THE OBJECTIVE
El purgatorio

Nacho Carretero: «Me molesta que los políticos utilicen Fariña para su juego político»

El periodista gallego, conocedor del narcotráfico en España, asume que «La guerra contra el narco no está funcionando»

Nacho Carretero (La Coruña, 1981) viene preguntándose, como no puede ser de otro modo en un periodista. «¿Qué hago en Madrid a finales de julio?» Nos confiesa que esa era la pregunta que le venía rondando la cabeza, claro, tiene un vuelo y parte desde Barajas, pero él donde estaba cómodo era su Galicia querida. Otro vuelo más para un viajador de nacimiento, un reportero de alma, un periodista comprometido con la verdad, por más cursi que suene. Su estrellato, desde la humildad y el trabajo, llegó con Fariña, libro que luego tuvo serie y hasta obra de teatro. Porque cuando una obra es buena cabe en cualquier formato. Espero que pase lo mismo con esta entrevista.

PREGUNTA.- He visto, cotilleando sus redes, que es un hombre apasionado por viajar.

RESPUESTA.- Me gusta mucho viajar. Mi madre siempre me recuerda cuando yo era pequeño levantando dos palmos del suelo y con un atlas en la mano y una bola del mundo. Eran mis dos posesiones más valiosas. Y me recuerdo a mí mismo siempre mirando los mapas, mirando los lugares más recónditos del planeta y sintiendo una atracción irresistible hacia eso, hacia conocer mundo y sobre todo las zonas más alejadas y más desconocidas.

No sé explicar bien de dónde viene eso, tal vez huyo de algo, no lo sé, pero sí, desde pequeñito el conocer otros lugares me ha atraído mucho. Y entre eso y que por trabajo me ha tocado viajar mucho, pues llevo toda la vida viajando. También el ser reportero viene de un gusto por el viaje, un gusto por conocer sitios y un gusto por explicar o conocer situaciones. Y de repente en el reporterismo he encontrado los dos vértices, el de conocer mundo y el de explicar situaciones, por eso me toca viajar tanto, y me gusta.

P.- Hace unos meses, lo recordará, apareció aquella información sobre el asesinato a unos turistas españoles en Afganistán, en un atentado. Y muchos nos preguntamos ¿Qué se les había perdido en Afganistán? Porque hay que entender que uno a veces va por trabajo a sitios como Níger, Sudán del Sur, países no recomendables, y otra gente que los visita para vivir una experiencia. Pero claro, hay momentos donde está en juego la vida.

R.- Sí, estoy en parte de acuerdo. Es difícil de juzgar, es difícil de entender porque alguien se va de vacaciones a Afganistán con un gobierno talibán, está claro. Pero sí intento ser prudente al juzgarlo, porque siempre he tenido ese miedo recurrente cuando he visto gente que le ha pasado algo en países así he visto reacciones un poco crueles porque al final los han matado. Tampoco es momento de hacer bromas. Y luego cada vida es un mundo, cada circunstancia vital, vete tú a saber qué le mandó ir allí. En principio estoy de acuerdo.

No me parece buena idea y creo que hay que ser muy consciente de que hay zonas del mundo que hay que tener muy claro cómo se va y de qué manera se va y que no hay que cometer imprudencias. Desde luego, Afganistán está entre ellas, pero una vez que ocurre, creo que sería mucho más crítico con alguien que decide ir a Afganistán de turismo y lo hace a la ligera, entonces ahí sí yo tendría una crítica mucho más explícita porque me parece una imprudencia y me parece un sinsentido hacer eso ¿Pero cuándo ha ocurrido? No sé, a lo mejor inconscientemente empatizo más en quién le ha ocurrido que quién se pone a criticar.

P.- Siempre preguntamos en El purgatorio por la fe, ¿cuál es la relación de Nacho Carretero con ella?

R.- De una curiosidad muy grande. Me interesa mucho como las religiones y en mi caso por el contexto de la religión cristiana y más concretamente la católica, recogen tantísimo de nuestra forma de ser, de nuestra forma de concebir la vida, de pensar. Y me llama muchísimo la atención la Biblia, porque me parece como que al final hay una compilación ahí de escritos, donde se recoge muchísima sabiduría. No la leí del tirón, pero al final tienes una formación católica y cristiana. Sin ser practicante o creyente, pero sí desde la curiosidad es algo que me atrae mucho, el cómo la religión explica o estructura casi todo. 

A mí me parece que la religión es muy balsámica y es muy necesaria porque la idea de que no tenemos respuestas para todas las preguntas es muy desasosegante. De repente aparece la religión y siempre ha aparecido distintas formas que nos dan respuestas que son bastante balsámicas, que son bastante tranquilizadoras. Respuestas que tienen un lado B, por supuesto, porque siempre han tenido ese algo por encima de nosotros al que le debemos cierto respeto, pero que ese respeto se estructura en forma de valores que nos hacen coexistir y convivir. Entonces es una columna vertebral muy necesaria como sociedad. Estoy lejos de creer en un dios como refleja el cristianismo, pero no estoy enfrentado a la religión, me parece algo fascinante. 

P.- Por eso triunfan tanto las teorías de la conspiración, porque te dan respuesta a todo.

R.- Es aplicable a la política. No hay nada más balsámico que una respuesta sencilla a un diagnóstico que nos enfada o a un diagnóstico que nos frustra. Cuando vemos que algo nos enfada, no lo entendemos, nos molesta y alguien da una respuesta sencilla aunque esté sin probar, nos resulta muy tranquilizadora. Y entonces hay mucha gente que se adhiere a eso. Las respuestas complejas, no claras o incluso las no respuestas, las solemos desechar o nos enfadan más. Y quien maneja bien esa herramienta, puede llegar a dar lo que mucha gente necesita escuchar.

Carretero durante la conversación – Víctor Ubiña

P.- Lo hemos visto hace poco en las elecciones europeas, hace unos meses, con Alvise Pérez y SALF. Una de sus ideas básicas era construir una macrocárcel a las afueras de Madrid, y poco más.

P.- Siempre ha existido la propaganda, lo que pasa es que vivimos en la era de la sobreinformación. Vivimos en una época donde nos cae la información en la cabeza cada minuto y no sé, me pregunto si estamos preparados para asimilarlo. Tú y yo estamos aquí hablando y de repente nos vibra el móvil y nos damos cuenta que hay un intento de golpe de estado en Bolivia o en Turquía y de repente nos enteramos al minuto y nos perturba. Hace 20 años estabas tomando un café con un amigo, había un golpe de Estado en Bolivia y no te enterabas. Lo leías acaso en el periódico al día siguiente. Entonces tu percepción del mundo es que el mundo era un lugar más tranquilo. La sobreinformación lo que nos ha modificado mucho es la percepción.

Y esto nos lleva a un debate que es el signo de los tiempos, el dato contra relato, ¿cuál es la realidad y cuál es la percepción? La realidad nos dice o los datos nos dicen que el mundo progresa al menos en las métricas más tangibles. Hay menos hambrunas, menos violencia, menos muertes, los países que antaño tenían un nivel de subdesarrollo enorme, hoy no lo tienen tanto. En fin, el mundo en líneas generales progresa y sin embargo tú le trasladas esto a muchísima gente y no solo le sorprende, sino que lo niega, porque se basan en la percepción. La percepción es que no, que el mundo es más confuso. Ahora es más complicado, es más violento, es peor en líneas generales, y tiene que ver con esa catarata de percepción.

Es muy humano que nos perturbe y también generacionalmente entendemos menos lo que está pasando. Entonces lo de antes era reconocible, lo de ahora no, esa mezcla hace que no poca gente y creo que es muy comprensible, pues vivo en el temor o en el desasosiego y sobre todo en la nostalgia. Lo que antes entendía y me hacía estar cómodo sí es lo que ahora echo de menos y por tanto, deberíamos recuperar ese mundo. El dato dice no, es que ese mundo era peor, pero para mucha gente era mejor y su percepción es que era mejor. Por lo tanto, aparece un tipo y dice: «voy a traer de vuelta ese mundo que tú sientes que era mejor»

P.- ¿Tenemos nostalgia de un tiempo peor?

R.- Tenemos nostalgia de un tiempo que no existió, tenemos nostalgia de un tiempo en el que nosotros éramos felices, como cuando alguien dice «no, es que la mejor música, el mejor cine, era el de los 70» ¿Nunca te has preguntado por qué el mejor cine, la mejor música era la de cuando tú eras joven y la disfrutabas? Hay algo muy balsámico en tener 70, 80 años y decir que todo es una mierda ahora y que los jóvenes ahora no sé qué y que el mundo se va al carajo, porque como ya no lo vas a poder vivir, pues qué alivio estar convencido de que ahora es una mierda.

Yo me quedo en casa y no me estoy perdiendo nada, porque la lucidez de decir «la gente joven se lo pasa igual de bien que tú, es educada, es formada, se avanza en todos los campos y tú ya eres mayor y te lo estás perdiendo», es demasiado duro. Entonces la idea de «ahora todo es una mierda» es como muy tranquilizadora, yo ya no me lo pierdo. Eso es un discurso muy claro y muy extendido. ¿Qué pasa en política? Pues decías tú, Alvise que llega y dice «¿Por qué está cabreada la gente?»

Pues según él porque nos están bombardeando con vídeos de puñaladas de las bandas juveniles, hay peleas, claro. Pero, joder, cuando salía de fiesta con 17, 18, 19 años, había mucha violencia, había peleas todo el fin de semana, había navajazos, abusos a chicas que ni se consideraban abusos, había homofobia, había bullying ante la pasividad de los profesores, había yonquis que te atracaban con una jeringuilla. En fin, había de todo, pero no había móviles para grabarlo. 

Antes España estaba muchísimo peor, pero volvemos a lo mismo, esa percepción. Y entonces llega un tipo y te habla de construir una súper cárcel y entonces a alguien que está asustado, lo convence porque da una solución que es muy tranquilizadora y muy balsámica. La mano dura es suficiente al menos para un segmento de población como para que te permita ser eurodiputado.

P.- A Nacho Carretero, se lo comentarán en todas las entrevistas, le conocen muchos por su gran obra Fariña, el libro sobre el narcotráfico gallego.

R.- Hace poco otra vez en el Congreso se mencionó.

P– Aquello que dijo el presidente Sánchez sobre como el PP había intentado censurar a Fariña. Y salió usted y dijo «no fue el PP, fue una jueza»

R.- Dije una obviedad. Un poco lo que venía a decir era «dejad de utilizar Fariña como herramienta política» ¿Por qué? Porque cuando hacen eso yo pierdo el control de lo que he escrito, que es un libro sobre el narcotráfico, un capítulo de la historia de Galicia y de España y sobre cómo funciona el narcotráfico. Es decir, un ejercicio periodístico donde hay políticos implicados, por supuesto, pero cuando los políticos empiezan a utilizar Fariña como herramienta electoralista me molesta profundamente.

Entiendo que esto va así y entiendo el juego, pero llegó un punto el otro día que me pareció excesivo, cuando el director de comunicación del PSOE, Ion Antolín, puso un tuit específico y explícito en el que decía que el PP censuró Fariña. Y no es así, quien censuró Fariña es una jueza, porque por suerte un partido político no puede censurar un libro en España. Entonces eso produjo una catarata de reacción que no me agrada nada, en el cual Feijóo, que por cierto siempre odió el libro, de pronto utilizó ese tuit para defenderse en el Congreso y yo de nuevo ya decidí dejar Twitter aparcado.

Pero bueno, este es un buen espacio para decir que quien propició la prohibición del libro, la demanda, era un exalcalde que en su momento estuvo, ni siquiera en el PP, en Alianza Popular, que luego se dio de baja, que luego fue alcalde independiente y que décadas más tarde me demandó por ver vulnerado su honor –demanda que quedó en nada–, de forma independiente, no como miembro de ningún partido.

O sea, hay que retorcerlo muchísimo para que alguien que hace décadas perteneció a un partido político y que hoy te demanda por otra cosa y que no tiene ninguna vinculación, digas que ese partido te ha censurado el libro- Es más, y esto es tirar piedras contra mi propio tejado, pero en los motivos por el cual él se consideraba injuriado, era que yo en el libro digo que perteneció al PP, fíjate, él reniega del partido.

Y no quiero volver sobre ese hombre, que tiene todo el derecho a demandar si se siente ofendido. Lo extraordinario que pasa con el libro es que el este demandante solicitaba una medida cautelar que era prohibir la publicación, y una jueza, sorprendentemente, aceptó esta medida cautelar tan extrema como es prohibir la publicación de un libro que puede tener errores, que puede tener discrepancias, pero que tiene un ánimo informativo.

Entonces, secuestrar un libro periodístico con ánimo informativo. Hombre, siglo XXI, en un Estado de derecho como es España, pues produce la reacción que produjo y me generó una enorme satisfacción ver que era bastante unánime el enfado, la decepción. Que más allá de colores políticos, el que secuestraran un libro, a la gente le enfadó enormemente de manera unánime. Es decir, vivimos en una sociedad que ya no está dispuesta a que se censure. 

P.- Pero habla bien de Nacho Carretero y de la editorial Libros del KO el que, en su momento, no quisierais convertiros en víctimas, proclamar a los cuatro vientos que os ha afectado la censura y hacer una sobreactuación que es un estilo que abunda mucho ahora. Y por otro lado me parece curioso que esto que pasó en el Congreso y luego en redes con Antolín es como ese día estaban hablando de desinformación, por ello entiendo que te fastidie el juego político con su libro.

R.- Sí, sobre todo porque ahí yo menciono a todos los partidos. Es verdad que el hecho concreto de Feijóo y de la de la foto con Marcial Dorado es una herramienta política muy útil para tirarle a la cabeza. Lo entiendo y no está en mi mano controlar eso, pero no se libra nadie en Galicia, no se libra ningún partido. Dicho esto, esa elección de perfil bajo tenía que ver con no montar un circo, porque al final se convirtió en algo demasiado mediático.

También la persona que nos demandó empezó a salir en medios, en platós y si tú entras en esa guerra, al final acabas convirtiendo eso como en un debate que parece que legitima la otra posición y la gente va a tomar un poco partido y yo no quería eso para nada. Ese hombre tenía derecho a demandar que se complete el proceso judicial y que tenga que ser lo que tenga que ser y ya está. 

«Hoy los narcos gallegos son mucho más poderosos, pero desconocidos»

P.- Habla de Feijóo, pero también me sorprendió leyendo que habla de Rajoy y es para bien. Una parte del libro que nunca se suele mencionar.

R.- Porque no es útil políticamente. La política no tiene piedad, la comunicación política no tiene piedad, es decir, la propaganda no tiene piedad. Siempre digo que lo contrario al periodismo o al periodismo honesto es la política, en el sentido comunicativo. No hay nada más opuesto al compromiso con la verdad que tú persigas, te acerques a un hecho desde la curiosidad, con las ganas de contar cuál es la verdad. No hay nada más opuesto que el moldear un relato, eso es aproximarse desde el prejuicio.

Es decir, aquí está un hecho y yo me acerco con el compromiso de contar cómo es ese hecho o aquí hay un hecho y yo tengo que ingeniármelas para acercarme a ese hecho de manera que encaje con mi relato. Son dos cosas opuestas y esa confrontación es dura. Esto me es útil, lo uso, esto no, fuera. No me interesa la verdad, me interesa de qué manera puedo adoptar Fariña a mi relato político. Y eso es algo que lógicamente a mí me molesta, pero también entiendo, no soy tonto, sé cómo funciona la política.

En el caso de Rajoy, que decías, pues Rajoy es un hombre que, por lo que me contaron todos los círculos del Partido Popular de Pontevedra, tenía una guerra casi personal contra el problema del narcotráfico porque estaba muy infiltrado en su partido en Pontevedra y él era un hombre que se posicionó de manera firme contra esa injerencia.

Hubo una época en la que el Partido Popular de Pontevedra llegó a tener un contacto demasiado estrecho con el contrabando y con los primeros coletazos del narcotráfico, hasta el punto que había corrientes del partido que eran los propios contrabandistas. Y eso era algo que Rajoy no permitió. Y esto que es un hecho sin probar, pues muchas voces indican que le valió para alejarse un poco, irse a Madrid. De ahí la mítica frase que, aseguran, pronunció Fraga a Mariano: «Vete a Madrid, aprende gallego, cásate». Y Rajoy le hizo caso y se fue.

Rajoy, gracias a la mediación de Pablo Iglesias que le llevó mi libro a una reunión que mantuvieron ambos, me acabó felicitando por Fariña. Imagina mi sorpresa cuando abro una carta en mi buzón que remite Presidencia del Gobierno y veo que es una carta de Mariano Rajoy, muy a su estilo. Donde escribe: ‘Nacho, me ha gustado mucho el libro, lo que cuentas es muy interesante, ojalá nunca más allá que escribir de esto, te felicito’.

Y bueno, pues yo esa carta nunca la publiqué. Por lo que tú dices de nuevo, esa intención de no quiero que se tomé como una felicitación personal y la guardé. Luego es verdad que cuando fue el juicio del secuestro de Fariña la sacaron como prueba y al final se acabó haciendo pública. Pero sí, Rajoy me felicitó por eso. O sea que es que ni tanto ni tan poco. Aquí hay para todos, para lo bueno y para lo malo. Porque mi compromiso, insisto, aunque suene un poco cursi, mi compromiso es con la verdad y de ahí no me muevo.

P.- Ya que Carretero, si me lo permite decir, se ha especializado en informar sobre gente chunga, ¿De los mejores delincuentes, criminales suele no haber historia escrita?

R.- No sé por qué me da la sensación de que hay criminales que se convierten en personajes mediáticos y ellos absorben todo para bien y para mal, como si sólo ellos representan a muchos narcos o muchos delincuentes. Pablo Escobar es la quintaesencia de esto, es él el gran narco, el más mediático, el explotado culturalmente hasta el extremo, como si sólo hubiera habido Pablo Escobar. Y ya no te hablo en el mundo, te hablo de Colombia. Y en esa época había narcos que tenían el mismo poder que Pablo Escobar y finalmente todo recaló en Escobar. Pues aquí ha pasado.

En Galicia, por ejemplo, Sito Miñanco llegó a absorber toda una atención mediática que al final lo que hace es representar lo que es una actividad en la que está involucrada más gente que tal vez tenía el mismo poder que Sito Miñanco, un Pablo Escobar, o que un Laureano Oubiña. Al final adoptamos rostros, los ocupamos en figuras reconocibles y encima el narcotráfico tiene algo de irremediablemente fascinante, de novelesco, porque son vidas muy fascinantes.

Y en seguida esto se convierte casi en iconos. Sito Miñanco casi es una figura de cultura pop en Galicia, hay camisetas de Sito Miñanco, hay canciones de Sito Miñanco, hay una idolatría contenida a al tipo que consiguió ser un símbolo. Y todo eso genera atracción y genera fascinación inevitablemente. Pero claro que hay otros en la sombra. Pues desde un empresario que ha hecho ha metido tres contenedores, ha cogido todo ese dinero que no es poco y ha montado cuatro empresas y ahora vive desde hace décadas con esa empresa. Pues no sé si le llamarías narco a ese tipo, pero lo fue. 

P.- Ex narco, sí.

R.- Pasando por otro tipo que lo dirige desde la sombra y que es muy listo, a otro que hace una descarga al año muy cuidadosa o a otra gente con contactos buenos que ha conseguido estar siempre en la sombra. Si tú dices el Chapo Guzmán, pues todos los conocemos, pero si dices el Mayo Zambada mucha gente ya no le suena, pues el Mayo Zambada es el jefe del cártel de Sinaloa desde hace décadas, por encima del Chapo Guzmán.

El periodista gallego Nacho Carretero durante la entrevista en THE OBJECTIVE – Víctor Ubiña

P.- Me interesa ese concepto que decía de idolatría contenida. Porque a veces uno se pregunta en qué momento se pasa de la idolatría contenida a ver a chavales jóvenes con una camiseta de Pablo Escobar ¿Hasta qué punto saben de verdad quién fue Pablo Escobar? Es cierto que no se puede remediar eso, porque Escobar en Colombia es un atractivo turístico. Es un debate muy difícil, ¿Cómo podemos controlar esa idolatría para que no se sobresalte, para qué sepan que esos tipos retratos en series o camisetas son criminales, que no son vidas elogiosas?

R.- Es que no sé si se puede y desde luego si se puede controlar, no sé cuál es la manera, pero sí sé que es bastante fácil que el narcotráfico o que ciertas figuras del narcotráfico muten en folclore. Es que hay algo de inevitable y no es del todo malo que en cierta manera haya un momento de transformación en el que en el que un tema tan duro, tan crudo, tan tabú en muchos sitios se convierta en cultura popular. Porque de repente es una manera también, y esto ha pasado un poco en Galicia, de ponerlo encima de la mesa.

En Galicia hace no tanto no se quería hablar de narcotráfico porque significaba perpetuar el estigma, los narcos, que si en Galicia, que si bla bla, bla, entonces más allá del periodismo, del artículo periodístico, pues no se hablaba. No había nada que tuviera que ver con el narcotráfico y cuando tenía lugar siempre se acusaba de frivolizar, de estigmatizar, y ahora no es así. Y al no ser así, ha permitido que la gente hable del tema y que lo critique, que haga sátira. Nosotros llevamos Fariña también al teatro. Hicimos una gira de una obra de teatro llamada Fariña, en la cual nos reíamos de los narcotraficantes y la gente en el público aplaudía y se reía de los narcotraficantes. Se satiriza, se hace autocrítica como sociedad, en el caso de la sociedad gallega, como lo toleró y miró para otro lado y creo que es muy sanador.

Y no quiero caer en un discurso demasiado vago, pero por experiencia no lo digo como una opinión porque sí, sino por experiencia he visto un proceso sanador, creo que he visto una sociedad que madura y que lo ve y que se ve a sí misma, que se pone delante del espejo, que es más autocrítica. Y esto también hace que los narcotraficantes hayan tenido que cambiar su perfil. Pues si los tipos antes se creían impunes, iban a los mejores restaurantes, conducían los mejores coches y tenían las mejores conexiones políticas.

Hoy el narcotraficante gallego, que es más poderoso que aquel que todos conocemos, pero son desconocidos. Tienen que vivir bajo el radar, no pueden ostentar, no pueden mover sus hilos políticos porque la política quiere estar lejos de ellos. Entonces, ¿El narcotráfico ha acabado? No, desde luego que no, de hecho, al revés, está más fuerte que nunca, pero hemos higienizado un poco el paisaje, al menos en Galicia. Ya no hay una sensación de impunidad, de que hacen lo que quieren y van por ahí fardando como estrellas del rock.

Eso es algo positivo y que también deviene de folclorizar un poco el narcotráfico, que si bien es delicado como decías, y creo que es algo que efectivamente nos compete, sobre todo a los periodistas, pues la serie de Fariña tiene un objetivo, sobre todo en tanto serie de ficción, que es entretener. Por tanto, los personajes tienen que ser atractivos porque a la gente le tiene que gustar y quiere seguir viendo la serie y seguir al personaje.

P.- Se puede tomar licencias de serie, claro.

R.- Es una serie de ficción basada en una realidad. Creo que a veces en España todavía nos falta comprender un poco esto, madurar un poco como espectadores, porque en Estados Unidos hay millones de películas y de series basadas en realidades, pero que entienden que es una serie de ficción y como tal hay licencias y así se ven. Aquí aún nos falta entender que la serie de ficción sirve para reclamar la atención de quien puede querer saber más, es una buena noticia para el periodismo.

Abrir otros escenarios que traiga otro target distinto de alguien que de primeras no se leería un libro, que a lo mejor empieza por la serie o la obra de teatro y después quiere saber algo más. Entonces ahí está el libro, y el libro tiene que responder y yo respondo por él. Entonces en el libro sí que hay un compromiso y ahí sí tienes que poner a Sito Miñanco en su sitio. Ahí no puedes caer rendido a sus pies, aunque es tentador hacerlo. Y ahí sí que es cuando el periodismo tiene que decir que llevar una camiseta de Sito Miñanco, llevar una camiseta de Pablo Escobar es inmoral. No está bien porque eran criminales. Dicho esto, me parece incontrolable porque se romantiza y se acaba convirtiendo en un icono prácticamente pop. 

«Rajoy se posición contra el narcotráfico, pero eso no se suele mencionar, políticamente no es útil para el rival»

P.- Decía que el narcotráfico ahora está más fuerte que nunca en España. 

R.- En el mundo, y por ende, en España.

P.- O sea que la situación no ha ido a mejor.

R.- Para los narcotraficantes, sí. Es una cuestión de dato puro y duro. Hay más incautaciones que nunca y se mueve más cocaína y más hachís que nunca antes. Nunca ha habido tanto cultivo de cocaína en Latinoamérica, nunca ha habido tanta exportación de hachís del norte de África, nunca ha habido tanta entrada de material en Europa. Por tanto, los narcotraficantes de hoy mueven más droga que nunca antes.

Las bandas de narcotráfico colaboran entre ellas para completar una logística que no es nada sencilla, que es traer todos los cargamentos. Y parece haber más demanda de sustancias que nunca. Por tanto, no parece que la guerra contra el narco esté funcionando, una guerra que lleva décadas en marcha. Y no está funcionando porque no está frenando.

P.- La línea roja que se cruzó hace unos meses en Barbate, en febrero de este año, el 24, con el asesinato de dos guardias civiles de Miguel Ángel González y de David Pérez Carracedo, ¿Era inevitable que algún día todo esto pasara? Tal y como está el narcotráfico en esas zonas de Andalucía, ¿Se estaba viendo venir que algún día iba a pasar esto?

R.- Para poner en contexto que baso mi opinión en lo que me han contado las muchísimas personas con las que, junto a mi compañero Arturo Lezcano, llevo hablando varios años. Y no es algo que yo opine personalmente, pero después de hablar con Policía Nacional, con Guardia Civil, con jueces, fiscales, abogados, delincuentes, detectas varios patrones que parecen ser detonantes de lo que está ocurriendo. El crimen organizado está asentado en España. Casi todas las mafias y bandas de crimen organizado que existen en Europa tienen presencia en España y casi todas ellas están en la Costa del Sol.

Se ha convertido aquello en un epicentro en el cual hacer negocios por una situación geográfica, pero también por un ecosistema y hasta un paisaje que les permite primero vivir bien porque se vive muy bien y segundo, pasar desapercibidos. Porque hay tanta ostentación, tanto exceso en la Costa del Sol, que si tú tienes 25 años, un tatuaje en el cuello y un Rolls Royce y te vas a Lugo, que es una tierra bellísima, pero vas a llamar la atención. En Marbella, no vas a llamar la atención, es una cosa que te cruzas constantemente, entonces eso hace que estén cómodos y pasen un poco desapercibido.

Carretero, firmando la obra que le consagró como periodista – Víctor Ubiña

A partir de ahí, pues es el lugar donde vivir y hacer negocios. Y antes estaban los jefes de vacaciones, ahora están sus soldados, ahora están las organizaciones casi al completo y ha cambiado un poco el paisaje y ha desbordado las fuerzas de seguridad. Los ajustes de cuentas son constantes, las tensiones. No todo trasciende y sobre todo no afecta a la seguridad. Marbella y la Costa del Sol es un lugar perfectamente seguro, es más, es un lugar muy recomendable para ir de vacaciones, pero no es incompatible con que está habiendo un problema de presencia del crimen organizado, de ajustes de cuentas, de desajustes, de violencia, de amenazas. ç

Y esto está creciendo. En otros lugares esto ha llegado a crecer tanto que se ha vuelto contra la propia sociedad y contra el propio Estado. Por ejemplo, en Francia hay barrios de algunas ciudades donde el Estado ha perdido ciertamente el control y en Holanda han asesinado abogados y hasta periodistas. En Italia ni que decir ¿Qué creemos que tenemos en España para ser inmunes a esto? Pues no lo somos. Si el monstruo sigue creciendo, nos va a devorar. Si hay líneas rojas que no se ha traspasado aquí, si no se frena, se van a traspasar ¿Por qué no? Hay varios puntos que explican que el monstruo siga creciendo.

La Policía y la Guardia Civil, y no paran de quejarse están muy por detrás de los delincuentes. No tienen los medios tecnológicos, que sobre todo esto es lo más importantes, no tienen salarios adecuados y no tienen medios ni humanos ni materiales que les permitan luchar contra el crimen organizado. Ni siquiera hay unidades, quitando el GRECO (Grupos de Respuesta Especial para el Crimen Organizado) en Policía Nacional, porque OCON en Guardia Civil ya no está, que puedan dedicarse exclusivamente a la lucha contra el crimen organizado.

Y luego la justicia está colapsada. No puede ser que un tribunal provincial lleve diez demandas civiles, cuatro divorcios, y un macro proceso de narcotráfico porque están colapsados. Esto hace que haya grietas en los procesos, grietas que abogados especializados en defender a integrantes del crimen organizado saben aprovechar y encuentran los defectos de forma para que muchos delincuentes acaben libres ante la incomprensión del respetable, lógicamente. Y otra vez la percepción, porque hay una creencia muy extendida en la cual parece que el Código Penal en España es blando con el narcotráfico. El Código Penal en España es equiparable a cualquier país de Europa.

Pero en los procesos de una justicia colapsada y en una policía sin medios, hacen que muchos escapen con abogados especializados en esas grietas. De nuevo, la percepción nos hace ver que España es un país blando con el narcotráfico y el crimen organizado. Pero el problema es más bien esta falta de medios ¿Qué pasa? Que nada de esto, de momento penaliza políticamente. De manera que ningún partido político lleva en su programa ni los escuchamos en sus declaraciones, hacer referencia al crimen organizado porque de momento no afecta a la seguridad ciudadana. 

P.- Porque de momento la lucha contra el narco no da votos.

R.- Ni los quita, por eso no se hace nada de manera contundente. Pero en el momento que ocurra, que penalice políticamente, entonces ahí sí habrá una reacción, no me cabe duda. Ese día, que es el que tú dices llegará. Llegará el día que se atraviesen líneas rojas, llegará el día que el monstruo nos devore, que nos afecte a la seguridad, que se vuelva contra policías, fiscales, etc.

Y que esa excepcionalidad que fue el asesinato de dos guardias civiles, que por supuesto fue una línea roja, se convierta en una norma. Y si eso no se para desde ya, en mi opinión va a ocurrir, y mientras los políticos no pongan remedio a eso, el gobierno. Mientras el Gobierno no tome las medidas que debería estar tomando ya pues va a seguir creciendo y nos va y nos va a hacer daño, estoy convencido.

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