Los juegos retro, el arcade y los gráficos 2D siguen triunfando en pleno siglo XXI
Por encima de la técnica están la jugabilidad y el entretenimiento, también en una industria que sigue superando en beneficios al cine y a la música
Los amantes de los juegos denominados «retro» están de enhorabuena porque cada vez son más los títulos que, sobre todo gracias a los dispositivos móviles, que han sustituido en gran medida a las consolas portátiles, pueblan las pantallas de todo tipo de jugadores. Juegos que sirven para disfrutar de una partida rápida, sin preámbulos ni complicaciones. Lejos de sorprender con apabullantes escenarios, increíbles gráficos y aventuras casi cinematográficas, los títulos en 2D como los que disfrutábamos en los primeros ordenadores y consolas, han vuelto para quedarse.
Esos videojuegos que los más mayores disfrutaban en los desaparecidos salones recreativos. Quién no recuerda la maquinita de las famosas «moscas» del juego Galaxian, en la que debíamos eliminar a un ejército de naves espaciales en forma de mosca que, alineadas militarmente, iban desplegándose de la formación para abalanzarse hacia nosotros mientras nos atacaban. Fue un gran éxito después de haber disfrutado del legendario Space Invaders, los marcianitos de toda la vida, para los que también disponíamos de un cursor en la base de la pantalla que, moviéndose horizontalmente de un lado a otro, disparaba a los marcianos mientras estos iban acelerando su amenaza hasta apoderarse de nuestra línea de fuego.
Sabías que tarde o temprano ibas a morir, pero el objetivo era ir pasando pantallas y obteniendo mejoras para continuar en la partida. Todo un ejercicio de concentración y paciencia como el que nos planteaban los juegos de mazmorras unidas entre sí como Rogue, plagados de enemigos cada vez más numerosos. De ahí vienen los denominados roguelike.
Desde finales de los setenta, los aficionados han disfrutado de un sinfín de títulos que en ocasiones han convertido su nombre en una nueva temática y una nueva mecánica a la hora de jugar. Así, por ejemplo, hemos visto que el conocidísimo Tetris, el juego de puzzles de ladrillos que debíamos ir colocando estratégicamente para ir haciendo hueco a otros nuevos que no dejaban de aparecer, ha derivado en otros títulos con la misma mecánica, pero con diferentes herramientas. Está por ejemplo Bubble, juego en el que se sustituían los ladrillos por bolitas de colores que debíamos juntar o disparar para ir haciendo hueco en la pantalla. Y así hasta llegar al famoso Candy Crush de caramelos o el Tetris de Frozen: Frozen Free Fall: Snowball Fight, que era al que jugaba Celia Villalobos.
Y es que, si tienen algo sorprendente, es su capacidad de atrapar al jugador llevándole una y otra vez a intentar superarse avanzando niveles. Si la mecánica tiene éxito, no importa el color con que se pinte. Con ellos no echamos en falta ni los gráficos 3D ni por supuesto el trazado de rayos para mejorar los reflejos de la luz. Solo jugar y avanzar superando pantallas. El arcade de toda la vida sigue mostrándose como un ejemplo de entretenimiento sin complicaciones y con alto grado de adicción.
‘Vampire Survivors’: el mejor juego del año es en 2D
Lo verdaderamente sorprendente en este siglo, en el que los videojuegos parecen películas y las películas videojuegos, es que estos sencillos títulos puedan optar a conseguir ser los mejores del año en festivales y convenciones de la industria del entretenimiento. Ese ha sido el caso en los recientes premios Bafta de la academia de las artes del cine y la televisión del Reino Unido.
Ya avanzamos en THE OBJECTIVE que este sería el último evento en galardonar los juegos del 2022. La sorpresa se produjo con la elección de Vampire Survivors como mejor juego del pasado año. Un juego con un indiscutible sabor añejo a juegos arcade de vista cenital en los que nos hemos de emplear a fondo mientras nos movemos disparando a legiones de enemigos que se van multiplicando. Sencillo a más no poder, porque nuestro objetivo es movernos para que no nos reduzcan las oleadas de fantasmas, zombies y demás fauna variada, mientras nuestro personaje se dedica a disparar a troche y moche sin que nosotros tengamos que emplearnos en apretar gatillo alguno, y mientras recogemos algunos objetos de mejora para mantenernos vivos más tiempo.
Lejos de gráficos espectaculares, aventuras con escenarios sorprendentes o personajes diseñados para quererlos, este título en 2D, nos ofrece verdaderos ejércitos de muñequitos con diversas posibilidades de ataque a los que haremos frente esquivándolos mientras nos movemos y disparándolos numerosas ráfagas que convierten el escenario en una feria de fuegos artificiales. El objetivo, aumentar nuestro nivel y conseguir nuevos mapeados y habilidades para reducir las hordas más rápidamente sin que la muerte nos elimine. Curioso y adictivo título del que nadie esperaba que obtuviese el premio a mejor juego del año, imponiéndose a verdaderos pesos pesados como God Of War: Ragnarok, el otro gran triunfador de la cita con seis galardones incluyendo el premio elegido por el público.
Lo que es absolutamente indiscutible es que por encima de la técnica están la jugabilidad y el entretenimiento, y el arcade es el auténtico bastión de esta industria que desde principios de siglo sigue superando en beneficios al cine y a la música.