Secretos de vampiros: así son las terroríficas criaturas que resucitan por Halloween
Un libro ilustrado nos revela varios datos del por qué seguimos deleitándonos con estos chupa sangre
«En los albores del tiempo, criaturas sedientas de sangre caminaban por la Tierra» afirma el libro de Julie Légerè, Elsa Whyte y Laura Pérez titulado Los secretos de los vampiros (Errata Naturae, 2022) en donde se desgrana, de una forma bastante amigable y rodeado de ilustraciones, cómo los vampiros poseen un gran espacio dentro de nuestro imaginario colectivo.
El libro comienza con un referente: la película de Jim Jarmush Solo los amantes sobreviven (2013) donde con una sola frase se desvela el mito para hacernos entender el narcisismo propio de lo vampírico: «¿Cómo puedes haber vivido tanto tiempo y seguir sin entenderlo? Esta obsesión con uno mismo es malgastar una vida que podría dedicarse a sobrevivir a las cosas, a apreciar la naturaleza, a nutrir la bondad y la amistad».
¿Hasta qué punto nuestra idealización del mito no tiene que ver con nuestra propia naturaleza oculta? Nuestra sombra vampírica es narcisista, así como el vampiro, ese no muerto, que siempre está pensando en alimentarse a costa de otros. ¿No es lo mismo que el reflejo de la sociedad en la actualidad?
Ese es el secreto de los vampiros sobre los vivos, nos consumen porque nos encantan, no solo como superstición, como mito, sino porque, simplemente, nos gusta mirarnos en el espejo del otro, ese que se nos asemeja. «Al igual que ocurre con el diablo, tú eres nuestro creador; y a través de nuestra historia, contaré también la tuya» afirman las autoras del libro. Pero, ¿cómo han llegado hasta eI siglo XXI esta obsesión? Ahí el secreto.
Los secretos de los vampiros
Los vampiros vagan por nuestras tierras desde hace siglos porque el anhelo de sangre fresca no se agota, por lo cual deben transformarse en múltiples figuras: diosa vengativa, muerto viviente ávido de sangre, monstruo refinado, una epidemia, etc. En 1818 el escritor y ocultista Collin de Plancy afirmaba que «gracias a la filosofía, los vampiros han pasado de moda», la frase se equivoca de época porque tal afirmación no tendría cabida en la Inglaterra victoriana donde el vampiro se hizo presente para exculpar nuestras sombras, las tradiciones conservadoras y ver nacer al mito dentro de la literatura irlandesa.
John Polidori publicaba Vampiro y Bram Stoker haría del vampiro una figura mítica pocos años después con su Drácula. Las críticas de la Inglaterra victoriana no fueron las primeras en ver al mito como superstición, otras culturas tenían sus propios vampiros, inclusive antes del siglo XVIII.
Las leyendas de vampiros en el mundo
El nukekubi
En Japón la leyenda del nukekubi es parte del rico imaginario japonés de Espíritus y monstruos. Este es una criatura vampira que, claro está adopta la apariencia de mujer y en las noches la cabeza se separa de su cuerpo que se sale para morder a los vivos. Su secreto de destrucción: matarla cuando está «ocupada en sus sangrientas tareas».
Moroi
Desde Rumania el Moroi es un niño que muere antes de ser bautizado o, que es el fruto de la unión de dos vampiros. Este hijo «ilegítimo», que puede transformarse en varios animales, mora por las noches al salir de su tumba para alimentarse de sangre de los vivos.
Jiang shi
Otra tradición asiática, esta vez en China, el jiang shi o ‘cadáver rígido’ es una mezcla entre zombie y vampiro que atrapa a los humanos con sus uñas largas ataviado, elegantemente, con un traje de mandarín o dama de la corte.
Adze
Los africanos también tienen sus vampiros en el folclore ewé. En Togo y en Ghana, tienen un vampiro muy particular que, inclusive podría levantar las más oscuras pesadillas en la actualidad; sus no muertos son insectos. El adze es un vampiro que adopta la forma de insecto inofensiva, muy parecida a una luciérnaga, y chupa a la sangre mientras los humanos duermen e, incluso, desde su forma de artrópodo puede controlar la mente humana.
Vrykolakas o Vukodlak
Este término utilizado en Grecia y Serbia designa a los vampiros de Europa del Este que se descubrían en las tumbas en perfecto estado pero con todas las ganas de saciar su hambre de sangre.
Soucouyant
En las Antillas el vampiro es un soucoyant que posee la figura de una anciana pero, en las noches, se convierte en bola de fuego. A través de las cerraduras y otros resquicios el soucouyant entra a las casas para beber la sangre de quienes duermen, convirtiéndolos también a ellos.
Yara-Ma-Yha-Who
A una distancia considerable de España, en los mitos aborígenes australianos, aparece el Yara-Ma-Yha-Who. Esta criatura se oculta entre las higueras y tiene un aspecto terriblemente desproporcionado: cabeza gigante y una boca grande y desdentada. Su aspecto vampírico se pone a prueba a través de las ventosas de sus manos y pies por donde absorbe la sangre de sus víctimas.
Upir
Típico de Polonia y Rusia el Upir es un vampiro que se describe como ‘brujo muerto’ que puede caminar a la luz del día. AL igual que el vurdalak, su mito se popularizó en Rusia debido a los relatos de Alexei Tolstói, quien escribió el Vampiro o Upir, cuento de terror considerado la primera historia moderna de vampiros en el idioma eslavo-oriental.
Manananggal
Al igual que el soucouyant de las Antillas, en Filipinas, la tradición mitológica vampírica también la encarna una anciana, pero sumamente hermosa, a la que llaman Manananggal. Con sus alas inmensas sobrevuela las ciudades buscando embarazadas dormidas a quienes atacar.
Strigoi
En Rumanía este es el nombre genérico de vampiro y posee una versión femenina llamada Striga. En Los secretos de los vampiros las autoras afirman que la leyenda dice “que si un perro o un gato pasa por encima del cuerpo de un muerto, este se transforma en strigoi”.
Tlahuelpuchi
Sí, este nombre azteca, que significa ‘sahumador luminoso’ es parte del imaginario de los vampiros en México. La Tlahuelpuchi está en el camino figurativo de una bruja y una vampira y puede transformarse también en animal o en humo para poder entrar a las casas de sus víctimas. Su coronación vampírica, como no siendo mujer, se da en la pubertad cuando manifiestan sus poderes y necesitan saciarse con sangre, en especial con recién nacidos.
Vurdalak
Los vampiros o vurdalak están descritos por Alexei Tolstói, mejor conocido como Camarada Conde, en el relato La familia vurdalak donde se explica que esta tipología de vampiro que ataca a sus amigos más íntimos o familiares. El vurdalak son mitologías nativas de Bosnia, Dalmacia -Croacia- y Hungría.
Obur
Este vampiro de Europa del Este, especificamente de Bulgaria, nace nueve días después de su fallecimiento, vagando de noche en forma de sombra. Luego de cuarenta días, casi al inversa de la tradición cristiana de la cuaresma, el obur puede tomar posesión de su cadaver y, a partir de ahí, comenzar a saciar su hambre con sangre para mantenerse con vida.
Nosferat
Posiblemente el nombre más conocido de esta lista gracias a la película Nosferatu de F.W. Murnau, pero que a pesar de lo conocido el término apunta a la controversia ya que puede tratarse de una mala traducción de la palabra necurat que designa a estos personajes vampíricos como sucios. Otra acepción del término pero en griego, nosophoros, lo asocia a «quien trae consigo la enfermedad».
El vampiro representa nuestros más íntimos miedos y deseos, no es de extrañar que se haya metamorfoseado a lo largo de los años, aumentando sus símbolos y contradicciones. Si hace años Bram Stoker generaba el mito, hoy día podemos verlo en figuras que brillan bajo el sol como los vampiros de Crepúsculo. Los vampiros nos hablan y son tan del siglo XXI, que son narradores del libro de Légère, White y Pérez, ellos «han hallado una faceta humana, y esta conciencia nueva nos brinda una alternativa que nuestros antepasados -los vampiros- nunca tuvieron: la de no quitaros la vida para prolongar la nuestra… Detrás de nuestra inmutable belleza, podemos sentir esa pasión que os mueve, y compartir con vosotros una parte de nuestra importunidad», allí el secreto de nuestra supervivencia.