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Maayan Eitan, el amor y la palabra bajo la atenta mirada de los hombres

Con su novela protagonizada por una prostituta, la autora israelí desprende un enorme lirismo y cierta musicalidad poética

Maayan Eitan, el amor y la palabra bajo la atenta mirada de los hombres

Fragmento de portada de 'Amor' de

A la escritora israelí Maayan Eitan le llevó más de un lustro terminar su primera novela. Cuenta ella misma que, aunque no muy extensa, trabajó en ella durante casi siete años, redactando y volviendo a reescribir cada palabra. «Tenía 26 años cuando escribí las primeras páginas y 33 cuando finalmente se publicó el libro –apunta–, así que puedes imaginar que estaba en lugares muy diferentes, que era casi una persona distinta cuando comencé y cuando terminé de escribir».

Lo de los lugares es literal. Los primeros acordes de la novela de Eitan coincidieron mientras se encontraba realizando un doctorado de literatura en una universidad americana que nunca terminó. «Después de unos años en Estados Unidos, estaba de vuelta en Tel Aviv, no tenía trabajo, estaba al borde del divorcio y me sentía muy perdida en general –comparte–. Así que comencé a escribir sintiendo esa aguda sensación de estar fuera de lugar sobre la que quería indagar. Sabía que quería escribir sobre un protagonista que estaba incluso más ‘al límite’ que yo, y que en general me interesaba escribir sobre la violencia que se infiltra en las relaciones entre mujeres y hombres. Ese fue mi punto de partida», rememora hoy.

Bajo la mirada de los hombres

Protagonizada por una prostituta que pone en evidencia el valor de la palabra, del amor y los conflictos de las relaciones entre hombres y mujeres, Maayan Eitan desprende un enorme lirismo, cierta musicalidad poética, en este debut que pronto se convirtió en todo un éxito de crítica y lectores en 2020 cuando se publicó en Israel. «Quería escribir una historia sobre lo que significa para su protagonista vivir bajo la mirada constante de los hombres –insiste–. Era importante crear una obra de ficción literaria y no escribir un manifiesto político, pero Amor (Editorial Periférica, 2022) es crítica con ciertos discursos sobre la sexualidad y las elecciones femeninas. Aunque Libby responde con desdén que ‘tenía ganas’ cuando le preguntan por qué eligió convertirse en prostituta, el libro sugiere que es una elección compleja». 

«Estaba aún más interesada en cómo Libby, cuando trata de dejar atrás su vida como prostituta, interpretaría las relaciones ‘normativas’ con los hombres», añade. ¿Sería posible para ella experimentar el amor, o incluso creer en el amor, después de experimentar la prostitución? «Lo que se sugiere en el libro es que en un mundo donde los cuerpos de las mujeres se compran y venden, ningún espacio está a salvo de la mercantilización y el abuso, incluso nuestras relaciones más preciadas».

«En un mundo donde los cuerpos de las mujeres se compran y venden, ningún espacio está a salvo de la mercantilización y el abuso, incluso nuestras relaciones más preciadas»

Maayan Eitan

Con todo, más de dos años después, celebra, todavía recibe mensajes de nuevos lectores y continúa participando en diferentes foros literarios y académicos para hablar sobre esta novela, Amor, que en España publica Periférica con traducción de Gerardo Lewin. «Libby está llena de contradicciones. Es a la vez una narradora poco fiable y una buscadora feroz de verdades. Arruina la posibilidad del amor como más lo desea. Y es difícil resistirse a su carisma y encanto mientras que, al mismo tiempo, es completamente autodestructiva e incluso peligrosa, al menos para sí misma», explica Maayan Eitan sobre su protagonista.

Además, Libby también es una artista de la huída: escapa del dolor, pero también de la felicidad. Hay momentos en la vida, asegura Eitan citando a Andréi Platónov, en los que tienes que escapar de la felicidad. «Ella está constantemente en movimiento y nunca permanece mucho tiempo en un lugar o con un hombre; de hecho, una de las líneas que se repite constantemente en el libro es: ‘Me salí de ahí’. Su ritmo rápido también es evidente por su uso de palabras, ya que siempre cambia historias y narraciones».

Maayan Eitan
Maayan Eitan, autora de ‘Amor’. | Foro: Silan Dallal. Cedida por la editorial.

La prostitución del lenguaje

Dividida en dos partes, Putas palabras y Amor, lo uno lleva a lo otro en la narración, o al revés, porque a medida que avanzamos por la ciudad de la mano de Libby, ella intenta una vida al margen de su profesión. Words are Whores, en inglés, es un verso del poema 1983, escrito en hebreo por el israelí Tuvya Ruebner, tras la trágica muerte de su hijo en un accidente. «El verso completo traducido es: las palabras son putas / después de la muerte / dicen que se fue / se perdió / se fue / invierno, verano, viento en los árboles, luz, aire», recita Eitan en inglés. 

«Cuando me encontré por primera vez con este poema pensé que resultaba un argumento muy inteligente sobre el uso del lenguaje frente a la catástrofe humana –explica–. En general, la poesía de Ruebner es famosa por su optimismo y este verso puede interpretarse en el sentido de que el lenguaje sigue expresando el poder de la vida –y del amor– incluso después de terribles pérdidas. Pero pienso que ‘las palabras son putas’ porque realmente hay algo de tortuoso en el hecho de que el lenguaje no se anule ni siquiera ante eventos traumáticos o en momentos en los que hubiéramos esperado que tal dolor nos silenciara. Mi protagonista en este sentido usa el lenguaje de la misma manera que un doliente todavía se ve obligado a usar la palabra». 

«El lenguaje tiene el poder de seducirnos. Y tal vez el lenguaje, como las putas, se usa repetidamente y, a menudo, se abusa de él»

Maayan Eitan

«Al tomar prestada esta metáfora –continúa–, quería aclarar desde el principio a los lectores que la historia se puede leer al pie de la letra, como una historia sobre una industria que trata violentamente los cuerpos de las mujeres, y también a un nivel más metafórico, en el que quería decir algo más general sobre las relaciones entre hombres y mujeres, pero también sobre la lengua y la literatura, y el amor. El lenguaje tiene el poder de seducirnos. Y tal vez el lenguaje, como las putas, se usa repetidamente y, a menudo, se abusa de él». En ese sentido, tercia, «creo que en esta secuencia, el amor que viene después de las palabras (que son putas), ya siempre está manchado».

Escrito en primera persona, Maayan Eitan salta de la segunda persona del plural de las primeras páginas –«os reíais como locas. Teníais las piernas largas, las tetas grandes, el vientre plano. No: estabais gordas. Veníais de hogares rotos, de familias adineradas, vuestros padres estaban locos el uno por el otro. Vuestro padre era contable, miembro de un kibutz, un sintecho, un profesor de Lingüística en la universidad»– a la voz de su protagonista, Libby, que repite como un mantra: «No soy guapa. Los hombres me miraban» o, más adelante, «te mentía». 

«Os reíais como locas. Teníais las piernas largas, las tetas grandes, el vientre plano. No: estabais gordas. Veníais de hogares rotos, de familias adineradas, vuestros padres estaban locos el uno por el otro. Vuestro padre era contable, miembro de un kibutz, un sintecho, un profesor de Lingüística en la universidad»

Maayan Eitan en las primeras páginas de ‘Amor’

De hecho, las palabras tienen una importancia esencial en este relato reescrito durante años, que juega a mentir y contar la verdad al instante, o al revés, que recuerda y fabula. «La verdad era otra mercancía», dice su protagonista. «Y no solo eso –apunta la escritora–, también dice que no tiene ningún interés en esa mercancía. Es decir, Libby se libera de la verdad, o del imperativo de decir la verdad. No significa que elija mentir a decir la verdad, no creo que Libby sea realmente una mentirosa, pero definitivamente elige liberarse de la rigidez de las narrativas directas. En su mundo, por ejemplo, ella puede saltar de un rascacielos alto y seguir viva», comenta Eitan.

E insiste: «Y sí, definitivamente comercializa con sus palabras como lo hace con su cuerpo, pero a pesar de que cambia constantemente las palabras, los significados y las narrativas, poco a poco también trata de acotar una historia sobre ella misma y su vida que siente que podrá contarse a sí misma. De todas formas, mientras intercambia las mismas palabras para describir tanto la prostitución como el amor, ¿qué otra opción tiene? Creo que Libby sabe que nunca se puede confiar plenamente en las palabras».

Maayan Eitan
Imagen de ‘Amor’ de Maayan Eitan vía Editorial Periférica.

Una historia sombría con un lenguaje hermoso

Admiradora de autoras como Virginia Woolf, Marguerite Duras, Jean Rhys, Toni Morrison, Anne Sexton o, en hebreo, Dahlia Ravikovitch y Orly Castel-Bloom, Maayan Eitan nombra también a los que considera sus Dead White Men (queridos hombres blancos): Shakespeare, Freud, Kafka, T.S. Eliot, Thomas Mann, Nabokov y Coetzee, además de sus más recientes lecturas, las novelas de Natalia Ginzburg o Tove Ditlevsen. «Siento que cada uno de estos escritores me hizo un poco mejor en lo que trato de hacer», asegura. Ávida lectora del bíblico Cantar de los cantares, la escritora estuvo a punto de escribir su tesis doctoral sobre la influencia de esta obra en los poemas hebreos de amor contemporáneos, así que no es de extrañar que haya quien encuentre cierto lirismo entre su prosa. «Si mi libro comparte un sentimiento similar con él, es en el sentido de que el amor, tanto en mi libro como en el texto bíblico, siempre es más evidente y vívido cuando nos evade», añade.

Pero su voz no se esconde, llama a las cosas por su nombre incluso cuando escribe sin rodeos sobre el sexo sin perder la fuerza de su lirismo. La escritora confiesa que fue una elección casi natural. «Relativamente pronto en mi proceso de escritura, me di cuenta del hecho de que el resultado era muy lírico y decidí jugar con él. El libro está lleno de referencias y alusiones al hebreo, y a la literatura y la poesía en general. Estaba muy influenciada por lo que leía, y leí mucha poesía en ese momento, lo que contagió mi escritura y le dio forma. Además, a medida que avanzaba, me di cuenta de lo sombría que era la historia que estaba contando y sentí que, si quería convencer a los lectores de que se quedaran con esta protagonista autodestructiva, realmente necesitaba hacer que el lenguaje fuera persuasivo, más estético y tan hermoso como fuera posible», revela.

«Lahiri compara la autotraducción con la autocirugía. En verdad, un cirujano enfermo no se operaría a sí mismo, pero eso es exactamente lo que hace una escritora cuando traduce su propio trabajo»

Maayan Eitan

Como dato curioso, cuando Amor se tradujo al inglés, Eitan que también se ha dedicado durante años a la traducción, no pudo evitar querer hacerlo ella misma sin pensar demasiado en lo que aquello implicaba. «Hace poco leí algo que dijo Jhumpa Lahiri sobre la autotraducción, que me gustó mucho. Lahiri compara la autotraducción con la autocirugía. En verdad, un cirujano enfermo no se operaría a sí mismo, pero eso es exactamente lo que hace una escritora cuando traduce su propio trabajo», reconoce.  No obstante, y aunque «antinatural», aquello le permitió mantener la musicalidad del texto. Por lo demás, no hubo grandes cambios, solo ‘americanizó’ algunas de las referencias culturales, como cambiar una popular canción infantil hebrea por una estadounidense. «Creo que todo traductor lamenta los significados perdidos y yo definitivamente lo hice», concluye. 

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