THE OBJECTIVE
El purgatorio

Doctor Gaona: «Es infinitamente más peligroso ser hombre que mujer»

El afamado psiquiatra defiende que la lucha contra la violencia de género está mal enfocada, «es más fácil hablar de machismo»

Estallan, coléricos, cientos de usuarios de las corralas digitales cuando José Miguel Gaona (Bruselas, Bélgica, 1957) habla sobre datos, no opina. «¿Qué culpa tengo yo de que los pobres hombres se mueran diez veces más que las mujeres?», se pregunta irónico, este psiquiatra forense que dirige Neurosalus, uno de los centros de tratamiento contra las drogas más prestigiosos de España. Además, Gaona, reposado en la palabra, lleva años de fama catódica junto a Ana Rosa Quintana o Iker Jiménez, y colecciona una hilera de seguidores que se callan para escuchar, hoy será para leer, lo que dice el doctor Gaona. 

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PREGUNTA.- ¿Estamos informados o entretenidos?

RESPUESTA.- Entretenidos, sin lugar a dudas. La información hoy en día es un lujo, cuesta mucho enterarse. Y por otro lado, cuando hay mucha gente que se entretiene demasiado, entra en la infoxicación. Es la intoxicación por exceso de información.

P.- ¿Le interesa cómo la gente percibe la información?, ¿le preocupa también?

R.- Efectivamente, tiene además mucho que ver con la mente humana. Y es curioso, pero hay estudios en los que, por ejemplo en redes sociales, en Twitter, hay análisis infográficos, en los que se analizan miles de intereses de millones de cuentas y se observa un fenómeno curiosísimo.

Y es que las personas con unas ideologías del tipo que sea, de alguna manera, como era de esperar, empiezan a crear verdaderos nidos ideológicos. Entonces te vas reforzando a ti mismo porque unos se dan la razón a los otros y de repente puede aparecer un outsider que te insulta, es muy curioso.

No son simétricas, existen nidos y hay una especie de puentes que son los que se entrometen en la ideología del otro habitualmente, que generan de alguna manera unos tubos de comunicación. Pero es muy interesante y revela mucho de la psicología humana. Y todos creemos tener razón, como es lógico. 

P.- Y que nos den la razón. O sea, reconfirmar nuestra opinión.

R.- Reconfirmar nuestra opinión, y luego también, claro, existe ese efecto de arrastre que de alguna manera, si tú intentas o estás en tu supuesto lobby ideológico y piensas distinto, es muy difícil de repente plantarte. Y decir, «no, no estoy de acuerdo con vosotros que sois 100.000, pero no tenéis la razón». Pero eso ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia. Y esto tiene que ver mucho con la capacidad de ser independiente, de tener pensamiento independiente. 

P.- Esto bien lo sabe, está estudiado, hay diez personas en una sala, nueve compinchadas para indicar que ese color es azul cuando es verde y el único que no lo sabe dice «pues a lo mejor es azul y no es verde», aunque lo vea verde, pero no lo dice. 

R.- En ese tipo de experimentos y más aún cuando lo estás viendo desde fuera, se ve súper claro, pero imagínate que no hablamos de colores, hablamos de cualquier tipo de vacunas, de ideologías de todo tipo. Vemos, por ejemplo, que nos están saqueando con los impuestos, es un saqueo, pero la gente tiene miedo, tiene temor muchas veces de elevar la voz. Aunque también las revoluciones nos enseñan que a veces hace falta un chispazo. De repente alguien dice «hasta aquí, hasta aquí llegamos», los otros 999.999 dicen «No, no, no». Pero de repente empieza alguno que otro a adherirse a una tendencia y se lía. Y ahí se inventan cosas tan productivas como las guillotinas, por ejemplo, y cosas por el estilo.

P.- ¿Pero cree que estamos cerca del chispazo?

R.- Todavía hace falta un poquito más, falta malestar.

P.- ¿Tienes por costumbre dudar de la información oficial? 

R.- Sí, intento dudar de todas las informaciones.

P.- Y le preocupa esto de los silencios mediáticos sobre temas diversos, ¿Como cuáles? 

R.- Uf, por ejemplo, uno que tuvimos con Jaime Peñafiel en relación a la reina Letizia, a la reina consorte, en el que no voy a entrar en la temática que tratamos porque es una cuestión más de Jaime Peñafiel. Pero me llamó mucho la atención el silencio mediático y el proselitismo a favor, evidentemente, de una tendencia en el que se protegían unos a otros.

Incluso ciertos enemigos llegan a unirse muchas veces, cuando a su vez tienen ese enemigo común, ya sabes, el enemigo de mis amigos también son mis enemigos. Y de repente pasas de creer que vives en un sitio de amplia democracia, de libertad de expresión y te empiezan a dar por todos lados.

Pero además de maneras en ocasiones muy organizadas, no espontáneas, sino que se han puesto literalmente de acuerdo muchas veces. Además, en los medios de comunicación hay pactos no escritos, incluso pactos no hablados. Yo sé lo que tú piensas, ya sabes lo que pensamos todos respecto a este tema. Por lo tanto, sus silencios mediáticos, creo que afectan a todos y afectan la capacidad de pensar qué es lo que está sucediendo.

«No me importa la raza del delincuente, lo que me preocupa es el perfil cultural»

P.- ¿Hay muchos elefantes en la habitación?

R.- Sí, muchísimos. Un ejemplo claro está en la guerra entre Ucrania y Rusia. Y evidentemente, la información viene totalmente sesgada, de repente se ha perdido la objetividad, es un adoctrinamiento. O bien líderes que potencialmente pueden ser dañinos para el sistema, como por ejemplo Donald Trump, la gente en Europa hay una dicotomía: ¿cómo es posible que Donald Trump llegue a ser presidente si es un tipo supuestamente tan odioso? Joder, tío, porque le votan los americanos, le votan. Es una sandez casi afirmar esto, pero es que es cierto. Porque si fuese por los medios de comunicación europeos y particularmente españoles, parece que Trump surge, no sé, auto votándose él mismo.

Y cuando estás en Estados Unidos, país en el que paso bastante tiempo y te das cuenta que los hispanos, los taxistas, los cubanos, cuando vas en esas conversaciones muchas veces banales, vas al supermercado, y de repente empiezas a rascar y te das cuenta de los silencios mediáticos.

¿Cuánta gente en España sabe que Barack Obama, el presidente de la eterna sonrisa muy hollywoodiense, quitó la ley por la cual los cubanos, cuando llegaban a Florida tenían permiso de residencia, tenía una serie de beneficios? Pues Obama la quitó. Obama fue el presidente que más personas desterró o inmigrantes sacó fuera del país, el que más personas mató con el programa de drones en Afganistán y le dieron el Nobel de la Paz. No estoy posicionándome a favor de uno ni del otro, lo que estoy diciendo es que para valorar algo tienes que conocerlo.

P.- Sé que el doctor Gaona es creyente, ¿se puede conjugar a Dios y a la ciencia?

R.- Sí, sin ningún problema. De hecho, cuanta más ciencia sabes más crees en Dios. Pero por una razón muy sencilla, si crees en una especie de Dios con una túnica blanca, unas barbas largas y una aureola luminosa por la cabeza no, no estamos hablando de eso. Pero si crees en un Dios que es el que rige y no como una persona, ni siquiera con un aspecto antropomorfo, sino como una entidad omnisciente y omnipresente, entonces te das cuenta de que estas reglas están tan bien hechas. Las reglas universales de todo tipo de biología, física, etcétera, que parece que están reguladas por algún tipo de inteligencia. A esa inteligencia es a la que le llamo Dios. Te fijas en cualquier órgano del cuerpo, cómo está diseñado un ojo, cómo funcionan los ciclos hormonales.

P.- José Miguel Gaona, doctor Gaona, es uno de los hombres que siempre están presentes en las mesas de actualidad que tratan asesinatos mediáticos. Quería empezar con el asunto de Daniel Sancho, ¿quién no conoce esta historia en España? Porque aparte lo tiene todo para enganchar al lector, al consumidor de información, ¿a usted qué le interesa de ese caso?

R.- Todos los casos que son un tanto truculentos, extremos, siempre me han interesado. De hecho, hay personas que te dicen «Doctor Gaona, ¿cómo es posible que haya intervenido en casos como el del asesino de Pioz, Patrick Nogueira?» O este señor que mató a sus hijos también, José Breton, pues porque me interesa la mente humana, así de claro. Ya sé que muchos pueden dudar, otros se pueden reír. No lo hago por dinero. afortunadamente vivo bien con mi trabajo habitual. El trabajo como forense lo tengo prácticamente limitado a casos que sean de peso y notables, no necesariamente mediáticos, aunque ya muchas veces los casos extremos a la vez son mediáticos. 

Pero lo que más me interesa es cómo pudo ocurrir, cómo pueden ocurrir las cosas, ¿cómo es posible que alguien descuartice?, ¿Qué elementos en común tiene con el resto de los mortales a su vez?, ¿cualquiera de nosotros podría hacerlo bajo esos parámetros? Son preguntas que siempre me hago. Y es también lo que me ha llevado a haber participado como médico, evidentemente, en tres guerras. ¿Cómo nos comportamos los humanos en situaciones extremas? Es brutal. La respuesta realmente palidece a cualquiera.

P.- ¿Y cuál es la respuesta?

R.- La respuesta es que cuando muchas veces creemos que la mano de la ley, por ejemplo, ya sea la interna, moral y valores, o la externa, no nos va a alcanzar, particularmente esta última, los humanos somos capaces de hacer tremendas aberraciones. En las guerras se matan entre vecinos, en España tuvimos un ejemplo claro. Tampoco quiero mencionarlo mucho porque parece que estamos siempre reviviendo la famosa Guerra Civil.

Me interesa la mente humana. Obviamente, la Guerra civil no la llegué a vivir, pero tuve situaciones similares, por ejemplo, en Bosnia, en el que vecinos mataban a su otro vecino y no lo mataban necesariamente por un tema ideológico. Lo mataban para quedarse con las tierras, quedarse con la casa y lo ideológico era la excusa. Eso me da la visión de que en nuestro país, por historias que he llegado a oír a lo largo de mi vida, también hubo bastante de eso. Hubo ideología, no lo dudo. Pero de paso, ya que el Pisuerga pasa por Valladolid, pues lo digo.

P.- Aquello de Italo Calvino, el infierno de los vivos está aquí. O sea, que el diablo y la maldad somos nosotros. 

R.- En la tele, hace unos días, en Código 10, donde participo como forense los martes por la noche, estábamos hablando de cómo se puede llegar a situaciones extremas y se mencionaba y la guerra y tal y cual. Y agregué, como forense, que muchas veces la familia que tenemos en la puerta de al lado, o la pareja o quien sea, están en guerra. Es que si no es difícil además explicar muchas cosas que suceden, muchos crímenes, asesinatos, se encuentran en guerra, literalmente. No oyes los tiros, no oyes las bombas, pero están en guerra dentro de una situación psicológica extrema. Y luego, evidentemente sucede lo que sucede muchas veces. 

P.- ¿Siempre se aprende algo nuevo de un asesino?

R.- Sí, siempre hay detalles, historias. Por ejemplo, te voy unir dos cosas, la una con la otra y además esta creo que salió publicada, con lo cual puedo contarla porque aunque sean asesinos, evidentemente existe una confidencialidad.

Patrick Nogueira cuando hablaba de su crimen decía «estaba como extrañado, diciendo pero bueno, mucha más gente se mata en las guerras. Bueno, en mi caso si han sido cuatro personas», entiéndeme, son las que seguramente mueren actualmente en Ucrania en diez minutos. Es el distanciamiento muchas veces que tenemos, distanciamiento emocional y la racionalización. Y estudiando los casos extremos, ya sabes aquello de que nada de lo humano me es ajeno, y es cierto. De repente te asusta cuando tienes algunas conexiones o de repente notas simpatía o de repente te sorprendes, que empiezas no justificarlo, pero sí explicarlo, a entenderlo.

Es que si eres forense, tú tienes que explicar lo que ha sucedido, que no quiere decir para nada que lo compartas, pero solamente el explicarlo ya quiere decir que hay lazos comunes en tu dinámica y luego tus frenos morales te paran. Sé que tienes ganas de matar a X, pero no lo haces porque te sentirías culpable. De hecho, hay mucha gente, lo vemos cada dos por tres en las noticias que de repente asesina a alguien y luego se suicida o se intenta suicidar porque no puede soportarlo.

Pero muchas personas, afortunadamente muchísimas, quizá la mayoría, tenemos unos mecanismos y esto es otra cuestión también súper interesante, porque la mayor parte de nosotros no delinque por el Código Penal.

P.- La ley no nos frena.

R.- Artículo 763 sobre no sé qué, no, no delinquimos porque tenemos una serie de valores interiorizados. Y esto es importante a la hora de entender cuando la sociedad muchas veces pide penas más altas, el punitivismo, y con esto no te creas que estoy afecto al buenismo, para nada. Pero sí soy sumamente práctico. En Estados Unidos, en los estados donde ha habido tradicionalmente pena de muerte, eso no reducía el número de asesinatos. Vamos a ser prácticos.

Quizá si quieres vengarte del asesino o no gastar en la cárcel la manutención de los próximos 50 años, pues quizá sí, pero realmente no lo soluciona. Lo que soluciona es tener una escala de valores y ejercer esos valores también morales, que se suelen mamar cuando somos niños por parte de la familia, que es otra gran equivocación. Es decir, nos hemos saltado ya a la familia como muchas estructuras sociales, nos hemos saltado al colegio. El siguiente escalón es la policía y la policía, ya estamos viendo lo que le sucede. El otro día 30 personas que eran cameruneses agredieron a los coches, a la policía, algo impensable en cualquier momento en sociedades medio civilizadas. Y la siguiente autoridad que queda es el ejército. 

P.- Matar a la autoridad.

R.- Sí, es matar a la autoridad. Pero eso también es muy llamativo, porque matar la autoridad suele promocionarlo ciertas tendencias políticas que a buen entendedor pocas palabras, pero habitualmente suele ser para doblar esa autoridad, para vencerla, y posteriormente crear el caos. Y cuando tienes el caos imponer tu policía, que eso lo vemos en muchos países totalitarios que eran muy enemigos de esas policías. Pero lo que han hecho evidentemente es reemplazar, es decir, quitar tu bandera para poner la suya.

P.- A veces se ha liado, perdón por el término poco científico, y no porque lo haya pretendido, pero se ha liado cuando el señor Gaona ha dicho algo sobre criminalidad y sobre datos de criminalidad, origen étnico, nacionalidades…

R.- La mayor parte de las veces no opino, doy datos. A la gente le ofende los datos. O sea, si las 3/4, por ejemplo en Cataluña, de los presos actualmente son extranjeros, yo creo que debería ser muy llamativo. Porque constituyen solamente entre el 10% y el 12% de la población. O sea, algo está pasando. Si de ese 75%, prácticamente casi la mitad son marroquíes, algo debe estar pasando. Y además quiero dejar una cuestión clara, porque mucha gente puede que soy un facha, racista, xenófobo. No, de corazón lo digo, puedes creerme o no me puedes creer, pero de verdad que lo digo. No me importa la raza, no me importa ni siquiera el origen. Lo que sí me preocupa es el perfil cultural, eso me preocupa muchísimo.

Esas personas del sitio que sean, ¿comparten nuestros valores?, ¿comparten nuestra esperanza de futuro?, ¿van a querer las costumbres que tenemos en nuestro país? O, por el contrario, van a intentar vencerlas, van a crear guetos, como de hecho ha ocurrido en muchos países de Europa. Francia tiene un problema brutal, Inglaterra tiene un problema brutal. En Suecia han tenido que sacar en Estocolmo el ejército a la calle porque la policía no puede ya.

Hace poco tuve unos poquitos meses una pequeña discusión en la tele con un compañero, vuestro periodista. Decía «si, porque la Costa del Sol, los sicarios suecos y tal y cual». Ya no pude más, «dime los nombres de los sicarios suecos». Te puedes imaginar los nombres que eran, porque todos ellos habían nacido en Yemen, no se llamaban Olafsson o Gustafson. Y ese perfil cultural es el que nos mata.

Y ahora mucha gente también podrá decir «Joder, tío, te estás pasando un huevo». Vamos a ver, no, incluso si lo vemos desde el punto de vista del buenismo, estoy teniendo el mismo discurso que tienen muchos buenistas y con toda la razón del mundo. Cuando hablan de los escasos derechos de la mujer en Arabia Saudí, en Yemen, en Dubai, países muy ricos pero que tienen unas leyes medievales e incluso algunos otros países que se encuentran a muy pocos kilómetros del Estrecho.

Entonces, esas críticas que hacemos muy cómodamente cuando estos individuos se encuentran en dichos países, yo las hago extensivas a los mismos individuos cuando tan solo coger un avión que tardan cuatro horas en ponerse aquí. No es otra cosa, no estoy discriminando a nadie porque venga de Mali y, entre paréntesis, viví un tiempo en Malí, y realmente las costumbres son tremendamente distintas. Incompatibles con muchas de las que tenemos en Occidente.

El mediático psiquiatra, doctor Gaona, durante la entrevista – Víctor Ubiña

P.- ¿Quiere decir que hay una serie de valores?

R.- O te adaptas o si no, tío, aquí no puedes estar. Nos jugamos el futuro de nuestra cultura y nos jugamos lo que hemos luchado durante siglos, Revolución Francesa incluida, la Ilustración, los principales filósofos que ha habido en Europa, los conceptos de belleza de la Grecia clásica, del derecho romano. Cuestiones que en otros sitios no las tienen ni en los libros.

Si viene alguien, tiene que adaptarse. En otras palabras, bienvenidos sean todos los que vienen, bienvenidos, pero si vienes, te vas a comportar, por ejemplo, igual que se comportó mi familia. Yo he sido inmigrante, emigré a Chile en un barco de carga con mi familia, a Estados Unidos, luego a Montreal, a Canadá y luego estuve trabajando en Alemania. He sido emigrante o inmigrante según como se mire en cuatro países distintos y en todos éramos brutalmente respetuosos. No se me ocurriría escupir a la policía en Chile. Al revés, éramos más respetuosos que los propios habitantes porque nos sabíamos observados.

P.- ¿Ese es un tabú en los medios de comunicación?

R.- Por supuesto, y me llama la atención con cierta frecuencia, pero la mayor parte de las veces, insisto, no es por opinar, es por dar datos. ¿Qué culpa tengo yo que en el último informe del Ministerio de Igualdad, se aprecie que en el 2023, el 45% de los asesinos de mujeres no sean nacionales? Cuando, una vez más, repito son el 10% o 12% de la población, es decir, que cuadruplica el índice de asesinatos y este año vamos por el 50%.

Y para esto soy sumamente práctico, identifiquemos los grupos que producen, en este caso, la violencia dentro de la pareja. Identificar los grupos, ver qué factores están implicados. Hay una serie de grupos donde tiene que ver mucho ciertos perfiles culturales, no digo nacionalidad porque sería injusto, pero en ciertos perfiles culturales, la preponderancia del alcoholismo y la violencia dentro de la pareja. ¿Por qué el Ministerio de Igualdad o los que sean no hacen programas específicos para ese segmento? Pues vamos a mandar psicólogos, terapeutas, hacer terapias de grupo y vamos a ver quiénes son alcohólicos por aquí.

El alcohol y las drogas son uno de los elementos más comunes en la violencia intrafamiliar, pero claro, es mucho más fácil y más barato y se reparte uno mejor el dinero en los chiringuitos, si lo que hablas es sobre el machismo. Yo he estado montones de congresos fuera de España. Por supuesto que de manera coloquial se emplea el machismo, pero luego la gente seria se sienta y empieza a ver, sin lugar a dudas, otros factores. ¿Qué otros factores hay? Problemas psicológicos, psiquiátricos, proyección, drogas, muy frecuentemente alcohólicos, etcétera. Si lo que realmente nos interesa es que la gente no se mate entre ella, pues habrá que analizar los factores inherentes. 

Si no nos interesa, pues seguimos hablando de lo mismo y comiendo del coco a la gente y haciendo esos minutos de silencio que quedan muy bonitos televisivamente hablando. Pero la práctica no sirve de absolutamente nada. 

P.- ¿Que la lucha contra la violencia de género por parte de las autoridades estatales o autonómicas está mal enfocada?

R.- Desde mi punto de vista y el de mucha gente, sí, no soy solamente el único. Si tú ves, por ejemplo, los estudios del Instituto Robert Koch Alemán, vas a advertir dentro de lo que es la violencia intrafamiliar, una serie de notables cuestiones, como por ejemplo, que muchas veces la violencia es mutua, la dinámica de violencia es mutua.

Lo que sucede es que en muchas ocasiones el varón, por su mayor envergadura física, desgraciadamente, acaba agrediendo en mayor medida a la mujer y esta es la más afectada. Pero, ¿por qué no tener, por ejemplo, mediadores de pareja? Para amortiguar el tema de la violencia dentro de la pareja, ¿Cuántas vidas se podrían salvar? Pues seguramente muchísimas. Gente que interviniera.

En España pasamos directamente de «pásame la barra del pan» o de estar acostados en la misma cama al Juzgado de Violencia de Género. Eso no dudo que en muchos casos sea necesario cuando la violencia es extrema o hay una situación aguda, evidentemente. Pero en muchos otros casos, y lo vemos también en los medios de comunicación, se va gestando a lo largo de meses, de años, ha habido malas palabras, luego ha habido agresiones físicas… Es en esos momentos donde debería de intervenir de una manera, pero sobre todo identificar.

«El alcohol y las drogas son uno de los elementos más comunes en la violencia intrafamiliar, pero es más fácil hablar del machismo»

P.- Y que no se puede reducir, entiendo, un asesinato a una sola causa, sino que son múltiples.

R.- Otro silencio informativo. En las propias estadísticas del Ministerio de Interior, tú observas que prácticamente la mitad de los hijos que son asesinados lo son por parte de mujeres y la otra mitad prácticamente por hombres. Esto no sueles oír en ningún sitio, pero es la verdad, es lo que viene en las estadísticas oficiales.

Hay ciertos grupos que les interesa criminalizar a unos respecto a otros, pero realmente la verdad es esa. Cualquiera lo puede encontrar, es la estadística del Ministerio Interior. Pero saber eso nos serviría para detectar a personas que sufren alteraciones mentales, personas que tienen problemas psiquiátricos importantes. Por ejemplo, aquella Guardia Civil hace prácticamente un año o poquito más de un año que mató a sus dos hijos y luego se suicidó.

No, eso no es un caso aislado, son casos habituales que ocurren. Quizás las motivaciones masculinas y femeninas pueden diferir, pero requieren un estudio científico serio. Si lo que queremos en vez de hacer activismo es solucionar el problema.

P.- ¿Por qué matan más los hombres y por qué son más asesinados? 

R.- Esto es otra historia que también obedece a otro silencio mediático. Parece que en nuestro país las mujeres estuvieran en peligro permanente, pero realmente, estadísticamente una vez más, si tú tienes un hijo y una hija, cuida sobre todo de tu hijo. Tiene entre 10 y 15 más probabilidades de morir antes de que cumpla los 20 años que una hija.

Yo sé que esto suena un poco raro después de todo lo que vemos en los medios de comunicación. No necesariamente mueren en asesinatos, a veces son peleas, accidentes de coche, de moto, consumo de drogas, suicidios. Los hombres prácticamente multiplicamos por diez los suicidios con respecto a las mujeres. Es decir, es infinitamente más peligroso sin lugar a dudas en nuestra sociedad en cuanto a riesgo vital ser hombre que ser mujer.

Lo que no quiere decir que, ahora viene la parte de la frase políticamente correcta, no haya que atender a las mujeres. Es obvio, pero es que hay cosas tan obvias que hoy en día parece que mucha gente hay que andar pidiendo perdón o disculpas por lanzar verdades. ¿Qué culpa tengo yo de que los pobres hombres se mueran diez veces más que las mujeres? Si no es culpa mía, ni tampoco que maten a la mitad de las mujeres a sus hijos. Yo no lo he inventado. No opino sobre ello, simplemente ocurre.

«El poder quiere ciudadanos emocionales, sentir y no pensar»

P.- Sobre la pandemia. Han pasado cuatro años de la pandemia, del peor momento del confinamiento en un momento en el que el señor Gaona, el doctor Gaona, tuvo especial trascendencia mediática porque salía en medios, lo llamaban y gustaban mucho sus opiniones. Y fue muy crítico con el Gobierno central, con Fernando Simón, ¿lo recuerda bien? 

R.- Sí, perfectamente. Lo que se hacía era intoxicar a la población con engaños, con datos falsos. Había una dejadez de funciones brutal, totalmente brutal. Por ejemplo recuerdo que en Milán estaba extendido el virus, estaba muriendo muchísima gente, había un índice de contagios brutal, ¿por qué teníamos diez vuelos diarios con Milán?, ¿Por qué? A mí que me lo expliquen. Porque eso es fundamental para amortiguar el inicio de contagio, es fundamental durante una pandemia, de manera que los enfermos vayan entrando a los hospitales de la manera más escalonada posible y no ver aquellas imágenes de los pobres pacientes tirados por los pasillos, muriéndose muchos de ellos literalmente. ¿Por qué no se intentó hacer algo en vez de mentir? Lo de la mentira es lo peor. Cuando se necesitaban mascarillas para amortiguar el índice de contagios, y llega el individuo este que hacía de portavoz…

P.- Fernando Simón.

R.- No quiero ni mencionar su nombre. Y te dice en la cara que «bueno, que sí, que sabíamos que había que utilizar mascarillas, pero no os lo quisimos decir porque si no las ibais a agotar», y se reía. O sea, tú me mientes, aunque a los médicos no nos mentía, y luego te ríes y no te echan a patadas. ¿Pero dónde se ha visto una cosa así?  Recuerdo que lo que le decían a la gente en aquel momento era que no hacía falta las mascarillas. No, que hacían falta porque iban a los hospitales, sino que realmente no eran tan importantes y entonces muchísimas personas ni se molestaron en hacerse mascarillas caseras. Estoy convencido que esa broma negra de este individuo costó la vida a muchas personas. 

P.- A veces tengo la sensación de que hemos matado a Dios como sociedad, que queremos quitar a Dios. Pero hay gente que deja de creer en Dios, pero que cree en su partido político. Que ha cambiado la Iglesia por la por la ejecutiva del partido.

R.- Cierto autor inglés decía: cuando dejas de creer en Dios, empiezas a creer en cualquier cosa. Más vale Dios conocido que Dios por conocer, vulgarmente hablando. Y luego hay mucha gente de repente se vuelven unos extremistas. Existen hoy en día, además, montones de extremistas que son igual de peligrosos cuando a veces critican épocas pasadas, que por supuesto que tienen sus críticas respecto a temas de libertad, pero actualmente hay montones de extremistas de muchísimos tipos, de temas de género, de temas de la pareja, de la violencia no sé qué…

El doctor José Miguel Gaona posa en la sede de THE OBJECTIVE – Víctor Ubiña

P.- ¿Aprendimos algo de la COVID, de la pandemia?

R.- La situación es peor. Fíjate eso que decían tanto de que saldríamos mejores, reforzados. Me ha ocurrido una cosa muy interesante en el último año y medio, dos años, y es que habitualmente como psiquiatra venían personas pues lo típico de toda la vida, personas con problemas mentales de terceros, de un círculo lejano. Pero en el último año o año y medio vienen muchísimas personas de mi entorno cercano. El hijo de una amistad, el tío de otra amistad, el amigo del amigo de muy amigo y solamente con ese círculo mucho más inmediato, me revela que evidentemente el problema de salud mental está mucho más disparado, afecta a muchas más personas y la prevalencia se ha disparado. 

P.- ¿Hay fórmulas para la felicidad o eso es una filfa, una engañifa?

R.-Una engañifa, una absurdez y tú la estás fastidiando ahora mismo (ríe).

P.- Pero sabe bien que ahora sacamos una noticia: El doctor Gaona te desvela la felicidad en diez sencillos pasos, y la gente pincha.

R.- El primero de ellos: no piense usted en alcanzar la felicidad como tal. Porque eso es como pensar en los elefantes rosas voladores. Enseguida empiezas a pensar en elefantes rosas y ves elefantes rosas por todos lados. Es decir, estar preocupado por alcanzar la felicidad en sí es una preocupación y un problema. Eso déjaselo a las agencias de viaje que te venden esos sitios tan idílicos que cuando llegas allí está lleno de mosquitos, te roban la cartera, está hecho un cristo el sitio. La felicidad son instantes, momentos que se pueden captar, que puedes sentir, pero estar feliz como tal de manera constante, me parece hasta casi una aberración. Nadie puede estar feliz todo el tiempo. De hecho el intentar serlo es un problema, es motivo de infelicidad. 

P.- ¿Cuál es su idea de felicidad?

R.- El tener ciertos momentos particulares en los cuales de repente conectas con cosas que te gustan, con cosas que en un momento dado tienen una traducción. Además, muchas veces se acompaña mucho de traducción fisiológica, que tiene que ver pues con esos instantes, con esas emociones, pero cuidado con las emociones que están sobrevaloradas muchas veces. 

P.- ¿Sí?

R.- Porque eso les interesa a muchos estamentos que las emociones estén sobrevaloradas, porque las emociones escapan de lo intelectual, escapan de lo cognitivo, de lo volitivo. Son muy básicas, muy primitivas. Si tú mantienes a la gente medio embobada, unas de las mejores es convertirlos en seres emocionales. Porque entonces, aunque es una parte rica de nuestro yo, no vamos a despreciarlo, pero tampoco vamos a sobrevalorarlo. Entonces, constantemente estás buscando emociones, cosas con el amor, con el sexo. Necesito sentir, sí, bueno, también qué tal si te vas y piensas un poco.

P.- Se lo leí al doctor Gaona en una entrevista, más que un psiquiatra, a lo mejor te vendría bien tener un piso en propiedad (ríe).

R.- Salud mental, por ejemplo, es llegar a final de mes y poder pagar la electricidad es que nos comemos el coco tanto como los psiquiatras, psicólogos, pastillas y tal y cual, que se nos olvidan cosas muy básicas de esa pirámide de Maslow.

P.- Quiero hablar de adicciones. El doctor Gaona es director de Neurosalus, centro de desintoxicación de drogas, alcohol y juego. ¿Cuál es la droga más peligrosa que hay en la actualidad? 

R.- El alcohol. En España, por ejemplo, entre 8 mil o 10 mil personas mueren al año por temas de alcohol de manera directa. Ahí no hemos incluido el tema que hablamos anteriormente, como puede ser la violencia intrafamiliar, los accidentes laborales, los accidentes de automóvil. Yo estuve de asesor en la DGT con el tema de drogas y alcohol y de hecho me chupé montones de controles a pie de carretera en Galicia, Cataluña, en Andalucía, en Madrid también con la policía municipal. Pasamos muchas noches viendo qué es lo que sucedía en las carreteras y te das cuenta cuando empezamos hace unos años que era brutal.

El primer sancionado en España por consumo de drogas y de drogas fue un control en el que yo participé personalmente. Aquello ocurrió el 1 o 2 de enero, una fecha por antonomasia crítica. Fue en los alrededores de Barcelona hará ya unos 15 años más o menos. Me puse con los Mossos en el extrarradio de una especie de polígono industrial donde hay unos afterhours. Y había una especie de puente con cambio de rasante, entonces me acuerdo que llegó el primero y le hice los análisis. Recuerdo que dio positivo a éxtasis, anfetaminas, cocaína, cannabis y alcohol.

P.- Era una farmacia andante. 

R.- Pero luego nos dimos cuenta de que eso estaba sucediendo por todos lados. Ese era el primero, pero luego sucedía por todos lados. Lo que explica muchas veces lo vemos a diario, los muertos a altas horas de la madrugada. 

P.- ¿Ha probado las drogas alguna vez? 

R.- Esto puede que lo vea mi hija, entonces prefiero que lo lea en los libros. Diré en mi defensa que no tomo ni café al desayuno. 

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