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Opinión

Triste historia de nuestra cultura

«Nuestra clase política denota con sus deslices y descuidos una preocupante falta de fondo cultural y, en consecuencia, su falta de interés por la cultura»

Triste historia de nuestra cultura

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. | Europa Press

Ni Orwell escribió 1984 en 1984, ni Kenia es Senegal, ni Blas de Otero escribió que «De todas las historias de la historia, la más triste sin duda es la de España, porque termina mal». La pasada semana asistimos incrédulos a tres flagrantes pifias. Es mucho más grave que Feijóo confunda el título de la archiconocida obra de Orwell con el año de su publicación que el presidente padezca el síndrome de «si hoy es martes, esto es Bélgica». Pero, por si teníamos alguna  duda, el propio Sánchez se ha encargado de desvanecerla al atribuir unos versos de Gil de Biedma a Blas de Otero. Las tres anécdotas constituyen otros tantos indicios de la muy ostensible carencia de cultura de nuestros políticos y, en consecuencia, de su falta de interés por ella.

El líder del PP cometió el desliz en el pomposo Foro Global Youth Leadership, que se celebraba en el Palacio de la Magdalena, en Santander, Lo hizo mientras leía un discurso plagado de tópicos y citas a Churchill, Lincoln y hasta Lawrence de Arabia. En suma, un abusivo compendio de la Wikiquote. Le habrán inducido al error sus asesores, pero el líder debería ir, cuando menos, pensando en una renovación de su equipo cuando ya cuenta en su haber con una larga lista de trompicones: preguntar si Picasso era catalán, confundir el lugar de nacimiento Rosalía de Castro o trabucar las palabras galerna y caverna, dando lugar a un discurso sin pies ni cabeza.

Sus enemigos ya dicen que al líder gallego Madrid le viene demasiado grande. Aseguran que estaba acostumbrado a su tierra, «donde le bailaban el agua», y que le está costando enfrentarse a la «jauría mediática» de la capital, que no pasa ni una, más que las que comenten los de su cuerda.

«Y eso que Sánchez llevaba como asesora a su propia mujer, experta en asuntos africanos»

De Sánchez se ha alabado hasta la saciedad su fluido inglés. Bien está, pero no hay que olvidar aquel dicho de que se puede ser un monolingüe muy culto y un inculto en una gran variedad de idiomas. Senegal está en el Atlántico y Kenia en el Índico, Entre las capitales de ambos países median más de 8.000 kilómetros, todo un continente. Pues bien, nuestro presidente dijo en Nairobi no sólo que «España es un potencial aliado de Senegal», sino que además dio las gracias al presidente de Senegal en vez de su anfitrión. El propio William Ruto tuvo que recordarle dónde estaba, a lo que Sanchez respondió: «¡Oh, Kenia! Perdón, perdón». Y eso que llevaba como asesora a su propia mujer, experta en asuntos  africanos.

Estábamos a punto de disculparle el traspiés, debido sin duda a tantas horas de Falcon, cuando el domingo volvía a meter la pata. En la deslucida celebración del 40 aniversario de la llegada del PSOE al poder, atribuía a Blas de Otero los mencionados versos del celebrado poema de Gil de Biedma Triste Historia. ¿Otra vez los asesores? Esperanza Aguirre y Gil de Biedma no tardó en salir al paso: «Qué pena que no estuviera Alfonso Guerra».

Son sólo anécdotas, deslices, descuidos y hay que ser comprensivos. Al fin y al cabo, nuestros políticos son humanos y yerran. De acuerdo. Pero denotan una preocupante falta de fondo cultural en nuestra clase política que lleva a una desconfianza de los ciudadanos. Si se equivocan con esto, ¿qué no harán con asuntos más trascendentales? Lo demostraron con sus protocolarias y tópicas reacciones tras las muertes de dos escritores tan destacados como Javier Marías y Almudena Grandes. Ninguno fue capaz de profundizar en su importancia literaria, más allá de un tuit de trámite. Y algunos, ni siquiera.

Claro que para eso está el ministro de Cultura, en este caso Miquel Iceta, el mismo que no hace mucho animaba con entusiasmo a los tiktokers, para gran escándalo del mundo cultural. «El gran mérito que tenéis los tik-tokers»-dijo el ministro en el pasado Festival de San Sebastián- «es que os hacéis importantes para mucha gente; interesa saber vuestra opinión. Si vosotros recomendáis un libro, una película, un espectáculo, la gente tiende a ir porque se fía, porque confía…». 

«Vox convertiría el festival de Cine de Valladolid en un festival de pueblo»

A  propósito de festivales, no podemos pasar por alto la intervención del vicepresidente de Castilla y León en el reciente Festival de Valladolid. Juan García-Gallardo Frings (Vox) no sólo criticó que la Seminci se haya «desviado de su esencia» al apostar por «algunos proyectos puramente ideológicos, que estaban dirigidos a proveer de una ingeniería social de género y verde». Sino que, además, explicó cómo cree él, y se supone que su partido, que debe ser el certamen. Un festival. dijo, que «ponga en valor nuestra tierra, nuestra industria del cine y en definitiva dar a conocer al mundo lo que es Castilla y León, lo que son nuestros paisajes, lo que es nuestra gente y lo que es nuestra cultura». Lo que significaría convertir uno de nuestros más prestigiosos festivales internacionales, con 66 ediciones a sus espaldas, en un festival de pueblo. ¿Alguien se imagina el escándalo que provocaría, por ejemplo, que un político vasco pidiera que el Festival de San Sebastián pusiera en valor los paisajes guipuzcoanos y la cultura vasca?

Lejos están los tiempos en que dirigían nuestra cultura personalidades con las que podíamos no estar de acuerdo, pero de cuya solvencia cultural nadie dudaba. Ministros como  Carmen Alborch, Soledad Becerril, Jorge Semprún, Javier Solana  o César Antonio de Molina. Subsecretarios  como Pilar Miró, Javier Tussel o Luis Alberto de Cuenca. Directores generales como Fernando Méndez-Leite, Santos Juliá, Javier Tusell, Pilar Miró, Andrés Amorós o Adolfo Marsillach. Por citar solo unos pocos.

No sabemos si nuestros actuales dirigentes responden al nivel de la sociedad que nos ha tocado vivir o si la sociedad que nos ha tocado vivir es producto de unos dirigentes más preocupados por los contenidos de TikTok que por la Cultura. Lo que sí sabemos es que este es el nivel.

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