Cinco días de oscuridad con Sigri Sandberg
‘Oda a la oscuridad’ de Sigri Sandberg es un ensayo sobre los cinco días de la autora en la penumbra para superar sus miedos y contactar con la naturaleza
¿Cómo es la vida en la oscuridad? ¿Podrías vivir cinco días sin sol? A todos nos da miedo la oscuridad en menor o mayor medida, tal vez como resquicio de un temor atávico, pero lo cierto es que también hay cierto confort al cerrar los ojos o contemplar la noche estrellada. Hay quien afirma incluso que pertenece a los derechos de todos los humanos el ver un cielo estrellado.
Muchos de estos enigmas quedan iluminados en Oda a la oscuridad (Capitán Swing, 2022), un íntimo ensayo en el que la reportera Sigri se enfrenta a sus miedos y se sumerge cinco días en Finse, en el corazón de Noruega y con apenas trescientos habitantes, donde reina la noche y tienen inviernos como el del Ártico. En ese contexto ella entrevista a quienes son capaces de adaptarse a ese estilo de vida y desmenuza la construcción cultural de la oscuridad basada en la dualidad.
Al buscar matices sobre algo que damos tan por supuesto como son las jornadas lumínicas la autora invita a reflexionar hasta qué punto modificamos nuestro entorno con luces artificiales, en la enorme cantidad de contaminación lumínica, en los efectos de la luz artificial y en la necesidad física de oscuridad.
Sigri Sandberg (Noruega, 1975) es una periodista, fotógrafa y asesora escandinava que durante más de veinte años ha trabajado para varios medios de comunicación noruegos. Pasó varios años viviendo en la isla ártica de Svalbard y ha escrito varios libros sobre la naturaleza, la filosofía de la vida salvaje, el clima y las regiones polares. Ha publicado más de una veintena de libros, en 2017 recibió el premio al mejor reportaje en Noruega y combina toda esta actividad profesional con el yoga.
Las palabras de la autora funcionan en diálogo con las de otra escritora, Christiane Ritter, heroína polar como ninguna otra, a quien Sigri conoció en Svalbard y sobre quien no ha dejado de escribir sobre su vida como trampera en las montañas.
«La Dark Sky Association ha redactado una serie de consejos sobre cómo hablar con los vecinos y la administración para que atenúen ciertas luces molestas. Hablan de una movilización global para el cielo nocturno. Dicen que experimentar la noche real, un cielo iluminado de estrellas, es un derecho humano»
Miedo
El ensayo empieza ya con el primer día de la reportera en Finse. Es por eso que al charlar con ella quise conocer un poco más sus motivaciones. Sigri me aclaró que «siempre le ha dado miedo la oscuridad», que empezó a preguntarse por la esencia de tanto miedo y su mala reputación histórica, al tiempo que reflexionaba que quizás negándola perdíamos algo importante.
Añadió: «Siempre son estas preguntas las que me dan ganas de escribir, la escritura es una forma de preguntarse, una forma de estar en la vida. Y mis preguntas suelen ser sobre cosas relacionadas con la naturaleza, y con la relación de los humanos con la naturaleza. Intento escribir de manera que todos podamos ser conscientes de la belleza que hay en el mundo, en la naturaleza y en los procesos naturales».
Poética
Hay momentos en los que al ensayo parecen fallarle las palabras para describir matices que son puramente estéticos o culturales sobre la luz o su ausencia y es en esos momentos en los que la pluma de la autora recorre al uso de cierta poesía. Sigri, al ser preguntada, aseguró que fue difícil encontrar texto que superara las dicotomía básicas y que encontró la pista en el escritor noruego Jon Fosse, que escribe sobre conceptos como la «oscuridad brillante» u «oscuridad amable».
«La poesía suele decir algo que es difícil de contar en un lenguaje directo. Los poemas pueden crear una atmósfera y hacer que se entiendan cosas que tal vez no se puedan explicar. Para mí, la buena poesía es una cosa intermedia entre el lenguaje y el mundo real, es como la música, como el arte, como la naturaleza, hacen algo en tu cuerpo, en tus sentimientos, que es muy difícil de explicar, y a veces son mejores cuando no se interpretan. Así que sí, tal vez haya una poética de la luz y la oscuridad».
También forma parte de la propuesta poética del texto el hecho de que la autora decida emplear su propio cuerpo como referencia, cuando la tendencia habitual del reportero es a intentar desaparecer. A ella no le cuadra toda esta teoría de primero de periodismo; afirma que para escribir «debe sentir en su cuerpo» el tema, no sólo hechos e información, también diferentes «significados, sentimientos y experiencias»: «También he pensado que todos los escritores de alguna manera están escribiendo sobre ellos mismos aunque algunos lo ocultan muy bien. Creo que mi género, la no ficción narrativa o la escritura de la naturaleza, si quieres, es un intento honesto de no ocultarse a uno mismo».
Cerrando tanto la pregunta inicial sobre los cinco días de oscuridad como la cuestión de la técnica empleada en el ensayo, Sigri me recuerda la respuesta de una doctora en una entrevista del libro en la que se afirma que «somos más parecidos a las flores de lo que llegamos a creer». Añade: «Creo que los humanos hemos olvidado algo esencial, que somos naturaleza, y más concretamente: somos animales subtropicales, diurnos. Necesitamos tanto la luz como la oscuridad, tanto el día como la noche. Y tal vez esto es lo que todos buscamos, con o sin conciencia: encontrar el equilibrio entre la luz y la oscuridad, tanto en el interior como en el exterior de nuestro cuerpo».