'Wild Hearts': una nueva forma de cazar bestias
El videojuego va a brindar al jugador un montón de horas de entretenimiento que aumentarán conforme vayan saliendo nuevos contenidos gratuitos
La desarrolladora Omega Force, conocida sobre todo por su franquicia Dinasty Warriors, en la que se enfrentan ejércitos de dinastías feudales orientales, lanza el título de caza Wild Hearts, que es como últimamente se vienen denominando los videojuegos en los que el protagonista debe enfrentarse a criaturas monstruosas que la mayoría de las veces pasan de los veinte metros de altura.
Es inevitable echar la vista atrás y recordar unos de los juegos más sorprendentes que pudimos disfrutar allá por 2005, la segunda obra maestra del creador Fumito Ueda, Shadow of the Colossus. O establecer paralelismos con la saga Monster Hunter, ya asentada como franquicia de éxito. Omega Force ya lanzó Toukiden, un videojuego al que también acusaron de beber del juego de Capcom.
Es muy fácil en ocasiones limitarnos a catalogar un juego relacionándolo directamente con otro muy conocido de parecidas características y temática. Bioshock con Atomic Heart, GTA con Saints Row y un largo etcétera de juegos con atmósferas o temáticas parecidas pero que varían con nuevas e innovadoras propuestas. Y esto es lo que pasa con Wild Hearts, que nos pone a los mandos de un juego de caza de acción y rol con nuevas herramientas en su estructura y una jugabilidad que transforma la experiencia de «cazador de bestias» en sumamente accesible.
Nos traslada a frondosos bosques y a nevadas montañas de un Japón feudal, donde nos movemos por gigantescos escenarios para recorrer por los alrededores de Minato, una aldea cuyos habitantes viven amenazados por los «kemonos», unas colosales bestias que se han ido mimetizando con el ecosistema natural y cuyas reacciones se convierten en pura destrucción para los habitantes de la aldea.
Empezaremos creando nuestro personaje que, como viene siendo habitual en las historias de Omega Force, parte de la leyenda samurái. Y tenemos ya tan arraigada la idea de los personajes no binarios, que podemos incluso crear un guerrero con el físico de una mujer rubia de ojos azules y barba poblada. A partir de ahí empieza la exploración con breves y sencillos enfrentamientos para ir aprendiendo la mecánica del combate e ir descubriendo las numerosas posibilidades de mejora que nos brinda encontrar recursos a lo largo de nuestro camino.
Es ahí donde Wild Hearts se presenta como un nuevo título de caza lo suficientemente atractivo y novedoso como para olvidarnos de comparaciones. Descubriremos una mecánica de juego con la que desplegamos un gigantesco árbol de mejoras y construcciones a las que a medida que avancemos en los enfrentamientos podremos acceder para añadir una nueva posibilidad más al juego, la estrategia.
Gracias a los Karakuris, podremos establecer campamentos entre los que nos trasladamos con un simple click y evitamos así volver a realizar el mismo camino una y otra vez. Podremos fabricar una forja con la que mejorar nuestro armamento y uniforme de combate, así como torretas de caza que emiten pulsos con los que, mediante el eco, se localiza la zona en donde se encuentran los kemono. También cajas de estructura cúbica apilables con las que no solo acceder a lugares altos sino protegernos u ocultarnos de los ataques de las bestias alzando muros, trampolines para avanzar de un salto y evitar un envite enemigo o salvar un puente derruido. O puestos de enlace entre distancias para deslizarnos en forma de tirolina gracias a flechas y a cuerdas. O posibilidades para mejorar nuestra alimentación, convirtiendo los alimentos en ahumados o procesando su secado para poder transportarlos y consumirlos posteriormente. O vehículos terrestres y planeadores aéreos, plataformas de disparo… y un largo número de ventajas y construcciones que obtendremos a base de recopilar materiales a lo largo del camino y de eliminar determinados kemonos que sueltan recursos y hacen que los karakuris despierten nuevas posibilidades.
Todo ello está aderezado con encuentros con personajes habitantes del lugar, que nos propondrán misiones para ayudarles mientras nos ponen al día de la exótica trama con luces y sombras. Esa es la diferencia con otros títulos, las enormes posibilidades de juego frente al ya conocido: «voy a la ciudad, mejoro las armas y me enfrento a la busca y captura de un nuevo enemigo en una nueva misión».
En cuanto a las armas: katana, maza, arco, cuchillo y así hasta ocho incluyendo la Wagasa, directamente relacionado con esos famosos paraguas de papel que usan las geishas para evitar los rayos solares, más enfocado a la defensa que al ataque. El armamento, además de poderse modificar, cuenta con embestidas más poderosas cuando llenamos nuestro medidor de energía: sin olvidar a un simpático personaje esférico con aires de robot llamado Tsukumo, que podremos mejorar con su mantenimiento y que nos ayudará en los combates incordiando a la bestia de turno.
Más rasgos destacados del videojuego: cinco grandes mapas, 21 colosos en forma de gigantescos y evolucionados animales y la posibilidad de solicitar ayuda online señalando la zona del mapa en donde esté la bestia en concreto para que se unan a la partida otros dos jugadores independientemente de la plataforma que usen.
Wild Hearts va a brindar al jugador un montón de horas de entretenimiento que aumentarán conforme vayan saliendo nuevos contenidos descargables y gratuitos en forma de kemonos y útiles variados. Un juego cuya gestión de inventario no aburre y cuya acción brinda diversión por los cuatro costados. Koei Tecmo y Electronic Arts demostrarán si este es solo el comienzo de una nueva y próspera franquicia.
Wild Hearts está disponible para PlayStation 5, Xbox series y PC.