El nuevo Museo del Prado remueve sus depósitos
«La tendencia ya no es abrir subsedes sino crear espacios donde la investigación, restauración y exhibición aporte a los museos y a sus colecciones nueva vida»
El director del Museo del Prado, Miguel Falomir, presenta esta mañana junto al ministro de Cultura, Miquel Iceta, y al presidente del Patronato del museo, Javier Solana, un proyecto que han llamado El Prado extendido que podría parecer lo que no es -la dispersión de las colecciones de nuestra principal institución- cuando en realidad es algo bien diferente y, por cierto, mucho más interesante.
Es sabido que el Prado tiene depositados en museos e instituciones españolas y en el extranjero -embajadas, consulados y otros organismos- unas 3.100 obras. Cantidad enorme si pensamos que en el museo se exponen en la actualidad poco más de 1.300. Un problema de espacio –en parte en vías de solución con la nueva ampliación– pero también de criterio. Es verdad que los depósitos tienen sentido, pero es también un hecho que éstos se han hecho mal, con un criterio unidireccional y que muchos años después se ha comprobado que no han funcionado.
Pongo un par de ejemplos. Ahora que se acercan las elecciones autonómicas y municipales, se han multiplicado las peticiones -no es que antes no las hubiera- de presidentes, alcaldes y responsables de los cabildos solicitando al Prado que abra una subsede en tal o cual ciudad o municipio. A muchos de ellos ha habido que responderles que, en esa misma ciudad, ya había un depósito del Prado, en el museo de bellas artes, o en otros museos e instituciones. No tenían ni idea. Pero de nada sirvió el argumento pues el político de turno se permitió en la siguiente rueda de prensa anunciar la apertura de una sucursal del Prado en su comunidad autónoma. Declaraciones que provocan las elecciones. Segundo, y quizá este es más doloroso: la mayoría de las instituciones y museos que se han beneficiado de estos depósitos los han guardado en sus almacenes. No los exhiben de manera habitual. Prefieren mostrar obras de sus pintores o escuelas autóctonas antes que colgar los cuadros prestados por el Prado.
Es un hecho que esta situación se ha repetido una y otra vez. Era una buena idea descentralizar y mostrar las obras en lugar de almacenarlas, pero aquellos depósitos -algunos centenarios- se hicieron mal. Un ejemplo. No tiene sentido que el Museo de Málaga -sede del mayor depósito del Prado en museos provinciales- tenga más de veinte cuadros de pintores asturianos en sus almacenes, cuadros que sin embargo podrían ocupar un lugar señalado en el Museo de Oviedo.
«El principal museo de España tiene una gran oportunidad. Sus colecciones se acercarán más a los ciudadanos y, sobre todo, se recuperarán nuevas piezas»
Recuerdo que hace unos años, con motivo de una visita a Las Palmas, en Gran Canaria, visité el Museo Casa de Colón. En el había -y hay- un depósito de cuadros del Prado. Uno de los cuadros que se exponían era un San Jerónimo con la autoría al pintor Esteban March (Valencia, 1610-1668). Le hice fotos con mi móvil y se las mandé a Javier Portús, conservador de pintura española del Prado. Solo conocía el cuadro por las reproducciones antiguas y bastante malas conservadas en la base de datos del museo. Llevaba depositado desde finales del XIX en aquel museo. Tras estudiarlo los expertos, resultó ser un Ribera joven de gran calidad que además procedía de la colección real. Hoy está colgado junto a otros cuadros de Ribera de la misma época.
Es un hecho que hay que remover los depósitos. Estudiar aquellas obras con nueva información y datos técnicos. Y sin duda hacer depósitos más racionales. Llevar los cuadros allí donde completen las colecciones, también para que puedan ser estudiados en otro contexto, donde sirvan para organizar exposiciones. Hacer publicaciones…
La tendencia hoy ya no es abrir subsedes -el Louvre está dando marcha atrás en sus proyectos descentralizadores– sino crear espacios donde la investigación, restauración y exhibición aporte a los museos y a sus colecciones nueva vida.
Por supuesto que ha habido instituciones que han valorado los depósitos del Prado. El Museo de Oviedo y el Víctor Balaguer en Vilanova i la Geltrú, son ejemplos de ello. Incluso este último celebró el segundo centenario del Prado como si fuera algo propio. Pero eso tampoco quita para que se reordenen las colecciones. El Museo de Jaén podría exhibir la colección de obras de Sebastián Martínez Domedel, pintor que desarrolló gran parte de su obra en la ciudad, y que no fácilmente salen de los almacenes del Prado.
El principal museo de España tiene una gran oportunidad. Sus colecciones se acercarán más a los ciudadanos y, sobre todo, se recuperarán nuevas piezas -habrá sorpresas- que harán aún más grande su colección.