El Ejército compra nuevos fusiles para los cuerpos de élite de la Armada
El FGNE está siendo el conejillo de Indias del que puede ser el nuevo arma reglamentaria de la fuerza militar española
No es lo mejor pero sí es de lo mejorcito. Las fuerzas especiales de la Armada, la Fuerza Naval de Guerra Especial (FGNE) cuenta con nuevo armamento para sus soldados. Los Navy Seals españoles —una denominación de la que no disfrutan, aunque en el imaginario publico se les asocia a ellos— tienen rifles nuevos: los Heckler & Koch 416 y 417.
En realidad no son del todo una novedad, ya que el año pasado el Ministerio de Defensa adquirió un lote de este mismo tipo de armamento, y con el que parecen estar encantados. La ampliación confirma su calidad, garantía de funcionamiento, y que se está encontrando una homogeneización del material de que disponen. En el mismo paquete entrarían otros rifles de asalto H&K G36 del mismo tipo de los que usa el Ejército de Tierra, y varios lanzagranadas tipo GLM, que se pueden acoplar a todos los fusiles anteriores.
El anuncio de esta compra, valorada en algo más de 1,24 millones de euros, se anunció el pasado agosto. Forma parte de un plan de la Armada para ir renovando mucho material que estaba pidiendo ya un recambio, con incidencia en el armamento ligero y equipamiento de servicio de sus soldados. El plan es ir haciendo pocas compras, de factura no excesivamente voluminosa, pero continua a base de pequeñas licitaciones. De la misma manera, y referidos a un contrato anterior, se incorporan al servicio 25 unidades de rifles de francotirador AMXC.
Modernización progresiva
El HK416, el referente en esta compra, está ya en servicio en el FGNE. Se añaden ahora nuevas unidades de este fusil de calibre 5,56 mm. Es la misma medida del resto del ejército español, y sus cargadores son intercambiables. Se trata de un rifle modular, esto es, se le pueden cambiar partes esenciales como culata y ponerla fija o plegable. También admite intercambiar el cañón, y poder ponerlo más corto o largo, según para que tipo de misión esté destinada su utilidad.
Como toda arma moderna, está equipada con railes de accesorios tipo Picatinny, en el que se pueden ajustar punteros láser, linternas, pistoletes (empuñaduras delanteras), designadores de blancos, etc. Colgado bajo el guardamanos puede ir acoplado el lanzagranadas GLM del que se han adquirido unas cuantas unidades. Puede lanzar granadas de 40 mm.
Varios 417 harán el mismo viaje, y se trata del mismo fusil que el 416. Sus diferencias son mínimas, y tan solo les separa el calibre que disparan, el 7,62 mm en este caso. Este tipo de proyectil es menos usado dentro de los ejércitos de la OTAN, aunque entra dentro de sus parámetros operativos, y el mismo que usa el conocido Kalashnikov AK-47. El 417 es algo más pesado, y es compartido por algunas unidades de la Policía Nacional.
Armas de uso continuo
Existen dos tipos de armas para el soldado de línea conforme a su cantidad de uso: las del soldado de a pie, fusilero de tropa, y el armamento que sale en misiones o equipa a los equipos de operaciones especiales. Un G36 de un soldado regular dispara unos 200 cartuchos al año, puede que 300 a lo sumo. Un rifle no tiene una fecha de caducidad, pero comienza a resentirse a partir de cierto número de disparos. A esa cadencia, sin largas ráfagas como en el cine, si son usado disparo a disparo como es habitual, pueden irse sin problema hasta los ocho o diez mil disparos. A partir de ahí los mecanismos comienzan a reflejar cierto desgaste, y las fuerzas comienzan a hacer mella en cañón, muelles, y otros elementos sensibles.
Justo frente a ellos, el armamento que sale en misiones si que dispara, sus portadores se preparan mucho y bien antes de cada viaje, y se usan mucho más. Es la razón por la que la vida útil y eficiencia se recorta en el tiempo y requieren de un recambio más frecuente.
Mal cartel
Los G36 del ejército español han salido realmente buenos, no como los de Alemania, que compró 170.000 unidades y según los responsables «irán a la basura». Un grupo de paracaidistas del Bundeswehr, el ejército alemán, se vio envuelto en un escándalo en 2010 con este rifle de protagonista. En una confusa batalla en Kunduz, un comando germano fue rodeado y casi acaban con ellos, porque no podían defenderse con sus G36. Los comandos disparaban, y para su sorpresa, no atinaban ni un disparo a sus enemigos, pero no fue por tener mala puntería. Los soldados descubrieron en pleno frente de batalla que a partir del segundo cargador, 60 proyectiles disparados, el cañón de sus rifles se recalentaba y perdían precisión… se doblaba.
En pruebas posteriores se llegó a la conclusión que sus disparos se desviaban medio metro cuando disparaban sobre blancos situados a 200 metros de distancia. Su puntería, entrenamiento, y visores no servían de nada. Tras un acuerdo con el fabricante, el Bundeswehr presidido entonces por Ursula von Der Layen, sustituyó de urgencia los G36 por H&K 416. Este problema no afectó a los G36 españoles. Montados por la compañía Santa Bárbara, utilizaron un acero distinto, y aparentemente mejor.
El G36 en diversas versiones entró en servicio en el ejército español en un proceso que duró desde 1999 y hasta 2010. Hay unos 70.000 de estos rifles, y el Ministerio de Defensa baraja dos opciones: optimizarlos a base de ir añadiéndole accesorios, como visores y punteros laser, y prolongar su vida. La otra opción es ir sustituyéndolos por el H&K 416 de forma progresiva, como están haciendo en Francia y Alemania, por poner un par de ejemplos. La Infantería de Marina y en especial el FGNE están siendo el conejillo de Indias del que puede ser el nuevo arma reglamentaria de toda la fuerza militar española. Puede que haya opciones mejores, como el FN SCAR o el Sig Sauer MCX, pero ninguno con esta relación calidad/precio. Puede que no sean la mejor opción pero la experiencia dice que a nuestros soldados no les pasará como a los alemanes en Kunduz.