo mismo, cómo los ordenadores conectados a la red se ponen de acuerdo para validar transacciones y emitir nuevas monedas.

Entre los sistemas de consenso principales se encuentran el proof of work (PoW), usado por Bitcoin, y el proof of stake (PoS), usado por Ethereum, los cuales tienen un planteamiento distinto y con unas profundas implicaciones técnicas, de seguridad y ambientales. Tanto es así que el modelo de consenso por proof of work y su consumo energético incluso han llevado durante los últimos meses a ralentizar el desarrollo del reglamento europeo MiCA, el marco regulatorio sobre el entorno cripto pionero en el mundo. Y es que, la minería de criptomonedas, más allá de un tema técnico, económico y energético, ha escalado hasta el nivel legislativo y político.

Sistemas de Consenso en las Criptomonedas

Los sistemas de consenso son fundamentales en las criptomonedas para garantizar que todas las transacciones sean válidas y confiables. El proof of work (PoW) es el método primigenio y más conocido, y se utiliza en criptomonedas como Bitcoin, que cuenta con aproximadamente el 47% del mercado. Hasta hace algunos meses, Ethereum también funcionaba bajo este sistema hasta que migró a otro formato en el fenómeno conocido como The Merge.

Bajo el PoW, los mineros compiten para resolver complejos problemas matemáticos, y el primero en encontrar la solución válida agrega un nuevo bloque a la cadena de bloques y a cambio recibe una compensación en forma de nuevas monedas. Este proceso requiere una enorme cantidad de poder computacional y energía.

A diferencia del PoW, el proof of stake (PoS) es un sistema de consenso alternativo, en el que, en lugar de competir por resolver problemas, los ordenadores, en este caso, nodos, son seleccionados para crear nuevos bloques basados en la cantidad de criptomonedas que poseen y bloquean como garantía.

Al eliminar la necesidad de cálculos intensivos, el PoS consume considerablemente menos energía que el PoW hasta el punto que se asemeja al de cualquier otro proceso informático, como el almacenamiento de una base de datos. Actualmente el PoS es el método más popular, adoptado por Ethereum hace unos meses y utilizado también por multitud de proyectos como BNB, Polygon o Polkadot.

El proceso de minería y su gasto energético

La minería de criptomonedas implica la dedicación de una gran cantidad de recursos computacionales y energía para validar las transacciones y mantener la red segura. De hecho, cuantos más ordenadores estén conectados, mayor será el nivel de seguridad, ya que se vuelve menos vulnerable a amenazas externas. Esto se debe a que cualquier posible ataque se vuelve extremadamente costoso y caro en términos energéticos. En el proceso de minado, los ordenadores utilizan potentes equipos que consumen una cantidad significativa de electricidad.

Según estimaciones recientes, la minería de Bitcoin consume aproximadamente 140 teravatios (TWh) anualmente. Esta cifra equivale al consumo energético de países como Noruega. Pero, si bien es cierto que el consumo energético es elevado, precisamente los mineros en estos países han creado instalaciones de energía renovable hasta el punto que, no sólo consumen menos energía de la que producen, sino que los mineros de Bitcoin en países como el propio Noruega, Finlandia o Suecia cobran por el excedente de energía renovable que producen.

Dado que el objetivo de Bitcoin es proporcionar un sistema de pagos con su propia moneda, e incluso servir como un activo de reserva de valor a largo plazo, algunos informes comparan su consumo energético con el del sistema bancario y la industria minera de metales preciosos. Varios estudios indican que Bitcoin consume menos de la mitad de la energía que utiliza la industria minera del oro y menos de una quinta parte del consumo de energía de las sucursales bancarias y los cajeros automáticos en todo el mundo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas industrias y procesos son difíciles de equiparar tanto en términos de gasto energético real como en su propuesta de valor

Comparando el consumo energético con el impacto ambiental

A pesar de las preocupaciones que rodean el impacto ambiental de Bitcoin, los acontecimientos de los últimos años han dado lugar a un cambio hacia un futuro más sostenible en la industria. En 2021, la represión de China sobre la minería de criptomonedas resultó en la desconexión de un número considerable de equipos mineros antiguos y menos eficientes en términos energéticos. Como resultado, los mineros comenzaron a migrar hacia países que ofrecen fuentes de energía más económicas, muchas de las cuales son renovables. Esta transición ha mejorado la relación entre la seguridad de la red de Bitcoin y su consumo energético.

El quid de la cuestión sobre el consumo energético del minado de criptomonedas radica en que, debido a los precios de la energía fósil y la intensa competencia, simplemente no resulta rentable minar utilizando el suministro público de electricidad en gran parte de los países del mundo.

Por esta razón, con el objetivo de aumentar la rentabilidad de las operaciones de minado, se estima que actualmente al menos el 75% de la energía utilizada para producir criptomonedas proviene de fuentes renovables. Este tipo de energía requiere una inversión inicial, pero una vez recuperada, proporciona un costo de energía casi insignificante y estable.

Si bien es cierto que la minería de criptomonedas, como Bitcoin, es una industria multimillonaria en expansión, su propio modelo económico impulsa el suministro de energía proveniente de fuentes renovables. Por lo tanto, el minado de criptomonedas sí conlleva un alto consumo energético, pero su impacto ambiental es cada vez menor gracias a la eficiencia de los equipos y al origen renovable de la energía utilizada.

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